Economía

2001 una esperanza para salir de la crisis económica

La crisis económica que tuvo que soportar el pueblo venezolano durante todo el años 1999 y parte del 2000 aparentemente ha sido superada gracias a los mayores ingresos producidos por los hidrocarburos. El gobierno del Presidente Chávez, tuvo más de un éxito económico y este fue logrado gracias al liderazgo ejercido por Alí Rodríguez y el propio Presidente en la OPEP. Convencer a países que tienen de común solamente un inmenso odio tribal para apoyar una causa común, la causa de la OPEP, seguramente hará pasar a nuestro ex Ministro de Energía y Minas y al Presidente Chávez a la historia de dichos países.

A partir de 1983 Venezuela fue acumulando serios problemas estructurales en su economía, cuestión que no podía pasar desapercibida para el pueblo, el cual, obviamente, le cobró sus errores a adecos y copeyanos, aunque los masistas también tuvieron un rol importante en la creación de la crisis económica más grande que ha tenido esta nación en su historia política moderna.

El gobierno central destinó gran parte de los ingresos petroleros al recientemente creado Fondo de Inversión Para la Estabilización Macroeconómica (F.I.E.M.), cuyas reservas cerraron en casi 4 millardos de dólares al terminar el año 2000. Por otro lado, también el ingreso extraordinario de “petrodólares” permitió una gran expansión del gasto público que sin embargo y a pesar de los errores del Ministro de Finanzas Rojas, cerró con un superávit de un 3% aproximadamente del PIB, claro, gracias a los ingresos de PDVSA.

El gobierno central gastó más dinero que nunca en la historia y sin embargo esto no se reflejó ni en empleo, ni en activación del sector comercio ni productivo. A este gasto contribuyó el aumento de salarios anunciado el 1° de Mayo y que no se comenzó a cancelar hasta pocos días antes de las elecciones de julio y no por coincidencia. Gracias a esto, las cuentas del gobierno central cerraron con un déficit de casi 1,5% del PIB, lo cual significó que hubo que recurrir a más endeudamiento interno por medio de la emisión inorgánica, por medio de Bonos de la deuda Pública emitidos por el Banco Central de Venezuela (BCV); sin embargo, este endeudamiento fue menor al del año 1999 pues esta vez el gobierno recurrió al expediente del endeudamiento externo cuestión que el país no hacía desde 1998. Lo increíble de todo esto es que a pesar del endeudamiento, éste como porcentaje del PIB fue muy inferior al de 1995 ya que para entonces alcanzaba a un 55% para colocarse en menos de un 20% en el año 2000.

El BCV recibió una considerable masa de depósitos gracias al superávit del sector público. Sin embargo mucho de esto se debió, tal como lo denunciaron los gobernadores en su momento, al que el Ministerio de Finanzas no afianzó ni entregó el dinero necesario para cumplir con los compromisos, planes e inversiones de las regiones, situación que pronunció la curva del desempleo real a porcentajes sin precedentes, aumentando la cifra de subempleados o de trabajadores informalizados.

Por otra parte, PDVSA trasladó su depósitos en la banca privada al BCV; esta medida fue considerada completamente política y de hecho lo fue, pues con ella se consiguió disminuir la presión sobre el bolívar aliviando la liquidez del sistema financiero lo cual controló en gran medida el proceso inflacionario; esto significó también el aumento de la deuda social al contraer la economía, en especial, en el sector privado del comercio y la industria que vieron mermar sus ventas hasta en un 40%.

Por otro lado, el gobierno eliminó los tristemente famosos Títulos de Estabilización Monetaria (TEM) que se habían transformado en el salvavidas del sistema bancario que solamente invertía en estos instrumentos. Así, con este cambio de política monetaria, el gobierno, muy acertadamente hizo que las operaciones financieras dependieran casi exclusivamente de los bonos de la deuda pública. Con todo esto la base monetaria del país registró un aumento interanual de un 25% aumentando en la misma proporción tanto el M1 (liquidez en sentido estricto), como el M2 (liquidez en el sentido amplio).

Las tasas de interés, unas de las más perversas del mundo, que han logrado sumar desesperanza al sector productivo, en especial a la PYMI y a las Microempresas, siguieron manteniendo un diferencial a todas luces usurero. La inflación logró influir la baja de éstas y sin embargo se mantuvieron excesivamente altas. Solamente perdieron 4,1/2 puntos las activas para colocarse en promedio alrededor del 24%, mientras que las pasivas perdieron 3 ¼ puntos para llegar a un 12% lo cual coloca a los ahorristas en evidente desventaja pues la inflación alcanzó un 14.2%.

