Agua, electricidad y gas en la Venezuela del siglo XXI
Para avanzar hacia la justicia distributiva y social que tanta falta hace y establecer valores y costumbres cónsonos con la Venezuela del siglo XXI, necesitamos complementar cambios en el transporte de pasajeros con cambios en los servicios de agua, electricidad y gas.
Mientras el transporte de pasajeros es un servicio transparente que no se presta para derroche y despilfarro cuando es gratuito (o subsidiado como en Nueva Orleáns), lo contrario ocurre con los servicios de agua, electricidad y gas. Respecto al consumo de agua, cuando se cobra en el condominio mensual de un edificio multi-familiar y no se paga individualmente por cantidad usada, o cuando no se cobra porque proviene del pozo de una residencia privada uni- o multi- familiar, se percibe como gratis (primer caso) o es gratis (segundo caso) y no se corrigen botes de agua en los baños y cocinas, familias pequeñas pagan por lo que consumen familias grandes y, lo que es peor, un recurso de propiedad colectiva se privatiza y derrocha sin compensación alguna.
En el caso de la electricidad, el derroche ocurre en oficinas públicas y privadas con luces encendidas innecesariamente durante el día, durante la noche después del cierre y los fines de semana. Pero también ocurre en edificios residenciales que incluyen el consumo de luz en el pago mensual del condominio, como es muy común en EUA, donde también ocurre con el gas y los afectados olvidan o dilatan corregir filtraciones de aire en puertas y ventanas, gastando innecesariamente gas para calentamiento cuando hace frío y electricidad para enfriamiento cuando hace calor.
Todo esto, además del impacto regresivo sobre la distribución del ingreso, distorsiona valores y principios éticos. Y en el caso del pozo de agua, produce enriquecimiento indebido a través del trasiego innecesario de propiedad colectiva a propiedad privada.
Y no hay que olvidar que el agua, la electricidad y el gas son importantes insumos de producción, no así el transporte de pasajeros. Es muy difícil abusar del transporte de pasajeros gratis o subsidiado. Es muy fácil abusar del agua, la electricidad y el gas subsidiados y más aún gratis.
En el caso del gas y la gasolina, estos también se prestan para el abuso, desperdicio y despilfarro, alimentando además el contrabando y la corrupción con sus ventas al exterior si son gratis o se les subsidia exageradamente. Y en cuanto al teléfono, es gratis con programas como GIZMO y SKYPE que hoy dependen de la computadora, pero mañana podrían depender de la voluntad. El costo de la comunicación no depende de la distancia ni del tiempo utilizado.