Borrón y Cuenta Nueva ?
Muchos aún no alimentan el enorme daño causado al país por el drástico cambio en las reglas e instituciones económicas que se han ejecutado en estos años bajo una constitución que aliena los derechos económicos y sociales del individuo y del mercado, sobre el prejuicio colectivista de la utopía socialista. La constitución, el libro azul de Chávez, similar al verde de Kahdaffi o al rojo de Mao, al actuar como eje del complejo ideológico socialista al fortalecer el Estado y sacrificar el esfuerzo individual ha conformado una chaqueta de fuerza sobre la economía, cuya acción de limitar los derechos de propiedad restringe la inversión privada y el crecimiento económico.
Si lo que media en estas circunstancias políticas de perdida total de gobernabilidad y de anarquía social es un acuerdo nacional para re-institutucionalizar la República, es entonces necesario incorporar a ese potencial acuerdo nacional la reforma constitucional que permita el retorno de las normas de arbitraje en la economía a los mecanismos de mercado y competitividad en las decisiones económicas tanto del sector privado como del Estado.
Las rectificaciones, si realmente se le quiere acotar alguna credibilidad al Presidente cuando promete rectificar, deben comenzar por el reestablecimiento de una normativa constitucional que extraiga al país de la anarquía revolucionaria, que emerge de una constitución con múltiples interpretaciones que hace imposible un grado de predictabilidad jurídica en lo económico.
Ese marco constitucional en lo económico ha elevado de manera considerable los costos de transacción que se enfrentan por defensa de los derechos de propiedad, por un lado por la sobreintervención del Estado y del gobierno en la economía que se ha plasmado en leyes y decretos desestimulando la inversión privada; y por el otro por el debilitamiento del marco jurídico que enjuga los contratos e inhibe la inversión productiva.
Solo las grandes empresas, esencialmente multinacionales, y algunas nacionales, pueden enfrentar los altos costos de un marco jurídico intervensionista y restrictivo. El resto del capital nacional de pequeños y medianos empresarios no pueden costear los mencionados costos de transacción, por lo cual las deseconomías causadas impiden el crecimiento y la absorción de la oferta laboral que llega diariamente al mercado.
Un ejemplo lo constituye la cuantiosa salida de capitales de estos años, que aparte del riesgo macroeconómico básico que muestra un país insolvente como Venezuela, refleja simultáneamente el vacio institucional mencionado que ha exacerbado el riesgo que enfrenta un inversionista, pequeño o grande, mas allá, inclusive del riesgo implícito en la inversión.
Esto ocurre en un entorno global, donde hoy se compite con leyes, reglas de juego de calidad, y buen gobierno que estimulen a la gente a crear riqueza, es evidente que la pérdida de competitividad enajena las fuentes de la inversión y de los mercados de capitales a un país deficitario en recursos y tecnología. Pocos tienen estímulos para invertir en Venezuela mas allá de los niveles de inflación y subsistencia de sus propias empresas, con lo cual al mantenerse restringidos los niveles de capitalización las posibilidades de crear puestos de empleo disminuye drásticamente.
Allí están las causas del crecimiento del desempleo y de la informalidad en estos años de revolución bolivariana, aspectos estos relacionados directamente con el crecimiento de la pobreza en estos tiempos, y que el discurso político preñado de complejos ideológicos no permite que retrolaimenten las posibilidades de una corrección política.
Por ello, es importante, para darle credibilidad a la promesa de “rectificación” del Presidente, responsable directo del grado de postración económica, de la destrucción de instituciones, de la inestabilidad política y corrosión del orden jurídico de una economía de mercado, que se encamine un consenso nacional armado de una reforma de la constitución y de muchas leyes económicas aprobadas a la fecha, si se quiere reestablecer la confianza institucional que permita el retorno de los capitales y la inversión privada.
Cuando más temprano mejor, el cambio de las reglas de juego del totalitarismo económico contenido en la constitución y en muchas leyes es fundamental si el gobierno realmente comprende que la inversión privada y el retorno de la confianza son esenciales para mejorar la calidad de vida de la gente muy deteriorada por el absurdo histórico de una revolución política y económico convenida para crear un totalitarismo económico desde el Estado.
» Most people may prefer a free government,
but if by momentary discouragement or
temporary panic, or a fit of enthusiasm for
an individual, they can be induced to lay
their liberties at the feet of even a great
man, or trust him with powers to subvert
their institutions, in all these cases they
are unfit for liberty». John Stuart Mill
«The existence of a state is essential for
economic growth; the state, however, is
the source of man-made decline……»
«…The economies of scale associated
with devising a system of law, justice, and
defense are the basic underlying source
of civilization.» Douglas North