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Inter complicó la vida del Barcelona para avanzar a los octavos de final de la Liga de Campeones

Apareció la mejor versión en lo que va de temporada de un Inter de Milán que acabó encerrado atrás para frenar a un Barcelona enrachado que, sin embargo, se complicó su presencia en los octavos de final de Liga de Campeones tras un partido marcado por la polémica en la anulación del gol de Pedri y en la decisión del colegiado y del VAR de no señalar penalti por mano de Dumfries en el descuento.

El Giuseppe Meazza acogió el duelo de la jornada en esta tercera jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones en la que el Inter fue de menos a más y aprovechó su momento de dominio para volver a vencer al Barcelona doce años después, al tiempo que amargó una noche más a un Lewandoski que todavía no ha arrancado en Europa con la camiseta blaugrana.

Inter y Barcelona saltaron al césped con sus ideas bien claras y trabajadas. El conjunto blaugrana tuvo el balón e intentó derribar el bloque bajo que colocó el Inter con posesiones de lado a lado con las que encontrar un espacio. El plan del Inter era el contrario. Cedió el balón con el objetivo salir rápido a la contra una vez recuperado, justo para lo que Inzaghi había colocado a Correa acompañando a Lautaro en lugar de a Dzeko.

Los primeros minutos fueron un monólogo del equipo que dirige Xavi Hernández. Posesiones largas, con Marcos Alonso muy profundo y presente en el ataque, aprovechando los apoyos de Raphinha al bajar recibir al centro del campo, mientras Dembélé encaraba por banda derecha con la seguridad de que Sergi Roberto cerraba atrás con Eric y Christensen.

Las posesiones del Inter eran efímeras, pero las del Barcelona no llegaron a ser peligrosas y, con el paso de los minutos, el Inter fue creciendo y sintiéndose cómodo a la contra, aprovechando salidas rápidas con las que generaron dudas en una zaga blaugrana que no supo defender la llegada de la segunda línea interista. La primera fue en el minuto siete, cuando Ter Stegen tuvo que despejar un lejano tiro de Calhanoglu en lo que fue un aviso de lo que pasaría al ocaso del primer acto.

El conjunto ‘nerazzurri’ fue creciendo de la mano de su afición, que no dejó de apretar y que vio cómo Eric García cometía penalti claro por mano en el minuto 23. El colegiado, VAR mediante, no señaló la pena máxima por fuera de juego de Lautaro. El Barcelona empezó a dudar de su plan, y el Inter creyó más que nunca. Las posesiones continuaron siendo estériles en zona de tres cuartos, el Inter estaba cómodo. Dimarco y Bastoni cerraron con habilidad las internadas de un desacertado Dembélé en banda y De Vrij y Skriniar apagaron a Lewandoski.

Llegó el segundo aviso del Inter. Con un solo pase en profundidad tras robar posesión Correa se plantó solo contra Ter Stegen, al que regateó para marcar. Otro fuera de juego. El Inter no era el mismo de los primeros minutos, ni era el de Serie A. El Barcelona tampoco era el de los primeros minutos ni el de LaLiga.

A la tercera llegó la vencida para los italianos. Calhanoglu se encontró con un balón suelto en la frontal del área. Un regalo para él. Fusiló por abajo a Ter Stegen y abrió el marcador. Saltó la sorpresa en Milán. El Inter, que llegaba mermado por las lesiones y en mala racha en el campeonato doméstico, se adelantó al líder de la liga española.

Reaccionó el Barcelona en la segunda mitad con un disparo de Dembéle, situado en banda izquierda, que se estrelló en la madera en el minuto 60 de partido.

Movió Xavi el banquillo, buscando gol con la entrada de Ansu Fati en el puesto de Raphinha y frescura con Balde por el lateral zurdo. Mejoró al tiempo que el Inter fue haciéndose pequeño, y las llegadas fueron cada vez más claras sobre la portería de Onana.

Hasta que en el minuto 67 llegó el gol blaugrana. Dembélé consiguió superar por primera vez a Dimarco y llegó a línea de fondo, desde donde sacó un centro que tocó Onana en una mala salida y que acabó en los pies de un Pedri que solo tuvo que empujarla. Pero el VAR llamó de nuevo al árbitro, que revisó la jugada y vio una mano de Ansu Fati antes de que el balón llegara a pies de Pedri.

La decisión de anular el gol generó las protestas de los visitantes, especialmente de un Xavi que se llevó la tarjeta amarilla.

Viendo el dominio y el peligro que generaba el Barcelona, Inzaghi movió piezas y se reforzó con tres cambios en defensa. Lo intentó el Barcelona hasta el final apropiándose del balón. Dumfries tocó el balón con la mano dentro del área en el cuarto minuto de los ocho de descuento, pero el VAR no consideró la infracción. Emergieron de nuevo las protestas en otra nueva polémica del partido.

No pudo derribar el muro ‘nerazzurri’ en una noche que puede ser fundamental para el devenir de ambos equipos en Liga de Campeones. La próxima semana, el Camp Nou será el juez definitivo que dicte sentencia en la nueva final que volverán a disputar ambos equipos, con ventaja del conjunto transalpino, de nuevo saboreando una victoria ante el Barcelona que no conocían desde 2010.

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