A un año de la hiperinflación, la economía criolla solo exhibe miseria
Al efectuar un balance en el comportamiento de la espiral hiperinflacionaria, analistas advierten que se han batido todas las cifras históricas nunca vistas en un país de Latinoamérica.
En efecto, el presidente de la Comisión Permanente de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), Rafael Guzmán reiteró esta semana que la economía venezolana cerrará el presente año con una inflación por encima del millón por ciento. “Estos son los récords de Maduro: tragedia y miseria”, sentenció.
Por su parte, el economista Luis Zambrano Sequín resaltó que a partir del 2013 se inició un proceso de erosión de los ingresos reales y desde el 2017 es cuando la inflación alcanza niveles oficialmente reconocidos como hiperinflacionarios.
A su juicio, con la hiperinflación, “se evaporó el salario y no ha podido recuperarse, ni creo que se pueda recuperar ni el corto ni mediano plazo”.
Sostuvo que es muy difícil ganarle a los procesos hiperinflacionarios “y esa es la razón por la que suelen no durar mucho, es un escenario donde nadie gana, ni siquiera el Gobierno que es el principal factor que lo genera”.
Enfatizó que para las personas es casi imposible defenderse de este fenómeno “porque no hay forma ni siquiera indexando los salarios puedes ganarle a ese proceso”.
¿Cuál es la solución?
Varios expertos en el tema coinciden en señalar que la solución a la hiperinflación pasa por un cambio político.
En este sentido, Zambrano Sequín destacó que “los macroeconomistas más o menos sabemos cómo salir de esto, sabemos cuáles son las correcciones que hay que hacer, pero el tema es que esas reformas puedan ser políticamente potables y eso depende muchísimo de las circunstancias internas del país y, en el caso venezolano ese aspecto del asunto, el institucional y el político, complica todo”.
Esta semana, en entrevista con César Miguel Rondón alertó que “Venezuela va a entrar en una fase de una creciente inestabilidad política el año que viene, y cómo se va a resolver no está todavía muy claro pero es evidente que hemos perdido mucha institucionalidad y capacidad el país y la sociedad venezolana para arbitrar los conflictos distributivos y políticos y eso es lo que está haciendo alargar esta situación hiperinflacionaria”.
Bajo su óptica, “el gobierno va a seguir descansando en la emisión y el financiamiento monetario porque por un lado necesita gastar más si la inestabilidad es mayor y por otro, tiene cada vez menos posibilidades de obtener recursos no inflacionarios para mantener el nivel de gastos y lidiar con la situación política y social que tiene”.
Al respecto, recalcó que el proceso hiperinflacionario criollo es “el más veloz” de los registrados en otros países de América Latina en el siglo XX y en el XXI. “La tasa a la que están creciendo los precios es mucho más alta que lo que se registró en los otros episodios hiperinflacionarios de la región”.
Por su parte, el economista y parlamentario Ángel Alvarado expresó que “por el comportamiento que tienen los precios, no descartamos que al cierre del 2018 la inflación sea cercana a 3 millones por ciento”.
En la llaga
La inflación se produce cuando el Banco Central genera dinero más rápido que el incremento de la producción de bienes y servicios. Cuando los ingresos fiscales son menores a los egresos, los gobiernos obligan a los Bancos Centrales a emitir dinero para pagar los gastos que el Estado no puede cubrir con sus ingresos o la emisión de deuda.
La substancial secuela de la hiperinflación es el desarrollo súbito de la pobreza, pues los ingresos en términos reales se rezagan y los ciudadanos pierden capacidad de compra.
La hiperinflación destruye la calidad de información que ofrecen los precios y genera ineficiencias en la asignación de recursos.
De acuerdo con el economista Asdrúbal Oliveros, el costo de la vida en dólares en Venezuela entre noviembre de 2017 y noviembre 2018 subió 540,7%.
La razón la supedita “al rezago cambiario entre inflación y devaluación, que algunos confunden con ‘inflación en dólares’. En la práctica, se sienten iguales, pero son conceptualmente diferentes”.
El economista señaló que el dólar es una divisa estable, apetecible por todos. “Lo que sucede es que como la inflación va más rápida que la devaluación del tipo de cambio, hay un rezago cambiario y la vida se encarece en dólares. Es decir, las cosas en bolívares suben mucho más agresivamente que lo que sube el tipo de cambio y esto hace que tengamos que cambiar más dólares para comprar las mismas cosas”.
Concluyó que “una distorsión atípica, producto de nuestra hiperinflación y que provoca que ya no solo hay que tomar en cuenta la devaluación sino la inflación en la estrategia de fijación de precios y salarios. Siempre es retador hablar de economía en este país”.