Yanquis esperan estar en la pelea pese a la falta de Jeter
En la que fue su primera salida a un estadio rival, Alex Rodríguez se encontró con los aficionados coreando sarcásticamente el nombre de Derek Jeter, el idolatrado capitán de los Yanquis que se retiró tras la pasada temporada.
Rodríguez no se inmutó ante el comportamiento de los fanáticos de los Azulejos de Toronto.
«La verdad es que me gustó», dijo sonriente. «Me hicieron echar de menos a mi amigo. Me dije a mí mismo, `¿En dónde estará? Debe estar en una alguna playa’. Fue lo que me puse a pensar en el plato».
A-Rod se toma impasible todo el ruido que le rodea en su retorno al béisbol tras perderse la temporada de 2014 al purgar una suspensión por dopaje y quebrantar el convenio laboral.
Contra viento y marea, el tres veces ganador del premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana sigue atado a Nueva York y todo el mundo se pregunta qué es lo que puede aportar un pelotero que en julio cumplirá los 40 años de edad. Alguien que desde 2007 no disputa una temporada entera por culpa de su suspensión, cirugías en ambas caderas y otras dolencias.
Hay voces que aconsejan que A-Rod y los Yanquis deberían divorciarse, pero hay un contrato que no caduca hasta 2017 y al que le quedan 61 millones de dólares de salario por cobrar.
Mantener a un tercera base devenido a tareas de bateador designado quizás sea lo más recomendable para los Yanquis. No tienen nada que perder y mucho que ganar si, al final de cuentas el vilipendiado A-Rod contribuye con 15-20 jonrones.
Le gusta o no la gente, por más que esté hasta en la sopa, la presencia de Rodríguez representa el elemento más interesante e intrigante para seguir del equipo.
Por lo demás, en estos tiempos, el Yankee Stadium parece vivir más de la nostalgia que el presente. En los próximos meses preparan ceremonias para retirar los números de Bernie Williams (51), Jorge Posada (20) y Andy Pettitte (46), y darle un reconocimiento a Willie Randolph en su Parque de los Monumentos detrás del jardín izquierdo.
LA ERA POST JETER
Este es el primer año de la era post Jeter, el último de los integrantes del mentado «Core Four» que cautivó al Bronx durante un ciclo de dos décadas.
También es el primer año desde que quedaron fuera de los playoffs temporada tras temporada entre 1982-92 que los Yanquis se presentan después de campañas sucesivas marginados de la actividad de octubre. Terminaron en un lejano segundo puesto detrás de los Orioles de Baltimore en el Este de la Liga Americana.
Hay que darle cierto crédito al manager Joe Girardi por mantenerles a flote el año pasado, al cosechar 84 victorias, considerando todas las lesiones (Masahiro Tanaka, CC Sabathia, Michael Pineda y Mark Teixeira) y producción desalentadora de sus dos de sus tres adquisiciones ofensivas (Carlos Beltrán y Brian McCann). La marca del equipo en juegos decididos por dos o menos carreras en los últimos dos años es de 100-67, la mejor en las mayores.
Durante el invierno, el gerente general Brian Cashman obró con cautela. Lograron retener al tercera base Chase Headley con un contrato de 52 millones por cuatro años y ficharon al relevista zurdo Andrew Miller por 36 millones y cuatro años. Vía un canje de tres bandas, Didi Gregorius llegó procedente de Arizona para ser el sucesor de Jeter en el campocorto. También traspasaron al infielder Martín Prado a los Marlins por el abridor Nathan Eovaldi.
Lo llamativo fue que dejaron partir al cerrador David Robertson y al abridor Brandon McCarthy, a los Medias Blancas y Dodgers, más que nada porque la cotización de ambos en la agencia libre se disparó demasiado.
El presupuesto de los Yanquis para 2015 debe rozar los 211 millones, el segundo más alto de las mayores por detrás de los Dodgers. Aún así no irradian esa aureola de equipo dominador que fue en el auge de la era Jeter.