En Australia Murray y Sharapova siguen y Nadal se queda
Melbourne (Australia)
El británico Andy Murray puso su nombre en las semifinales del Abierto de Australia por quinta vez al derrotar a la «Maravilla del Down Under» como se le ha bautizado al australiano Nick Kyrgios, por 6-3, 7-6 (5) y 6-3.
Una jornada después del «Día de Australia», cuando todo el país sede del primer grande de la temporada festejaba con orgullo que uno de sus jugadores siguiese vivo en la segunda semana, después de diez años de espera (Lleyton Hewitt), Kyrgios desapareció del mapa borrado por la seguridad de Murray en dos horas y cinco minutos.
«Lo primero que hice es no presionarle demasiado, porque sabía que él solo cometería algunos errores. Es joven, está creciendo en medido de toda la atención y eso no es fácil», observó Murray, quien también vivió una etapa de duro acoso mediático en su juventud.
El británico, tres veces finalista de este torneo y que con su victoria de hoy se convirtió en el séptimo jugador desde que comenzó la Era Open en alcanzar la penúltima ronda del primer grande de la temporada cinco veces, ganó en el segundo encuentro entre ambos otra vez sin ceder un set (Toronto 2014).
Algo que no pudo lograr Rafael Nadal, derrotado por Tomas Berdych, que cortó de forma radical la estela de 17 victorias consecutivas del español ante el checo (6-2, 6-0 y 7-6 (5). El checo será el rival de Murray en semifinales.
Los otros dos semifinalistas saldrán de los duelos de mañana miércoles entre el serbio Novak Djokovic y el canadiense Milos Raonic, y el suizo Stan Wawrinka y el japonés Kei Nishikori.
La derrota de Nadal dejó al torneo sin ningún jugador de habla hispana. Los latinoamericanos desaparecieron en el cuadro la primera semana, en la que el argentino Juan Martín del Potro se dio de baja por sus problemas en la muñeca izquierda, de la que fue operado rápidamente, y aunque cuatro españoles, Feliciano López, David Ferrer y Guillermo García López alcanzaron junto a Nadal los octavos, los tres primeros cayeron en la ronda anterior.
Tampoco en el cuadro femenino el tenis hispano tuvo mucha fortuna, con la puertorriqueña Mónica Puig eliminada en la segunda ronda por la kazaja Yaroslava Shvedova. La española que más lejos llegó fue Garbiñe Muguruza derrotada por la estadounidense Serena Williams, en octavos de final.
Murray sigue vivo en el cuadro, cediendo solo un set en cinco partidos. Berdych, su próximo rival, no se ha dejado ni uno en igual número de encuentros. Curiosamente el rival de Andy tiene ahora en su banquillo al que fue compañero de viaje del británico durante los últimas cinco temporadas, su amigo el venezolano Daniel Vallverdu.
El joven entrenador de tan solo 28 años de edad, al que el escocés conoció durante una estancia en la Academia Sánchez-Casal en Barcelona, ha durado poco a su lado tras el fichaje de la francesa Amelie Mauresmo como su técnico.
Murray controló el partido con medidos golpes que destrozaron los nervios y las defensas de Kyrgios, que al final del segundo set, tras cederlo en el desempate, destrozó su raqueta contra el suelo y profirió una obscenidad audible, no penalizada por el juez de silla, el portugués Carlos Ramos.
Una rotura en el sexto juego del tercer set proporcionó la ventaja suficiente a Andy para acallar a los aficionados australianos que llenaban la Rod Laver Arena y que esperaban más de su ídolo, que buscaba convertirse en el segundo jugador más joven en alcanzar las semifinales del Abieto de Australia en la Era Open.
Después de una hora y 50 minutos de lucha, Kyrgios disfrutó de sus dos primeras opciones de rotura en todo el partido, y lo logró al fallar Murray un revés a la red (4-3). El público volvió a animar, a gritar y disfrutar, pero duró poco la explosión de alegría porque Nick no supo conservar su saque a continuación.
