Brasil: ¿Inversionistas o contratistas?
Lula confunde o, mejor dicho, pretende que los venezolanos somos tan pendejos como para confundir, inversionistas con contratistas. Cuando habla del apoyo a la entrada de Venezuela en Mercosur destaca como trabajan en nuestro país tantas empresas Brasileñas. En el sector energético –dice-, en la construcción, en el transporte y las comunicaciones. Cualquier despistado pensaría que la inversión Brasileña en Venezuela está desbordada. Pero el tema en cuestión es que todas las empresas están ejecutando contratos para nuestro gobierno ¡y a que precio!
La empresa abanderada ha sido Odebrecht, la cual se ha cansado de ganar contratos en el país, con y sin licitación. Cualquiera diría que es la empresa constructora más eficiente del mundo. La obra emblemática ha sido el segundo puente del Orinoco (y creo que ya comenzaron el tercero), pero nadie sabe bien cuánto nos costó, dicen que 2.000 millones de dólares (lo único que pude encontrar sobre su costo fue en una página del Ministerio de información y Turismo que dice que la inversión “asciende a 800 millones de dólares más 1.200 millones de dólares destinados para la edificación de las autopistas y los enlaces”). Para hacer una comparación basta observar el viaducto Millau, en Francia (ver en Wikipedia), que es el más alto del mundo (340 m) y tiene 2.460 metros de largo. Pues bien, su costo fue “casi 400 millones de euros”, de modo que el nuestro, de acuerdo con lo que dicen, ha costado más del triple. Con obras así no es de extrañar que los brasileños alaben las bondades de nuestro país para la inversión privada. Yo creo que sería mucho mejor decir: para la privatización de los recursos públicos.
Pero ésta es sólo una de las obras que han logrado los magos Brasileños, también están los Metros de Caracas y Los Teques, sistemas de riego en el Zulia, la Central Hidroeléctrica Tocoma y tienen varios prospectos más. Todas como contratistas en proyectos en los que los costos no son transparentes y cualquiera que pregunte es tildado de amigo del imperialismo, cuando de quienes tenemos que cuidarnos es de los patriotas revolucionarios.
Habría que preguntarles a los brasileños: ¿Por qué Petrobras se retiró del proyecto de gas libre costa afuera Gran Mariscal de Ayacucho? ¿Por qué se retiraron también de su participación en la Faja del Orinoco? ¿Por qué no han explotado los yacimientos de gas libre en Cojedes (San Carlos y Tinaco), que recibieron con la compra de la empresa argentina Pérez Companc? Todos los retiros tienen un factor común, son proyectos en los que hay que poner dinero, es decir, invertir y ese tema no se les da bien a los brasileños en Venezuela. Es mejor seguir chupando como contratistas en proyectos mal gerenciados y financiados con descuido. Proyectos en los que, adicionalmente, la mayoría de los efectos encadenados se quedan en Brasil.
Lo que más molesta de este asunto es que se aprovechan de los delirios de grandeza de nuestro Patriarca y de su afán enfermizo de apoyar cualquier forma de integración latinoamericana en la que él sea protagonista ¡Vaya integración aquella en la que tu pagas y yo te construyo algo! Lo terrible es que si repasamos las iniciativas integradoras en las que nuestra nación ha participado, en todas sin excepción Venezuela es la que paga. Los beneficiarios están en Brasil, Argentina, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Ecuador y hasta Colombia y las islas del Caribe; sin contar a los pobres de Londres o Boston. En verdad da gusto hacer negocios con nosotros.
Es así amigo Lula, le agradecemos que apoye nuestra entrada a Mercosur y ojalá que entremos, pero no nos venga con el cuento de que Venezuela es amigable a la inversión privada porque eso es mentira. Venezuela es amigable para que se aprovechen de nuestra inflada renta petrolera y de la narcisista ingenuidad de nuestro Jefe.