Cine cristiano, nueva veta en Hollywood, por Aquilino José Mata
La directora mexicana Patricia Riggen viene de dirigir la película Los 33, que cuenta la historia real de los 33 mineros que quedaron atrapados durante dos meses en una mina en Chile. Ahora regresa con otra trama verídica, Milagros del cielo, basado en el libro del mismo título, en el cual la estadounidense Christy Beam relata cómo su hija de 9 años empezó a sanarse de su incurable enfermedad gástrica, tras tener una experiencia cercana a la muerte.
Al comienzo del filme vemos cómo la vida de Christy Beam es perfecta: es feliz con su marido, tiene tres niñas preciosas y todo le van bien, hasta que su hija Anne manifiesta unos síntomas que le impiden alimentarse. Después que los médicos diagnostican su enfermedad como incurable, hará lo imposible para salvarla. Sus plegarias serán atendidas cuando, después de caer accidentalmente en el interior del tronco de un árbol seco, la dolencia de la pequeña desaparece milagrosamente.
La actriz Jennifer Garner da vida a Christy, mientras Kylie Rogers se pone en la piel de la pequeña Anna. Completan el elenco principal Martin Henderson, Queen Latifah y el comediante mexicano Eugenio Derbez.
Esta cinta se inscribe en la línea de la última remesa de películas con un importante componente religioso, que se ha convertido en un imán de taquilla en Estados Unidos. Es un drama familiar que incide en el poder de la fe y en la existencia de los milagros. Estos filmes no responden a un género como tal. Su objetivo es promover la fe y la existencia de Dios.
En la industria del cine de Hollywood, en donde para lo más mínimo se hace un estudio de mercado, se estableció hace un par de años que un 73% de los ciudadanos estadounidenses se consideran cristianos, mientras que el número de personas que no creen en ninguna religión ya supera el 20%, de acuerdo a un estudio del American Religious Identification Survey (ARIS), que destaca que en 1990 la cifra de creyentes era de un 88,3%.
La veta está lejos de agotarse. La fórmula funciona, las películas son muy baratas y recaudan con creces su presupuesto. En Norteamérica, Milagros del cielo, cuyo presupuesto fue de 13 millones de dólares, la recaudación ya sobrepasa los 60 millones, sin contar lo conseguido en otros mercados y con muchos lugares aún por estrenar (en Venezuela entró en cartelera la semana pasada).
El récord lo tiene El cielo es real, que en 2014, y a un costo de 12 millones de dólares, recaudó 91 millones en Estados Unidos y otros 10 millones en el resto del mundo. Su sinopsis no deja lugar a dudas, es una película por y para cristianos: “En un pequeño pueblo, un padre debe reunir el coraje suficiente para contarle al mundo una extraordinaria experiencia que ha cambiado la vida de su hijo: tras una operación en el hospital, el pequeño, de tan solo cuatro años, afirma haber estado en el cielo y haberse sentado en el regazo de Jesús. Todos creen que son imaginaciones del niño, pero este demuestra conocer cosas imposibles de saber a su edad”.
En el mismo estilo, Cuarto de guerra, del realizador estadounidense Alex Kendrick, cuyo rodaje ascendió a 3 millones de dólares, recaudó nada más y nada menos que 70 millones.
En cuanto a Dios no está muerto (Harold Cronk/ 2014), que tuvo una ganancia global de 46,6 millones de dólares y un costo de producción de 35 millones, supuso un nuevo hito en este tipo de cine, ya que ha sido la primera que ha tenido una secuela, Dios no está muerto 2, también acabada de estrenar en Venezuela, que tuvo mucho menos éxito que su predecesora en el mercado estadounidense, aunque tampoco resultó tan catastrófica.
Para Steve Robbins, analista de taquilla en Boxoffice.com, este éxito se debe a estrategias de comunicación muy inteligentes, de acuerdo a lo publicado por el periódico británico The Guardian. “Crean campañas para estas películas, dirigidas a aquellos que van a la iglesia y que buscan algo que no estaban encontrando en los cines”.
Evidentemente, la religión vende, y Hollywood lo sabrá aprovechar hasta que le exprima la última gota.