Leyendas cubanas «agradecieron» apoyo de Castro al deporte
El líder cubano Fidel Castro, fallecido el viernes, es recordado como un apasionado de la política pero también un entusiasta impulsor del deporte que logró colocar a los atletas de la isla entre los máximos exponentes de América Latina.
Desde muy joven, el béisbol, el baloncesto y la natación estuvieron entre sus aficiones favoritas en el deporte, cuya práctica estimuló desde los primeros años de la revolución con la que llegó al poder en 1959.
Con ese propósito Fidel Castro dispuso la creación del Instituto Nacional de Deportes y Educación Física y Recreación (Inder) en 1961, el organismo encargado de desarrollar el talento de los atletas cubanos, para convertir el deporte en una de las banderas de la Revolución que lideró durante casi cincuenta años.
Entre esas estrellas del deporte de la isla están el exsaltador de altura Javier Sotomayor y la corredora Ana Fidelia Quirot, quienes en estos días expresan su agradecimiento al líder revolucionario por el apoyo y el legado que les proporcionó.
Sotomayor, retirado del deporte activo desde 2001 y considerado una de las leyendas del atletismo de la isla, dijo en una entrevista que Fidel fue una figura «muy inspiradora», porque «nos motivó y estuvo presente en cada uno de nuestros momentos de victoria».
Conocido internacionalmente como el «Príncipe de las Alturas», Sotomayor acumuló en su exitosa carrera deportiva tres récords mundiales aún vigentes en la categoría de cadetes menores de 17 años, de 2,33 metros, el de 2,45 (al aire libre) y 2,43 metros (bajo techo) y dos medallas olímpicas, en Barcelona 92 y Sydney 2000.
«En mi caso personal, en 1996 previo a los Juegos Olímpicos de Atlanta, recuerdo que estuvimos dialogando en su oficina y que me persuadió de que no participara porque él tenía conocimiento de que mi estado físico no era el más idóneo, pero le dije que quería intentarlo. No tuve buen resultado y a mi regreso me volvió a llamar y me dio el aliento que necesitaba para seguir», recordó.
Este veterano deportista aseguró que fue un «privilegio» para muchos cubanos de origen humilde ingresar en escuelas deportivas gratuitas en la isla y contar con excelentes entrenadores lo que ha permitido a Cuba tener «muchos campeones, aproximadamente 220 medallas olímpicas».
«Son muy pocos los países a nivel mundial que pueden gozar de ese privilegio», consideró sobre esas cifras impactantes para una isla de poco más de 11 millones de habitantes.
Por eso, se manifestó convencido hoy de que Fidel Castro «trascendió las fronteras de Cuba y ha dejado un legado que como cubanos debemos seguir defendiendo para mantener vigente su ejemplo e ideales».
Otra reconocida figura del deporte cubano, la corredora Ana Fidelia Quirot, se mostró «agradecida» al líder revolucionario por lo que ha representado para el deporte.
La exvelocista conocida en el mundo del atletismo deportivo como «La Tormenta del Caribe», es una gloria del deporte cubano que en su exitosa trayectoria, al participar por primera vez en Juegos Olímpicos, los de Barcelona 1992, fue tercera en los 800, y medalla de plata en la olimpiada de Atenas 1996.
«Para todos los cubanos que amamos esta gran isla ha sido una persona incondicional al ser humano que le ha dado la mano a los pobres del mundo», apostilló Quirot.
«Siempre tendrá un pedazo en mi corazón por lo que representó» en una difícil situación, declaró tras el accidente doméstico que sufrió en 1992 y que le causó graves quemaduras.
«Él me dio el ánimo, la fuerza para resurgir como el ave fénix. Al verlo en las primeras horas después del accidente llegar con sus pasos de marcha y preguntarme cómo me sentía, qué le decía a mi mamá porque yo no sabía en las condiciones críticas en las que me encontraba», rememoró.
Quirot refirió que en gratitud por la preocupación que Fidel Castro se esforzó en sus resultados competitivos y en su cumpleaños el 13 de agosto de 1995 «cuando sonó el disparo, salí como una flecha para alzarme con la medalla de oro en el campeonato mundial de Gotemburgo.
Otro atleta con el que el líder cubano mantuvo una relación de gran amistad fue el futbolista argentino Diego Armando Maradona, apodado «el pibe de oro», a quien calificó como un «segundo padre» y contó que su desaparición física le ha supuesto «el dolor más grande» después de la muerte de sus progenitores.