Espanyol y el Athletic en la otra semifinal de Copa del Rey
Cornellà de Llobregat (Barcelona)/Bilbao
El Espanyol espera hacer valer ante su afición el empate (1-1) de la ida de las semifinales de la Copa del Rey en San Mamés y negar al Athletic Club la final del torneo en el encuentro más importante de la historia reciente de la entidad catalana.
Desde la final de la UEFA de Glasgow, en 2007, el club blanquiazul no vivía unas sensaciones similares. Todos los estamentos están muy implicados en el torneo copero y confían en que el equipo muestre su mejor versión ante el Athletic Club y pueda dar una alegría que marcaría por mucho tiempo esta temporada.
El entrenador, Sergio González, puede contar con todos sus futbolistas. No hay bajas ni por lesión ni tampoco por sanción. Todas las piezas están listas para la semifinal.
En esta convocatoria, el técnico ha incluido a los 19 jugadores disponibles del primer equipo más el lateral izquierdo del filial Rubén Duarte.
El bloque catalán llega rebosante de confianza a la vuelta de las semifinales. Desde la ida de San Mamés, el Espanyol ha perdido algo de brillo en la Liga: encadenó dos derrotas ante el Málaga y el Getafe y venció al Córdoba en la última jornada, aunque sin embargo, el vestuario insiste en que la Copa es un punto y aparte.
El ritmo de venta de entradas es muy elevado. La Directiva confía en presenciar una de las mayores asistencias en la historia del Power8 Stadium. Las previsiones sitúan el mínimo en unos 32.000 espectadores, algo que ilusiona todavía más al plantel y al cuerpo técnico.
El Athletic Club, por su parte, buscará una nueva final de la Copa del Rey, su competición fetiche, en una partido considerado como su cita más importante del curso.
A pesar de los numerosos compromisos a los que ha tenido que hacer frente en una temporada con hasta cuatro competiciones oficiales -Liga, Liga de Campeones, Copa del Rey y Liga Europa-, el Athletic tiene claro que el choque ante el Espanyol es una de esas citas que se graban en la historia de la entidad.
Porque ganar mañana supondría al club vasco disputar una nueva final de Copa, tradicionalmente el partido más deseado por su numerosa y fiel afición. Sería su final número 36 y la tercera en los últimos siete años, desde 2009.
Las dos anteriores las perdió ante el mismo rival, el Barcelona.