Algunas reflexiones sobre un interesante tema abordado por el Dr. Ramón Espinasa
El 15 de los corrientes, fue publicado un trabajo titulado (%=Link(«http://analitica.com/va/economia/opinion/5935163.asp»,»Desempeño del Sector Petrolero 1997-2007 y Primer Semestre 2008 «)%) cuyo autor, el economista Ramón Espinasa, destaca unos resultados tan sorprendentes, en algunos aspectos, como contradictorios en otros.
Para centrar la discusión, es importante destacar que lo que dicho informe persigue es demostrar la veracidad de los datos reportados por la Agencia Internacional de Energía, en todo lo que se refiere a la producción y exportación venezolana y en particular, de Pdvsa, de hidrocarburos líquidos y sus derivados. Tal como ha sido amplia e incesantemente divulgado, especialmente durante los últimos tres años, la OPEP y la AIE (OCDE), han venido periódicamente reportando datos consistentemente diferentes de los que proporcionan las fuentes oficiales en nuestro país. Estas últimas, por su parte, han sido repetida y justificadamente puestas en duda, debido a la falta de transparencia que ha venido caracterizando la gestión oficial en general.
No obstante, para observar la objetividad, a la cual estamos éticamente obligados como investigadores académicos, no podemos dejar de reconocer, al mismo tiempo, dos aspectos fundamentales, sin los cuales nuestro análisis resultaría sin utilidad. Estos son:
a) Los datos estadísticos publicados por la AIE, respecto de los países miembro de la OPEP, son recabados y proporcionados por esta última. Esta información nos la suministró el ejecutivo de la AIE, encargado de su recopilación, en su sede de París.
b) Los datos estadísticos que aparecen periódicamente en los boletines de la OPEP, según lo admitido oficialmente por esta organización, provienen de “fuentes secundarias” no especificadas. Esto se debe, aparentemente, a la negligencia, poca claridad y destiempo, en el suministro de datos, imputables a MEM/Pdvsa.
Una vez aclarados los aspectos anteriores, entremos en materia. Lo primero que salta a la vista, en el informe Espinasa, es el hecho que al aceptar como cierta la información suministrada por la OPEP/AIE, (cf.: tabla nº 5), estaríamos absurdamente admitiendo que la caída, por mucho más fuerte, de la producción de Pdvsa, cercana a 900.000B/D, se habría producido entre 1997 y 2002. Recordemos que durante ese período nuestra principal empresa se encontraba aún dirigida, administrativa, técnica y logísticamente, por el mismo personal que fue despedido, a partir de mediados de 2003, en forma masiva después de la huelga,. En otras palabras, al distinguir los resultados de los dos quinquenios, encontramos que la producción total de Pdvsa, entre 1997 y 2002, se habría literalmente desplomado, al pasar de 3.150.000 B/D a 2.275.000 B/D, mientras que en los 5 años siguientes habría bajado en sólo 350.000 B/D adicionales para situarse, a fines del 2007, en 1.900.000 B/D. Esta simple constatación, induce a dudar de la confiabilidad de los datos suministrados por la OPEP/AIE, a los cuales se adhiere, probablemente sin proponérselo, R. Espinasa.
Pasemos ahora a analizar el consumo doméstico. En el informe Espinasa se afirma que el consumo eléctrico del país está estrechamente correlacionado con su crecimiento económico, el cual habría sido del 73%, en términos reales, entre 2002 y 2007. En consecuencia, el autor concluye que un aumento del 39% en el consumo de combustibles, para ese período, constituye una estimación más bien conservadora. Adicionalmente, R. Espinasa destaca la puesta en circulación de 1.166.000 nuevos vehículos durante ese mismo período. Finalmente, cita la insuficiencia de gas asociado, en el occidente del país, como factor causante de mayor consumo de hidrocarburos líquidos con fines de generación de electricidad.
A los tres puntos anteriores, debemos observar lo siguiente:
1) Es claramente contradictorio y difícilmente comprensible, el aceptar una producción considerablemente menor de petróleo, tal como lo publican la OPEP/AIE, a partir de fuentes “secundarias”, en comparación con la que informan el MEM/Pdvsa, mientras se acepta, sin discusión alguna, el dato supuestamente reportado por el BCV, según el cual se habría logrado un absurdo 73% de crecimiento económico, en términos reales, entre 2002 y 2007.
2) Si consideramos, prudencialmente, un consumo promedio de 7 lts/día (100Km/día), atribuible a cada vehículo nuevo incorporado a la circulación, así como una desincorporación de unas 20.000 unidades/año, desde 2002, obtenemos que el millón restante, de vehículos adicionales, sería responsable de un aumento de consumo equivalente a unos 44.000 B/D de gasolina. En consecuencia, parece factible y probable que el consumo doméstico de combustibles haya pasado, por ese sólo concepto, de 500.000 B/D en 2001 a 550.000 B/D en 2007.
