Preso de la PGV: “Amaneció fue de plomo”
La mañana de este viernes fue diferente a la de los últimos 24 días en la Penitenciaría General de Venezuela (PGV), en San Juan de los Morros, estado Guárico. Desde el 27 de septiembre, cuando los cuerpos de seguridad del Estado tomaron los alrededores del penal, ha habido tensión; pero hasta el momento solo se habían presentado altercados fuera de las instalaciones, entre los efectivos y familiares de los presos. Sin embargo, este viernes, el enfrentamiento fue de afuera hacia adentro, y de adentro hacia afuera. Y fue con tiros.
El intercambio de disparos comenzó cerca de las 8:00 am. “Amaneció fue de plomo”, declaró a Analítica.com uno de los privados de libertad de este penal, quien aseguró que los tiros comenzaron desde afuera, por parte de los efectivos de seguridad. Los presos respondieron de la misma manera. Y se armó la sampablera.
“Ese fue el café de buenos días en San Juan”, dijo a este portal uno de los habitantes del barrio Pinto Salinas. Desde su vivienda ubicada a escasos cinco kilómetros del penal, aseguró que la situación era “alarmante”. “Todo San Juan está tomado por el Conas (Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro). Ya ahorita no se escuchan disparos, pero desde temprano estaba encendido eso”, dijo cerca de las 3:00 pm de este viernes. Más temprano, los alrededores del penal fueron desalojados.
En la red social Twitter circulaban mensajes que aseguraban que, finalmente, se había realizado la temida intervención, que movilizó a los familiares de los presos, varias veces en los últimos días, a Caracas, a pedir un diálogo ante distintos órganos del Estado. No obstante, los reclusos desmintieron a Analítica.com que los cuerpos de seguridad hubieran ingresado al penal, al menos hasta las 2:00 pm de este viernes. También aseguraron que, tras el enfrentamiento, no se registraron heridos ni muertos dentro de la cárcel
Reclusos débiles
Los familiares de los privados de libertad, por su parte, manifestaron su preocupación por los reclusos, los cuales, aseguran, están muy débiles. Y es que desde que comenzó la situación irregular, hace casi un mes, solo en dos oportunidades han permitido el ingreso de alimentos y agua al penal. Sin embargo, en ninguna de las oportunidades, los suministros han sido suficientes para alimentar a los casi 12 mil reclusos y algunos de sus familiares, que aún permanecen dentro.
Analítica.com pudo conversar con la esposa de uno de los reos que “no aguantó” y tuvo que ser trasladado a la cárcel de Yare: “Estaba muy mal. Tuvieron que hospitalizarlo antes e hidratarlo”. Hoy agradece que haya salido de la PGV. Como él, muchos han salido sin siquiera poder mover las manos, “en el hueso”.
Sin entrar en detalles, los reclusos confesaron a este medio que para sobrevivir han tenido que comerse, incluso, a los animales que tenían dentro.
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