Una organización en Venezuela se propone ser el semillero de lideresas políticas
En medio de una profunda crisis económica y política, con altos índices de desabastecimiento y escasez, las ironías sobran en Venezuela. Se ha dicho que el país es como una mujer, que es madre, que es la imagen de una luchadora. El Gobierno se ha autodefinido, entre oras cosas, como feminista, y asegura que el poder también es de las mujeres (y del pueblo).
Es el mimo país en donde la posibilidad de que una diputada ocupara la presidencia del Parlamento, en medio de un conflicto con los demás Poderes del Estado que desgasta cada vez más, generó polémica y roces entre las filas de los partidos opositores que ahora controlan la Asamblea Nacional.
Pero lo cierto es que las mujeres no forman parte, con verdadera autonomía, de los centros de poder político en donde se discute lo que debería interesarle a toda la sociedad venezolana, más allá de lo que digan las principales voceras del gobierno del presidente Nicolás Maduro o la dirigencia femenina de cada partido opositor.
La sentencia no es caprichosa, es la razón, entre otras, de que exista una organización independiente como Cauce, que se propuso desde su creación ser un semillero de lideresas, al ofrecerle una opción de capacitación a las mujeres que forman parte de las organizaciones políticas democráticas del país, y que están decididas a luchar para ganarse un espacio en los centros de poder político —ese mundo masculino— y, en resumidas cuentas, en donde se discuta el futuro de este país.
Aunque eso en Venezuela, con un gobierno de signos totalitarios, sea cada vez más difícil.
“Las mujeres del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que tienen una posición de poder en este momento son mujeres con un discurso patriarcal, subordinadas al poder masculino; con una retórica de exclusión, que lejos de promover una comunicación afectiva atacan a otras mujeres por el hecho de ser de otros partidos. Por el lado de oposición también existe la exclusión de las mujeres, por ese modelo político autoritario, patriarcal, y por eso es tan importante el empoderamiento de la mujer que está en los partidos democráticos en donde su trabajo no es reconocido”, explica la directora de Cauce, Natalia Brandler.
La organización nació en 2005 y tiene como premisa explotar el liderazgo de las mujeres que participan activamente en la sociedad civil y para eso capacita a las participantes en liderazgo, empoderamiento y fortaleza.
“Lo más importante en este tiempo ha sido lograr que las mujeres que están en los distintos partido políticos democráticos entiendan que necesitan acceder al poder político, que no basta con aceptar un liderazgo secundario, local, que no basta con ser militante, si no acceden a los centros donde se toman las decisiones sobre el rumbo del país”, agrega Brandler.
El más reciente taller de Cauce, que inició a principios de 2017, culminó el pasado viernes, en medio de una semana convulsa en lo político y en lo económico. La oportunidad fue propicia, además, para que las participantes, secretarias femeninas de diversas toldas políticas, presentaran un manifiesto en el que advirtieron la grave crisis por la que transita Venezuela.
Cauce ha trabajado con mujeres que militan en diversas toldas políticas como Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia, Alianza Bravo Pueblo, Bandera Roja, Copei, Puente, Vente Venezuela, Un Nuevo Tiempo, entre otras.
“Hemos tratado de que estén todas incluidas, de todo el espectro político de los partidos democráticos. En las mujeres hay un potencial de resistencia democrática, hay valentía porque trabajan dentro de los partidos, están en las comunidades, salen a protestar; creo que es un liderazgo en el que todavía se tiene confianza, sobre todo a través de la comunicación, que es más afectiva y el país necesita mucho de eso”, detalla Brandler.
Solo una fachada
La vocera de Cauce cree que aunque a principios del nuevo siglo, con la llegada del chavismo, la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente y un vuelco en la participación política de entonces en el país, las mujeres lograron ciertas conquistas que poco a poco se diluyeron.
“Hubo una enorme participación de los movimientos de mujeres, que lucharon para que se incorporaran derechos de última generación en la Constitución, para que se incluyeran artículos como el 21; se incorporó ese lenguaje para darle visibilidad a la mujer, que pareciera abusivo pero que ha obligado a que se logre eso. Luego la ley de violencia contra las mujeres y posteriormente, de forma más reciente, el proyecto de una ley de igualdad de género que se quedó en una mera enunciación. En la Constitución hay una serie de derechos que favorecen a la mujer, pero eso no ha pasado de ahí”, asegura.
Venezuela, que en prácticamente cualquier medición aparece en los últimos lugares, con un retraso acumulado en distintos ámbitos, pareciera estar lejos de ser un territorio en el que las mujeres, al menos en el terreno político, en los círculos reales de poder, puedan estar codo a codo con los hombres. A pesar de que históricamente, en el ámbito de lo público, hay referencias femeninas de relevancia, incluso en la actualidad.
“Con el chavismo lo que ha pasado es que a los partidos de oposición se les ha hecho más difícil acceder al poder y en ese sentido es mayor la exclusión de las mujeres, porque para los pocos cargos que hay las mujeres no cuentan. Donde están las mujeres no hay poder y en donde hay mujeres no hay poder”, dice Brandler.
¿Una futura presidenta?
La crisis política, institucional, de Venezuela ha hecho que sea difícil imaginar una mujer en Miraflores, contrario a lo que ha sucedido, con sus particularidades, en Chile, en Brasil, en Costa Rica y en Argentina, por mencionar casos primeras mandatarias en la región.
En Venezuela esa posibilidad luce cada vez más remota, pese a que hay un liderazgo político femenino notable.
“Las mujeres han ido mostrando cada vez más sus capacidades y creo que en este momento hay un comienzo para el reconocimiento del trabajo de las mujeres en los partidos políticos democráticos”, agrega Brandler.
Sin embargo, no todo está hecho, sobre todo si se impone la perspectiva de lo que vendrá en el ámbito político, lo que debe pasar en el corto plazo, según Brandler.
“Estamos viviendo un conflicto y una emergencia humanitaria, y las mujeres tienen una doble misión: primero, restituir la democracia, y luego, en la medida en que se abran espacios políticos democráticos nuevos y que podamos volver a ver una recuperación de la República, que las mujeres no sean excluidas y puedan formar parte, con liderazgo y empoderamiento, de las decisiones sobre el futuro del país. Justamente en eso basamos nuestras labor en Cauce”.