3) En cuanto al mayor consumo de hidrocarburos líquidos en el occidente venezolano, destinado a reemplazar el gas con fines de generación eléctrica, contrariamente a las informaciones que ofrece el informe Espinasa, los datos fidedignos y actualizados de los cuales disponemos, nos indican que la falta de previsión de los dirigentes de las empresas e instituciones estatales, responsables del sector eléctrico, lejos de haber resuelto, siquiera parcialmente a base de la utilización de líquidos, la creciente escasez de dicho suministro, no han hecho sino empeorarla.
En efecto, no han sido todavía puestas en servicio las pocas unidades nuevas que el Ejecutivo viene anunciando año tras año. La mejor prueba de ello, la sufren diariamente, sobre todo los habitantes de los estados centrales y occidentales de Venezuela, debido a las continuas y cada vez más largas caídas de corriente. Afortunadamente, la abundancia de lluvias sobre nuestra represa de Guri y cuenca del Caroní, así como el continuo funcionamiento de las centrales hidroeléctricas, operadas por Edelca en Guayana, han permitido, a pesar de los problemas ocurridos en las líneas de transmisión de alto voltaje, seguir amortiguando las fallas de suministro eléctrico en el resto del país. Otro buen ejemplo que contradice un posible incremento importante de nuestro consumo doméstico de combustibles líquidos para generar electricidad, lo encontramos en la muy preocupante paralización, quasi total, ocurrida progresivamente en el transcurso de los últimos años, de las cinco grandes unidades de 200.000 Kilowatios c.u. de generación eléctrica de Cadafe – Planta Centro, los quemadores de cuyas calderas han siempre quemado fuel-oil.
El informe Espinasa menciona, además, como factor determinante del aumento de consumo de combustibles en el mercado nacional, la mera suposición que ante la escasez de suministro eléctrico confiable, las empresas tienden a su auto-generación. En este sentido, llama la atención que no se considere la información, repetidamente divulgada por Fedecámaras, relacionada con el cierre, en los últimos 9 años, de un número de empresas que representa aproximadamente la mitad de nuestro parque industrial. En cuanto a su remanente, a falta de información precisa, nos aventuramos a pensar que la falta de competitividad de ese sector, difícilmente le permite producir, en cantidades importantes y a un costo quizás mucho más elevado, su propia electricidad.
En resumen, de acuerdo a nuestra apreciación, la cual difiere sensiblemente de la presentada muy someramente en el informe objeto del presente análisis, estimamos que el crecimiento de consumo doméstico de combustibles, entre 2002 y 2007, no debería haber sido muy superior al 15%, situándose entonces actualmente en un volumen de aproximadamente 550.000 B/D, en lugar de 770.000 B/D estimados por R. Espinasa.
Por último, nos queda por evaluar la confiabilidad de la información de la OPEP/AIE contrapuesta a la del MEM/BCV/Pdvsa, relacionada con nuestras exportaciones de crudo y derivados.
A tal efecto, observamos, de nuevo con sorpresa, que según las fuentes “secundarias” de estos organismos, durante el primer quinquenio 1997 – 2002 es cuando se produce la mayor caída de nuestras exportaciones de crudo y derivados. La tabla nº 12 nos indica que de un total de 2.930.000 B/D, exportado en 1997, éste se redujo a 2.275.000 B/D en 2002 y luego a 1.790.000 B/D en 2007. De ser eso cierto, a nuestro juicio se habría producido, una vez más, un resultado difícilmente explicable, tal como lo expresáramos al constatar precedentemente, de acuerdo a las mismas fuentes de información, que algo similar habría ocurrido con nuestra producción total de hidrocarburos. Contrariamente a lo que se concluye en el informe Espinasa, en este capítulo, creemos que ella debería haber sido una razón más, para restarle credibilidad a las estimaciones hechas por los organismos internacionales ya nombrados.
Si nos atenemos a las estimaciones ya citadas, 1.360.000 B/D, en 2007, fue el volumen de crudo más derivados exportado a EE.UU. Adicionalmente, esa cantidad representaría, según R. Espinasa, el 85% de nuestras exportaciones totales, facturadas y realmente cobradas. De ello se deduce luego que al aplicar el precio promedio de nuestra cesta petrolera en 2007 – 65,6 $/B – al país le habría ingresado la suma de US$ 38,3 millardos, en lugar de los aprox. US$ 61,7 millardos declarados por el BCV/Pdvsa.
¿Luce factible que dichos organismos puedan sostener por mucho tiempo un error o engaño de tal magnitud? Veamos:
Por una parte, nuestras importaciones el año pasado, según el BCV, superaron la cifra record de US$ 44.5 millardos. A eso, hay que agregarle ciertas transferencias unilaterales para sufragar contribuciones a “países amigos”, así como otras destinadas al pago de armamento ruso. En total, no estaríamos muy lejos de la realidad si estimáramos un egreso nacional total cercano a los US$ 50 millardos. De esa cuenta de “gran pulpero” se desprende que nuestra balanza en cuenta corriente debería haber reflejado un déficit de unos US$ 12 millardos. En cambio, según el BCV y aceptado por The Economist Intellience Unit, entre otros, ocurrió exactamente lo contrario,. Ello fue, además, corroborado por el leve aumento experimentado en las reservas internacionales del BCV cuyo saldo, al 31/12/2007 se mantuvo por encima de los US$ 31 millardos.
