Bauxilum: el gobierno aplica el peor tipo de privatización
El “estatismo salvaje” aplicado por este gobierno a partir de 2004 bajo el eufemismo de “radicalizar la revolución”, ha resultado, como sabemos, en un rotundo fracaso. No hay una sola de nuestras empresas básicas que no esté en quiebra. Unas peor que otras pero todas con una brutal caída de producción, instalaciones y equipos dañados, miles de millones en pérdidas, toneladas de deudas laborales y con los proveedores. Masiva violación de los derechos laborales y de la contratación colectiva.
Bauxilum es una muestra clara de ese desastre estatista y aquí lo hemos demostrado hasta la saciedad sin que el departamento de propaganda político partidista (ilegal uso de la institucionalidad de la empresa) de Bauxilum lo haya podido desmentir. De 6 millones de toneladas de bauxita al año, se produce menos de la mitad. Ya van tres años seguidos en eso y cinco en caída libre. De 2 millones de toneladas de alúmina al año, la producción apenas llega a 1 millón 200 mil, si acaso. La Mina la han convertido en un depósito de chatarra. Ni se diga de los sistemas de transporte fluvial, carga y descarga. Eso da pena ajena.
La laguna de lodos rojos no ha colapsado ni ha causado un desastre ecológico sólo porque Dios es grande, por el esfuerzo tenaz de muchos trabajadores y porque como la producción está en el abismo, también los desechos en lodo son escasos. Nunca, ni en el gobierno más malo, se violó tanto el derecho a la contratación colectiva como lo han hecho estos falsos “socialistas”. Ese es el resumen -a pesar de los discursos faramalleros y la propaganda- el balance del “estatismo salvaje” que ellos llaman socialismo.
De nuevo dan bandazos. Pasan del peor estatismo a la peor de las formas de privatizar. Por tercera vez en menos de tres años hipotecan a Bauxilum con la transnacional más “polémica”: Glencore. Entregaron a Bauxilum en manos de Glencore hasta 2018, como acertadamente y con coraje tituló Correo del Caroní en su edición del miércoles. Queda comprometida la producción de 1 millón 380 mil toneladas de alúmina que deberá ser entregada a Glencore sin recibir pagos entre 2014 y 2018, dando continuidad a otro contrato semejante aprobado en 2009 por el cual se entregaba otro lote grande de 2 millones 350 mil toneladas de la producción de alúmina entre 2010 y 2013. ¡Todo esto lo hacen los “revolucionarios”! Con el aval de Chávez, ¡porque “el Comandante” sí sabe!
Es una privatización disfrazada, pero además el peor tipo de privatización, la que va más en contravía del interés nacional. Y todo en nombre del supuesto “socialismo” y de la “soberanía nacional”. La respuesta al fracaso del estatismo salvaje no puede ser la hipoteca de la empresa ni la entrega sin proteger el interés nacional. Es la peor forma de privatizar. Porque la transnacional sólo presta dinero a cambio de alúmina. El “lomito” para la transnacional que ni invierte ni arriesga.
En esta privatización, el chavismo le entrega a la transnacional un alto porcentaje de la producción futura, quedando lo justo para medio cumplir con la entrega de alúmina a una Venalum disminuida y negándonos toda exportación. ¿Qué pone la transnacional en este “convenio socialista”? ¿Viene aquí a invertir en recuperar plantas o en ampliar producción? No. Nada. ¿Viene a “meterse en la candela” de arriesgar y asumir problemas y responsabilidades? Tampoco. La transnacional anda feliz. Presta dinero que nunca se perderá y lo cobra con producto, es decir, con el sudor de los trabajadores venezolanos. ¡Que mantequilla! ¿Dónde queda la defensa del interés nacional?
Luego está el debate sobre el uso del dinero que cómodamente “prestará” Glencore. Se necesitaría que el 100% fuese destinado a inversiones para recuperar la planta al tope de la capacidad que ya tenía y que este gobierno desbarató en los últimos seis años. Y que entonces el gobierno de Chávez, de Sanz, Khan, Calvo y China respondan por las deudas a los trabajadores.
El gobierno arruinó a todas las empresas de Guayana con su abandono de las inversiones, con sus malas políticas industriales. Los desastrosos ministros y presidentes que mal manejaron a Guayana los nombró Chávez a pesar de tantas protestas. Pues que ahora dé la cara y responda. Que el gobierno pague lo que se le debe a los trabajadores. Y que destine recursos a la inversión para recuperar las empresas.
OJO. Que ya el anterior “préstamo” de Glencore se lo gastaron el gobierno y la directiva “socialista” de Bauxilum sin que al sol de hoy ni la mina ni la planta estén recuperadas. Esa fue la excusa en 2009. ¿Otra vez vienen con el mismo cuento chino?