Una guardia multipropósito, por Javier Ignacio Mayorca
A los pocos días de haber asumido la conducción de la Guardia Nacional, el mayor general Antonio Benavides Torres informó al generalato cuáles serían sus dos prioridades fundamentales. En primer lugar, el apoyo a la Gran Misión Abastecimiento Soberano. Luego, contribuir en materia de seguridad ciudadana.
La noticia fue recibida con estupor, y de cierta manera confirmaba lo que ya se rumoraba desde la época del anterior comandante general, Néstor Reverol, en el sentido de que cada rubro alimentario de importancia sería atendido por un oficial general. De ahora en adelante, los granos, los tubérculos y la carne tendrían en el organigrama militar la misma importancia que una brigada o una división.
Pero si algo ha caracterizado a la Guardia Nacional desde que fue fundada en los tiempos de Eleazar López Contreras es su infinita capacidad de adaptación. Esto hace que los oficiales de las demás fuerzas tengan una actitud ambivalente hacia los integrantes de la GN. Por una parte los miran con sorna. En el Ejército, incluso, creen que los guardias deberían salirse de la Fuerza Armada y formar un cuerpo policial. Así me lo comentó una vez el entonces general en jefe Lucas Rincón. Eso casi sucede durante la Constituyente, pero el lobby de la GN fue más poderoso. Del otro lado, reconocen que en la actualidad sería prácticamente imposible pensar en una operación militar sin el concurso de la Guardia Nacional. Cuando los del Ejército o la Armada piensan en trasladarse a algún sitio, saben que ya los de la GN probablemente ya están allí y se han familiarizado con el territorio y sus habitantes.
El artículo 329 de la Constitución refleja la importancia de la GN dentro del esquema militar venezolano. Tiene la misión de cooperar con el resto de las fuerzas en la “planificación, ejecución y control” de las operaciones militares, y otra especial que es la “conducción de las operaciones exigidas para el mantenimiento del orden interno del país”. Es decir, mientras que las demás fuerzas tienen una sola función asignada por el texto fundamental, la GN tiene dos.
Luego de pasar por siete reformas, la legislación militar le confiere a la GN trece misiones. El Ejército tiene once.
En las atribuciones de la GN figuran las de órgano auxiliar en la investigación penal y de “policía administrativa especial”, resguardo aduanero, minero y ambiental. Pero en ningún apartado se menciona la organización y vigilancia de las cadenas de distribución de alimentos.
Desde luego, un oficial de la actual cúpula de la GN le explicará que asegurar la llegada de los alimentos a la población es un problema de Estado, mucho más en un contexto de “guerra económica” declarada por el Comandante en Jefe. Algo que por cierto responde a las doctrinas más clásicas y “gorilas” de la seguridad nacional.
Pero puertas adentro esto de estar vigilando que las papas no se desvíen de su curso, y que cada ciudadano en el mercado compre solamente un kilo de harina durante los días en que lo tiene permitido no es algo que le guste mucho a los guardias, en especial a los oficiales que aún hoy día han dedicado algunas horas al estudio de la doctrina castrense.
Estas desviaciones de la función original de la GN no son nuevas. Pero han llegado a un punto en que las unidades especializadas de este cuerpo son utilizadas para cuestiones que nada tienen que ver con sus propósitos fundamentales.
En 2014, por ejemplo, los efectivos del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestros (Conas) fueron utilizados para vigilar y hacer espionaje físico y electrónico a los jóvenes que manifestaban contra el Gobierno, en el ciclo de protestas conocido como La Salida.
En 2015, funcionarios del Comando Antidrogas fueron destinados a hacer inteligencia de campo y detectar los lugares donde se podían estar desviando o acaparando alimentos de consumo masivo.
Ahora, nuevamente los miembros del Conas tienen que dejar de investigar los secuestros y las extorsiones para hacer las veces de policías de punto, en el relanzamiento de la Gran Misión A Toda Vida Venezuela.
Recientemente, el ministro de la Defensa y jefe del Ceofanb Vladimir Padrino emitió una resolución con la nueva estructura general de la Fuerza Armada. Allí desde luego se trata el caso de la Guardia Nacional.
El sector de la GN que más creció tiene que ver con el mantenimiento del orden interno. Pero allí para nada que indica que la estructura completa de la institución debe volcarse a la distribución de alimentos o al espionaje de estudiantes inconformes.
La GN, como se ve, tiene una estructura que quizá sirva para todo. El riesgo al final del día es que la institución y sus hombres no sirvan para nada.