Gracias también a las entradas de PDVSA, el bolívar se mantuvo dentro de las bandas de flotación fijadas por el BCV; esta vez, sin embargo, el dólar siempre se mantuvo por debajo de la banda superior y el bolívar se apreció en términos reales, pasando durante el año de un inicio de 648 bolívares por dólar a 700 bolívares. En otras palabras, el bolívar se revaluó en aproximadamente un 6,77% en términos reales lo cual significó un éxito rotundo en la política cambiaria.

El PIB, debido en especial al impulso dado por el aumento del gasto público se recuperó gradualmente a pesar de que muchos analistas decían que esta recuperación sería imposible. La demanda agregada interna producida por el gasto público, en especial el originado con motivo a la tragedia de Vargas y Miranda (además de otros estados en menor escala), debido a las fuertes tormentas y lluvias de diciembre de 1999 y al aumento de las exportaciones, en especial la petrolera (en términos de divisas) fueron sin duda la razón del aumento del PIB del año 2000 en un 3,2%. Sin embargo, el aumento del PIB pudo haber sido mucho mayor se no se hubieran originados grandes retrasos debido a la impericia, falta de planificadores, saturación burocrática y clientelismo en el programa de obras públicas. De las planeadas y ofrecidas 50 mil viviendas dignas para el año 2000, sólo se pudieron entregar un poco más de 28 mil unidades las cuales ni siquiera fueron tan dignas y no pasaron de ser otra cosa que algo un poco mejor que las tristemente famosas “soluciones habitacionales” de los gobiernos de la Cuarta República.

La inflación, que como se sabe no baja pues dejaría de ser inflación, tuvo una sostenida desaceleración y se desaceleró precisamente gracias a la fortaleza del bolívar con respecto al dólar; esto permitió, sin duda, que las importaciones, en especial alimentos, se mantuvieran con precios a la par del relativo encarecimiento cambiario. Así, la inflación se situó en un 14,2% cumpliéndose cuatro años en que ésta se mantiene en dos dígitos desde el 103% registrado en 1996. Sin embargo, el hecho que la paridad cambiaria no sufriera mayores cambios y que el bolívar se haya apreciado, no es la única razón de la menor inflación. Hay que reconocer y considerar que el 81% de pobreza crítica, hasta ahora inamovible , ya por tres años consecutivos, ha significado que no ha habido presión sobre la demanda de bienes y servicios, en especial en el sector alimenticio que este año tuvo una caída de más de un 30% en sus ventas y en el sector farmacéutico, ferretero y de vestuario y calzado que experimentaron bajas en sus ventas de hasta un 40%. Esto significó, que en muchos casos los comerciantes asfixiados por sus deudas al sector bancario, el cual mantiene cuentas incobrables por hasta un 18% de sus carteras crediticias, hayan tenido que vender a precios muy cercanos al costo, descapitalizándose totalmente lo que significó el quiebre de más de 3.000 pequeñas y medianas empresas y cerca de 12.000 microempresas durante el año.

Según la Oficina Central de Estadísticas y Censos (OCEI) y el BCV, el desempleo cayó de un 14,9% en 1999 a un 14,6% en el 2000. De acuerdo a serias encuestas realizadas por el sector privado (ONG’s) el desempleo, que ha sido uno de los fracasos más grandes de la política económica del gobierno, se ubica en un 28% para los trabajadores informales que no llegan a 4,6 millones, mientras que 5,6 millones de trabajadores se ubican en el sector informal de la economía de los cuales unos 3,5 millones son trabajadores casuales o buhoneros que no siempre perciben una renta por su trabajo. La buhonería aumentó en más de un 25% durante el año 2000, y esto ha permitido a los organismos estadísticos adulterar la verdadera magnitud del desempleo en el país.

