20 años
Con frecuencia, cuando la gente juzga los efectos de Hugo Chávez sobre la sociedad venezolana, toma como referencia sus trece años de gobierno; pero en verdad, dichos efectos se extienden a un periodo más largo, por lo menos al que comienza con la intentona golpista del 4 de febrero de 1992, es decir, un periodo de 20 años. Dice un famoso tango, «que 20 años no es nada»; pero, para Venezuela, estos veinte años han sido un largo periodo de intensa declinación política, económica e institucional.
Si analizamos solo los efectos de la intentona golpista del 92, veremos que ésta interrumpió un proceso de reformas y crecimiento económico que había arrancado con fuerza en 1990. En el año 91, la economía había crecido a más del 9% y en el 92, a pesar de las intentonas golpistas, lo hizo de nuevo por encima del 7%. No solo fue crecimiento del producto. Fue aumento del empleo, del ingreso real, de la disminución de la pobreza, como lo muestran diversas estadísticas.
Una de las consecuencias menos visibles del intento golpista fue la pérdida de confianza en Venezuela como un destino seguro para la inversión privada nacional y extranjera. Numerosos proyectos que se cocinaban a inicios de los noventa, algunos de ellos de magnitud considerable, no llegaron nunca a ejecutarse. Eso fueron empleos que no se generaron, ingreso de divisas, diversificación económica, tributos para el Gobierno Nacional, entre otras cosas más, que no se materializaron.
De igual manera, se interrumpió un proceso de integración a los mercados mundiales. Hoy después de dos décadas, Venezuela está fuera del Pacto Andino y lleva años bregando la entrada a Mercosur, mientras otros países de la región avanzan en acuerdos con Estados Unidos, Europa, China y Japón. Por supuesto no se trata como dice la misma canción, de «vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo». Se trata de entender a profundidad lo que ha pasado en estas dos últimas décadas para corregir el rumbo hacia un mejor futuro.