Murray venció al último «aussie» bailándole de lado a lado de la pista. Ahora le espera Berdych, en el mejor momento en la carrera de ambos y con quien tiene un balance desfavorable de 4-6 (3-3 en pista dura) y los dos últimos enfrentamientos, Cincinnati y Madrid en 2013 para el checo, que contará con un confidente extraordinario, para atacar los puntos débiles del ex campeón de Wimbledon: Vallverdú.
Sharapova pasó a semifinales
La rusa Maria Sharapova detuvo las ansias de ganar de la canadiense Eugene Bouchard al derrotarla por 6-3 y 6-2 para alcanzar las semifinales del Abierto de Australia.
En el otro partido de la jornada, la también rusa Ekaterina Makarova se impuso a la rumana Halep por 6-4 y 6-0 y se enfrentará en la penúltima ronda contra Sharapova, por lo que el tenis ruso se ha garantizado una finalista ya, y Maria sabe que Ekaterina nunca le ha ganado en cinco encuentros.
Campeona del torneo en 2008, Sharapova tiene un balance de cinco victorias y ninguna derrota ante Makarova, incluidas victorias en Melbourne en los cuartos de final de 2012 y 2013, y en cuatro de esas derrotas, Ekaterina fue incapaz de ganarle un set.
Será la segunda semifinal consecutiva de Makarova, después de la del pasado año en el Abierto de EE.UU. «Me siento cómoda aquí, hay una atmósfera que me trae recuerdos de Nueva York», dijo la rusa.
Sharapova entró en el partido de hoy recordando que la última vez que se encontró con Bourchard, en las semifinales de Roland Garros el año pasado cuando luego se hizo con el título, Eugene ganó el primer set.
En una clara demostración de querer resistir el avance de la nueva generación, Sharapova se impuso a Bouchard en solo 78 minutos. La rusa de 27 años de edad, siete más que su rival de este martes, ha ganado ya a la fenómeno canadiense en los cuatro encuentros que se han enfrentado, y tres de ellos en el Grand Slam.
Los nervios atenazaron de nuevo a Eugene, que en el primer set cometió 20 errores no forzados, cediendo su servicio al principio y en el noveno juego, para dejar escapar este primer parcial en 41 minutos.
La cinco veces ganadora de torneos de Grand Slam apretó de nuevo el acelerador en el comienzo del segundo set, para romper en el cuarto, y ya navegar tranquila hasta cerrar el partido.
«Vuela alto, canta nuestra canción», firmó Sharapova en la cámara, tras ganar el duelo, en un claro mensaje a su novio el búlgaro Grigor Dimitrov derrotado por el británico Andy Murray hace dos días en octavos.
«Una de las dos representará a nuestro país en la final», dijo Sharapova al acabar el partido.
«Quería ganar este partido y ganar el título», señaló por su parte y con pena Bouchard. «Sentí presión desde el principio y no me dio muchas oportunidades de recuperarme. Podría haberlo hecho mejor por lo que estoy decepcionada».
Halep, finalista el pasado año en París, también acabó hundida y presa de los nervios, y aunque salvó dos puntos de set en el noveno juego, falló al siguiente para entregar el primer parcial a Ekaterina.
Una doble falta ayudó a la rusa a romper de nuevo el servicio de la rumana a comienzos del segundo, y Halep volvió a agarrotarse, mientras que Ekaterina jugaba a placer para ganar tranquila y en blanco el segundo parcial.
El año pasado, Makarova cayó en octavos con la china Na Li, campeona del torneo. «Me encanta esta pista, estoy muy feliz de haber avanzado», dijo la jugadora que comentó que toma el mismo desayuno desde el martes: yogurt y tostadas.
«Estaba muy nerviosa y no sabía por qué», dijo Halep de 23 años de edad. «Tenía experiencia de la pasada temporada de jugar cuartos por lo que no sé por qué ha llegado tanta presión. No me sentí en el partido, ni la bola. Fue un mal día para mí», comentó.