UVL contabilizó 17 reclusos muertos en Venezuela en 2023 por problemas de salud
Una Ventana a la Libertad ofreció el balance en base a información de 293 centros de detención preventiva en todo el país
La mayoría de las enfermedades registradas dentro de los calabozos pueden ser controladas o erradicadas, pero el hacinamiento incrementa su contagio y transmisión entre los reclusos en Venezuela.
Según el informe de la ONG Una Ventana a la Libertad (UVL), al menos 17 personas privadas de libertad en calabozos de Venezuela fallecieron en 2023 por problemas de salud asociados con las condiciones de los centros de detención preventiva, caracterizados por el hacinamiento y la falta de atención médica.
«Al menos 17 personas, recluidas en centros de detención preventiva o retenes policiales, fallecieron por razones de salud: ocho durante el primer semestre y nueve durante el segundo semestre de 2023«, explicó la organización.
Una Ventana a la Libertad ofreció el balance en base a información de 293 centros de detención preventiva en todo el país, y detalló que seis de las personas fallecieron por complicaciones pulmonares o respiratorias, cinco por tuberculosis, tres por desnutrición, dos sufrieron infartos y sobre uno no hay detalles.
La tuberculosis cobra fuerza
La ONG destacó que la tuberculosis es la enfermedad que «persiste entre la población reclusa venezolana, cobra fuerza y se expande con facilidad por el nivel de hacinamiento, porque las celdas no tienen suficiente ventilación, porque en estos lugares escasea el agua potable, porque los presos no son expuestos con frecuencia a la luz solar y porque los enfermos conviven con los sanos«.
En el año 2023 se registraron cinco casos de suicidio dentro de algunos calabozos policiales, lo que es alarmante y debe ser atendido por las autoridades. Ademas la ONG aseguró que casi todas las enfermedades registradas dentro de los calabozos pueden ser «controladas o erradicadas«, pero que el hacinamiento incrementa su contagio y transmisión.
Condiciones deplorables
La situación se agrava por el escaso acceso a servicios públicos y medidas de higiene.
No hay acceso al agua y mucho menos al agua potable, a menos que los familiares provean a los detenidos, quienes también están expuestos a la acumulación de basura dentro de las celdas por el limitado servicio de recolección.
Calabozos albergan casi el doble de reclusos de su capacidad
La coordinadora de investigación de la ONG, Magally Huggins, presentó el informe en una conferencia virtual, en la que aseguró que los calabozos se convirtieron «en las nuevas cárceles del siglo XXI, en las cuales el debido proceso no existe«, pues los reclusos pasan más de 48 horas en estos sitios y algunos permanecen allí hasta tres años, en una «clara violación al debido proceso«.
Según UVL, que documentó la situación de 282 centros en el primer semestre del año y de 293 en el segundo, 479 de estos privados de libertad se encuentran ya sentenciados y cumplen sus condenas en estos sitios, en los que, por ley, solo se deben mantener detenidos de forma preventiva.
En cuanto a la población femenina, explicó que hay 2.028 presas en estos sitios que tienen una capacidad instalada para atender a 213 mujeres.