Por otra parte, los ingresos del gobierno, por concepto de impuestos, royalties y dividendos, provenientes de la actividad petrolera, fueron de US$ 29.776 millones, lo cual tiende a confirmar la veracidad de los ingresos por exportación de crudo y derivados, aportadas por el BCV/MEM/Pdvsa. Por último, el innegable y considerable aumento del circulante (M1 y M2) que contribuye a acelerar gravemente, muy por encima de lo admitido oficialmente, nuestro actual proceso inflacionario, tienden a demostrar fehacientemente que las cifras de exportación e ingresos nacionales corresponden razonablemente a las que han venido informando los diferentes organismos oficiales.
Una información reciente que confirma lo anterior, se refiere a lo ya otorgado por CADIVI y el BCV, durante los primeros 8 meses de este año, por concepto de divisas destinadas a las importaciones y otros fines,. Esta cifra es de US$ 31.7 millardos la cual, extrapolada a los 12 meses del año, arrojará una nueva cifra sin precedentes cercana a US$ 50 millardos. Las reservas detenidas por el BCV, por su lado, se encuentran ya muy próximas a superar los US$ 40 millardos, cifra ésta también sin precedentes. Según lo que se ha filtrado de CADIVI, el aumento anteriormente citado, a pesar de la reducción de la importación de vehículos ordenada por el Ejecutivo nacional a fines del año pasado, es en buena parte debido al incremento del 104%, experimentado, este año, en el valor de importación de alimentos.
A raíz de nuestra propia investigación, hemos encontrado discrepancias que modifican, de manera ciertamente importante, las cifras de exportación de hidrocarburos líquidos sobre las cuales se basa el informe Espinasa. En efecto, su autor enfatiza que “las ventas de Pdvsa, fuera de los EUA, son prácticamente despreciables” y “Las exportaciones a EUA generan la casi totalidad del ingreso en efectivo por exportaciones de petróleo de Venezuela”. De acuerdo al resultado de nuestra investigación, en cambio, hemos encontrado que nuestras exportaciones, fuera de los EE.UU. distan mucho de ser insignificantes, aún cuando se reconoce que, sin duda alguna, ese mercado es por mucho el más importante, tanto cuantitativa como cualitativamente. En resumen, los resultados obtenidos para 2007 (crudo más derivados) fueron los siguientes (x 1000 B/D):
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Con base en lo anterior, aún después de reducir en un 60% las cifras correspondientes a las exportaciones facturadas a los Estados caribeños y de América central, para de esa manera compensar por el 60% de su valor, financiado a 17 o más años, el total de ingresos reales, efectivos, en 2007, se habría reducido a:
2.628.000 B/D x 65,6$/B x 365 días/año = US$ 62.83 millardos
Tal como se puede fácilmente observar, no es coincidencia que la suma total resultante sea casi idéntica a la publicada por los diferentes organismos involucrados – BCV, MEM, PDVSA. No obstante, se hace necesario proceder a un importante ajuste, curiosamente ignorado por los diferentes analistas hasta ahora. Nos referimos al hecho de haber PDVSA importado, en 2007, crudo y productos por valor de US$ 7.1 millardos que a razón del precio promedio de US$ 65,6/B, previamente utilizado en nuestros cálculos para ese año, corresponde a unos 297.000B/D. En consecuencia, para poder calcular exactamente nuestra producción, en 2007, debemos añadir al total de exportaciones, el consumo doméstico y deducir finalmente el volumen importado. De esa forma tendremos:
2.752.000 + 550.000 – 297.000 = 3.005.000 B/D
Para concluir, creemos oportuno insistir nuevamente acerca de la conveniencia de reconocer, pese a todas sus fallas y evidente falta de transparencia en su gestión, la verdadera capacidad actual de producción de PDVSA. En todo caso, también es justo recordar que ella representa una reducción significativa, si se le compara con el nivel alcanzado en la segunda mitad de la década de los 90, cuando su capacidad productiva se situaba sobre los 3.5 y posiblemente cerca de los 4 millones de B/D.
El hecho de no reconocer la aún enorme capacidad de generación de divisas de nuestra principal empresa nacional, puede involuntariamente inducir a una gran parte de la población votante del país a asumir una actitud pasiva, en la creencia, evidentemente tan errada como peligrosa, que motivado a una reducción acelerada y sostenida de nuestra producción y exportación de hidrocarburos, el actual gobierno no podrá mantener “a punta de real” y populismo demagógico, por mucho más tiempo, su persistente aún cuando decreciente popularidad.
*Ing. Químico – University of Oklahoma (1958)
PhD. en Ciencias Económicas – Université Paris IX-Dauphine (2000)
Investigador Asociado a la Escuela Doctoral – Université Paris IX-Dauphine
Investigador Asociado al EURISCO