Un «dios» del fútbol cayó enjaulado en el Puerto
El 11 de octubre de 2011, Lionel Messi fue víctima de un férreo operativo vinotinto en el estadio José Antonio Anzoátegui
«Por fin les ganamos», comentó emocionado tras el pitazo final un experimentado narrador del fútbol venezolano, quien ya había vivido y relatado partidos de la Vinotinto contra Argentina, sin poder gritar siquiera un gol a favor de la sempiterna Cenicienta del balompié suramericano.
El narrador se abraza con un exfutbolista en la abarrotada fila de prensa del estadio José Antonio Anzoátegui de Puerto La Cruz y se seca el rostro que está empapado en sudor debido a las altas temperaturas, que alcanzan los 38 grados en el recinto, situado en el sector Las Garzas de la ciudad oriental.
Apenas unos minutos después, el técnico del combinado local, César Farías, comparte el sentir de aquel avezado comunicador al recordar en rueda de prensa que «Argentina es el rival que faltaba por vencer y hoy se dio».
El sucrense agrega que el partido que terminó hace unos 25 minutos «tiene muchos años jugándose». Afuera de la instalación deportiva, las caravanas hasta el Paseo Colón y el bullicio generalizado disuaden hasta a los más incrédulos. Venezuela derrotó a la Albiceleste por primera vez en su historia aquel 11 de octubre de 2011.
La planificación fue clave
Sí, como señaló Farías, el partido contra la bicampeona del mundo tenía años jugándose, el saldo era tan negativo que de alguna manera había minado la psique del futbolista venezolano.
La Vinotinto salía a jugar contra la celeste y blanco con un ánimo de gol en contra, que hacían más evidentes las distancias futbolísticas entre los dos combinados.
Para cambiar esa realidad, el DT armó una planificación minuciosa para el inicio de las eliminatorias al Mundial Brasil 2014, donde la idea era hacerse fuertes de local y arañar la mayor cantidad de puntos lejos de casa. Bajo esa premisa, el nativo de Güiria dividió en dos grupos la convocatoria para las primeras fechas contra Ecuador en Quito y contra Argentina en Puerto La Cruz.
Así, mientras el equipo de altura perdia 2-0 en el estadio Atahualpa, en Anzoátegui, César Baena y el preparador físico argentino Fabián Bazán ponían a punto al otro contingente.
La contratación de un vuelo charter desde la capital ecuatoriana le permitió a Farías retomar el timón el 8 de octubre, tres días antes del encuentro contra Messi y el equipo de Alejandro Sabella.
Muchas camisas vinotinto
Son las 6:22 de la tarde del 11 de octubre de 2011 y el color vinotinto inunda las cercanías del estadio José Antonio Anzoátegui que en unas dos horas recibirá el primer partido de local de la selección venezolana en las clasificatorias al Mundial Brasil 2014.
El narrador apura el paso hacia el acceso de prensa porque sabe que el chequeo a los comunicadores tomará un tiempo debido a las más de 300 solicitudes que recibió la FVF para cubrir el encuentro.
En el camino, el relator vio llegar varias unidades de transporte que habilitó la Gobernación desde el Bicentenario y el parque Andrés Eloy Blanco para trasladar a los aficionados. Al detallar a la gente, el hombre de medios se percató que entre los asistentes, había varios grupos venidos desde otras ciudades del país. Muchos hicieron el viaje desde Caracas, donde la empresa Main Event tenía tres puntos de venta de entradas e incluso se ofrecían paquetes con estadía para presenciar el cotejo.
Los boletos para el Venezuela-Argentina habían sido rebajados a 80 bolívares en las gradas, unos 10 dólares al cambio paralelo, en tiempos en los que es un pecado hablar del diferencial cambiario y la doble cotización, con una tasa oficial a 4.30 bolívares por cada divisa estadounidense.
Y, aunque ya casi todo el papel está vendido, no falta el curioso que se asoma en las taquillas para preguntar los precios o si quedó algún ticket popular frío por allí.
Los souvenirs tradicionales del fútbol como pitos, gorras, sombreros y camisas no faltan. La vinotinto con el nombre de Juan Arango es por la que más preguntan, aunque también hay varias albicelestes de Lionel Messi. ¿Los precios? Entre 120 y 300 bolívares.
Dispositivo anti- Messi
La planificación de Farías para el choque contra Argentina no se limitó a dividir el plantel, sino que tomó en cuenta aspectos tan irrelevantes para otros entrenadores como el corte del césped del escenario anzoatiguense.
La grama del estadio oriental estaba demasiado alta y eso se notaba cuando en la visual a ras de campo, los botines de los futbolistas se hundían y desaparecían en el pasto. Ese estado de la cancha suponía un mayor esfuerzo para los jugadores, que, con la humedad y el calor de PLC, iban a sufrir un mayor desgaste. La ventaja para Venezuela es que tenía piernas frescas, un grupo que hizo muchos trabajos de potencia y cerca de una semana de prácticas en ese rectángulo.
En lo táctico, el seleccionador diseñó un dispositivo escalonado anti- Messi que explicó años después en el espacio Ruta Vinotinto.
«La idea era meter a Messi en el cuadrado de Franklin Lucena, Tomás Rincón, Fernando Amorebieta y Oswaldo Vizcarrondo. El plan era que nos agarrara siempre de frente y no a las espaldas. Lo encerramos, lo enjaulamos», precisó el polémico adiestrador.
Ese plan ya había tenido un primer ensayo el mes anterior en Calcuta, donde Venezuela cayó 1-0 contra el mismo rival. Allí la Vinotinto volvía a la acción después de su histórico cuarto lugar en la Copa América y contaba por primera vez con el vasco Fernando Amorebieta en la zaga. En el banquillo de la selección argentina debutaba Alejandro Sabella.
Ambientazo
Cuando el uruguayo Roberto Silvera pita el arranque del partido, el José Antonio Anzoátegui tiene sus tribunas llenas y es muy difícil desplazarse y conseguir donde sentarse. El otrora Polideportivo Luis Ramos recibe más de 40.000 espectadores esa noche, si bien su aforo oficial es de unos 38.000 aficionados.
El vinotinto es el color predominante en todas las áreas, aunque también hay camisetas amarillas del local Deportivo Anzoátegui, aurinegras del Deportivo Táchira y rojas del Caracas FC.
Los gritos y aplausos del público abundan en el primer tiempo cada vez que Venezuela recupera el balón. También hay uno que otro susto con las salidas de Renny Vega y el tibio dominio argentino. Un remate de Lionel Messi con la derecha da cuenta de lo incómodo que estará toda la noche.
En el segundo tiempo, los locales asumen el protagonismo y el éxtasis llega al minuto 61′ con el gol de cabeza de Fernando Amorebieta, un vasco nacido en Cantaura que apodan «La Grulla» y se fue del país a los dos años.
En el palco, un comentarista dice «Bienvenido a Venezuela, Fernando» y detrás del arco del argentino Mariano Andújar, una parte de la reja de la popular se dobla y se tambalea sin caerse tras los empujones, saltos y el estallido que genera el tanto.
El resto del encuentro es plácido para los locales. Messi se diluye y se le ve frustrado cuando forcejea y le comete falta a Tomás Rincón en los minutos finales.
Después del abrazo en la fila de prensa y el pañuelo para secarse el sudor, el narrador intenta bajar las escaleras para asistir a la rueda de prensa donde minutos después Farías compartirá su sentir. Al levantar la mirada sonríe al leer a lo lejos el mensaje de una pancarta. «Messi sos un Dios, pero en casa de la Vinotinto somos ateos».
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