El campeón defensor, el tachirense Carlos Galvis, en las calles de San Juan de Colón, a 400 metros de la llegada clavó sus garras y consiguió un par de presas envidiables, la quinta porción, en la que empleó un tiempo oficial de tres horas, 59 minutos, 31 segundos y el liderato de la 50 edición de la Vuelta al Táchira, adentrada ahora de lleno en la recia montaña andina.
El oriundo de Santa Ana del Táchira, en forma audaz pudo adelantarse al grupo de punta en un cruce y marcó una luz de dos segundos que le sirvieron para aguantar las cargas en el remate de Jackson Rodríguez y el lotero Juan Murillo, quienes fueron sus escoltas principales en medio de la calle humana que avivó la mejor llegada de las cumplidas hasta los momentos en el giro tachirense.
Con la bonificación obtenida tiene ahora en sus manos el liderato de la prueba con una ventaja de seis segundos sobre el rubiense Jackson Rodríguez y de ocho con Juan Murillo, además de apuntalar a su divisa para ser primeros en el casillero colectivo, con apenas un par de segundos de diferencia sobre la escuadra Gobierno de Yaracuy, que vio a rodar a su líder Enrique Díaz, quien sintió el rigor de la pequeña trepada de los tramos finales para ceder valiosos minutos, situación que él mismo había cantado desde el día anterior cuando indicó que se «sentía satisfecho con lo hecho”.
La quinta fracción de la Vuelta al Táchira se dio en distancia de 158,1 kilómetros entre las ciudades de Santa Cruz de Mora en el estado Mérida y San Juan de Colón, orlada en el terreno llano de la primera parte por una fuga de un par de ciclistas mexicanos y sobre el final, la primera danza de los escaladores, quienes en definitiva apartaron de la primera página del boletín los nombres que se habían hecho comunes en los cuatro segmentos cumplidos.
Cantares de México
Las representaciones mexicanas poco se habían mostrado en las jornadas cumplidas hasta Santa Cruz de Mora. Superado el descenso de los kilómetros iniciales, rodados en grupo, Héctor Rangel y David Salomón saltaron del lote y en acción coordinada comenzaron a tomar diferencia a su favor, que en su punto máximo alcanzó los cinco minutos.
La fuga, llevada a pulso por el esfuerzo de la dupla mexicana y permisiva por la inacción del grupo de líderes le permitió a Rangel y Salomón meter en las alforjas todos los premios intermedios, pero con reparto ordenado en forma metódica desde la dirección técnica, porque Salomón se apuntó el par de sprint bonificables para ganar hasta seis segundos, mientras que Rangel atenazaba los otros dos para marcar su nombre en el casillero de la modalidad.
Primera danza
Superada la topografía llana, el lote absorbió al par de actores mexicanos y se lanzó al premio de montaña categoría C en los Altos de Caliche, obtenido en definitiva por Nelson Camargo, con segunda casilla de Jorge Abreu y una diciente tercera posición de José Rujano, quien destilaba condiciones por primera vez en el giro.
Así, los últimos diez kilómetros se dieron en espectacular danza entre loteros, José Rujano y Galvis, como era el pronóstico de los especialistas. Los ataques desde todos los frentes produjo una colisión en el lote principal que se vio reducido a escasos quince pedalistas, quienes cambiaron por completo las mismas posiciones de los días anteriores. Es decir, la verdadera edición 50 de la Vuelta al Táchira apenas comienza.
El sexto segmento del giro tachirense vuelve a llevar a los ciclistas por el terreno escarpado. El punto de inicio está marcado en la ciudad de La Fría y remate en La Grita para una distancia de 113,5 kilómetros con cuatro metas intermedias y dos puertos montañosos, el último de ellos a 1.460 metros sobre el nivel del mar.
