Capitalismo solidario
En un artículo anterior, escribí sobre el tema de la solidaridad de los venezolanos. El planteamiento básico era el de que contrariamente a lo que muchos compatriotas creen, somos de la gente menos solidaria del continente, a juzgar por nuestras propias respuestas a encuestas que se han hecho en todo el mundo. Específicamente, mencioné el caso de un estudio sobre generosidad en el mundo, el cual se hizo basado en una encuesta mundial de la empresa Gallup, en la que se le pregunta a la gente si ha donado tiempo o dinero a causas sociales o si ha ayudado a algún desconocido en el último mes. En esas encuestas, Venezuela sale muy mal.
Hoy resalto otro ángulo del tema. Es el hecho de que la sociedad con los porcentajes más altos en el mundo, de voluntariado social y de cooperación económica con causas sociales, es la sociedad norteamericana; la meca del capitalismo. Le siguen otros países igualmente capitalistas desarrollados. En lugares muy distantes aparecen sociedades en las cuales predominaron hasta no hace mucho tiempo regímenes socialistas como los países de la desaparecida Unión Soviética. ¿Sorpresa? Ni tanto. Carlos Marx intuyó y de alguna forma lo dijo, que el desarrollo espiritual del hombre requería de una sólida base material; de riqueza material. Solo cuando el hombre escapa de la miseria económica, puede su espíritu despegar hacia estadios superiores de grandeza. Por eso, cuando Marx abogó por el socialismo y el comunismo fue porque creyó que estos sistemas serían capaces de generar aun mayor riqueza material que el sistema capitalista; mejor distribuida y sin explotación. En eso se equivocó.
Al mirar el continente americano, para algunos socialistas puede ser una sorpresa ver que la sociedad con el menor voluntariado social es aquella donde un régimen revolucionario lleva doce años en el poder; mientras que donde éste más abunda es la de mayor desarrollo capitalista.