Las cuentas externas de la nación, como ya lo hemos dicho, tuvieron una extraordinaria mejoría debido a la entrada de divisas petroleras, las cuales llegaron a un máximo histórico; jamás la renta petrolera en la nación había sido tan alta como la del año 2000. Las exportaciones no tradicionales aumentaron debido a la contracción del mercado interno, en un 30% aproximadamente, llegando a colocarse el valor total de las exportaciones por sobre los 34 millardos de dólares. La importaciones, por su parte crecieron también en más de un 30%; sin embargo, no se consideran las importaciones “invisibles” no controladas por el SENIAT (organismo que resultó ser totalmente inoperante y corrupto) y que invaden las calles de las ciudades de Venezuela por medio de la buhonería, bazares, quincallas, etc. que han logrado por medio de “aduanas paralelas” ingresar un cantidad similar de mercancías a la que ingresa en forma legal. Venezuela se ha transformado así en el país preferido por las mafias de la droga que centrifugan su dinero mediante estos ilegales procedimientos de importación. Se calcula que las divisas ilegales que se mueven en el país como producto del lavado de dólares, los fraudes aduanales, el contrabando y la corrupción equivalen al 15% del PIB. Otra de las razones para considerar la alta tasa de importaciones es que el país no ha logrado los objetivos trazados en política agro alimenticia; el campo sigue semi abandonado, los productores no obtienen ni préstamos, ni asistencia ni protección. Tenemos que importar un 30% de lo que comemos, producimos el otro 30% que consumimos y el otro 30% es hambre; así de simple.

A pesar de todo esto, el superávit de cuenta corriente casi llegó a 14 millardos de dólares, lo cual equivale a un 13% del PIB. La fuga de capitales legales y el servicio de la deuda externa, significaron, por otra parte, que la balanza financiera cerrara con un déficit de 7,5 millardos de dólares. La inversión extranjera, considerada voluminosa por muchos analistas y burócratas fue de apenas 3,4 millardos de dólares, lo cual no compensó las salidas de capitales por otros conceptos. Sin embargo, la balanza global logró una ganancia de 6,4 millardos de dólares, lo cual produjo reservas históricas al consolidarse estas en cerca de 17 millardos de dólares en el BCV y cerca de 4 millardos en el FIEM.

¿Qué puede pasar bajo este panorama? – Obviamente, habiendo algunos resultados positivos en los indicadores macroeconómicos, no hay que olvidarse que la caída del PIB en 1999 fue extremadamente grave como para cantar victoria. La nación requiere de un crecimiento mínimo de un 7% anual durante una década al menos para lograr recobrar los indicadores económicos. La agobiante deuda externa, la cual se coloca en poco más de 35 millardos de dólares, ha probado ser impagable. El gobierno deberá buscar soluciones a este problema mediante la condonación por inversión directa o mediante una revisión y moratoria haciendo un frente común con los demás países deudores.

La pobreza real existente en el país nos sitúa en el Cuarto Mundo. La globalización económica nos ataca en forma directa por medio de inversiones que no son otra cosa que compras; es decir las empresas cambian a sus dueños nacionales por dueños extranjeros pero no hay inversión ni desarrollista ni evolucionista en términos de proveer mayores fuentes de empleo y mejores técnicas de producción. La apertura telefónica, como ha sido elaborada, no es otra cosa que creadora de monopolios tecnificados por áreas de comunicación. La verdadera competitividad estriba en la posibilidad de libre competencia de todos contra todos y no como se está fraguando en la nación. ¿Cómo puede competir una empresa que comunica por señales de radio con otra que comunica por satélite y otra por cables? – Obviamente estamos hablando de sistemas diferentes y por lo tanto allí no puede existir competitividad.

Las inversiones en los campos petroleros son casi todas a largo plazo. No son creadoras de empleo masificado. Al país, por otro lado, en los actuales momentos, no le conviene aumentar la producción de crudos ya que el mercado petrolero que es inestable ha mostrado nuevamente una tendencia a la baja. Y en este caso, creo que el Presidente Chávez está equivocado cuando dice que los países desarrollados han jugado con trampas. El debe entender que el sistema capitalista es para acumular capitales a como de lugar y no para hacer negocios caballerosamente. En el sistema el pez más grande se come al más pequeño y acumula capitales para ir devorando peces. No en balde existen apenas unas 250 mega corporaciones que dominan el 80% del comercio mundial. La realidad, la vida real en economía es esa. Las políticas económicas hay que considerarlas en bloque pues el G7 actúa en bloque. La OPEP ha sido exitosa hasta ahora porque trabaja como los Cuatro Mosqueteros: “Todos para Uno y Uno para Todos”. En otras palabras no hay que aislarse y hay que mantener la autoestima nacional en alto. El 2001 es un año que puede ser providencial para la economía nacional y la cuestión es aprovechar la necesidad del planeta por alimentos, hidrocarburos y tecnología.

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