Más de 80% de los venezolanos sintieron emociones negativas ante apagones
Bajo el escenario de la falla de energía eléctrica y sus implicaciones, 82% de los ciudadanos consultados manifestaron haber experimentado emociones negativas durante el mes de marzo, según publicó en Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) en su último informe “Venezuela después del apagón”.
6.400 encuestas fueron realizadas en 10 de las principales ciudades del país, las cuales arrojaron que predominó la molestia en 30% de los casos, seguidos del 27% de quienes se sintieron nerviosos o angustiados y 23% cuyo cuadro emocional estuvo liderado por la tristeza o depresión. En contraste, solo 12,3% expresó sentirse “calmado”.
Julio Cubas, presidente del OVSP, aclaró que el sentimiento de molestia fue mayor en las ciudades de Porlamar, 39,8%), Maracaibo, 37,2%, y Punto Fijo, 36,5%, de los ncuentados manifestaron molestia. A diferencia de Mérida donde prevaleció, con 32%, el sentimiento del sentimiento de ‘tristeza/ depresión’. En Ciudad Bolívar, 32,6%, y Caracas, 31,1% los ciudadanos manifestaron estar ‘angustiados, preocupados o nerviosos’.
Es importante mencionar que los hallazgos de esta investigación se obtuvieron tras la evaluación de 28 municipios del territorio nacional, con lo cual se captaron las opiniones y percepciones de los ciudadanos sobre los principales servicios básicos y las repercusiones posteriores a los apagones.
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Venezuela viene atravesando una difícil situación eléctrica desde el pasado 7 de marzo cuando se registró el primer gran apagón que dejó sin luz a casi todo el territorio nacional. Posteriormente, se repitió otra falla el 25 de mismo mes y se constató cómo las personas debían adquirir productos de primera necesidad en dólares debido a la imposibilidad de realizar transacciones bancarias.
Es importante recordar que se estima que los cortes de luz ocurridos en marzo se llevaron la vida de al menos 24 ciudadanos que estaban internados en los principales hospitales públicos del país y que no contaba con los recursos necesarios para salvar a sus pacientes o la capacidad de movilizarlos dentro de las instalaciones. Desde entonces, a la crisis humanitaria compleja se le ha sumado el miedo a perder la vida por un apagón.