Fernando Aristeguieta, del San Ignacio a la Vinotinto

Para el vinotinto Fernando Aristeguieta crecer en el Colegio San Ignacio de Loyola es una de las razones por las que ha llegado tan lejos en su carrera. Más allá de la educación académica que pueda haber recibido, los valores y las amistades hechas en su escuela tuvieron mucha importancia en su vida.

En su etapa como delantero de la primera división del Caracas Fútbol Club, el “Colorado” se destacó como uno de los hombres importantes del equipo capitalino y muchas de las cosas que demostró en su paso por el balompié criollo lo llevaron a la primera división francesa. “Se aprende a querer una camiseta”, dice el atacante de 22 años sobre su paso por el fútbol loyaltarra, así como la disciplina y responsabilidad con el uniforme, el equipo y con uno mismo. De igual manera conoció lo que es la preocupación pues asegura que “los peores nervios que he sentido en mi vida fueron antes de los partidos con el Colegio”.

Siempre resalta los buenos momentos que vivió en el fútbol escolar, ya que se juega “con los amigos de toda la vida”. Destaca que tiene un buen grupo en su equipo profesional, pero compartir en la cancha con sus compañeros de la infancia es algo que, para él, no tiene comparación.

Recuerda que desde joven ya conocía a algunos de los que serían sus compañeros en el fútbol, participando con las selecciones estadales sub-12, donde compartió con jugadores como el lateral del equipo suizo FC Thun Alexander González, Diego García del Real Esppor o su excompañero en el cuadro caraqueño Rafael García.

Sacrificio

Ser un futbolista profesional es “un sueño que tuve desde chiquito pero uno siempre ve los sueños como muy lejos”. No duda en resaltar a otros ignacianos que han seguido el mismo camino como el portero del Caracas F.C. Alain Baroja, el mediocampista del Sporting Kansas City de la MLS Bernardo Añor o su hermano menor (y también volante) Juan Pablo Añor, quien se estrenó este año en la primera división española con el Málaga CF.

La posibilidad de estudiar con una beca deportiva por el fútbol en alguna universidad de los Estados Unidos no fue la decisión que él tomó, pero reconoce el nivel “casi profesional” que hay en el norte, “sólo que no te pagan” pero los trabajos físicos y las ligas son muy fuertes, además, que hay que “preocuparse por estudiar una carrera universitaria”.

Ser deportista profesional requiere mucho sacrificio, analiza el atacante que debutó con la Vinotinto en un amistoso ante Japón, pues “la vida te cambia por completo” y hay que establecer sus prioridades; mientras sus amigos se preocupan por ir a fiestas o la playa, él tiene que estar enfocado en sus entrenamientos y dejar esas distracciones para las vacaciones.

Agradece el apoyo de Leopoldo Páez-Pumar, exvinotinto y su entrenador desde kinder hasta que salió del Colegio, quien lo ayudó en todo momento de su carrera, impactando su crecimiento a tal punto que “Polín” es hoy su padrino de confirmación.

Recuerdos de infancia

Fernando no se considera el jugador más destacado de su equipo cuando jugaba con el Loyola y asegura que más de uno de sus compañeros tenía las habilidades para dedicar su vida al balompié, pero ninguno tenía las “ganas” que él tuvo. Sobre su equipo juvenil destaca el nivel que demostraban con un campeonato y varias finales en su palmarés.

Recuerda con entusiasmo los choques ante el Colegio La Salle La Colina, con quienes tenían “mucho pique”, así como el San Agustín del Paraíso, un contrincante que siempre les complicaba los encuentros. También resalta la competencia con el Instituto Cumbres de Caracas, ya que se enfrentaban a un equipo de mayor edad, donde varios de sus jugadores participan en la actualidad en las ligas universitarias de EE.UU.

El caraqueño quiso enviar un mensaje de aliento a los jóvenes que ven al balompié como parte de su futuro, invitándolos a que “luchen” por sus sueños, tal como él hizo.

Frase

“De profesional todo cambia, hay muchos seguidores y uno siente muchas cosas, pero al partido entre IV año y V año (del Colegio San Ignacio) es algo muy especial»