Sin miedo, oposición enfrentó represión de la GNB en la Francisco Fajardo
«No corran, devuélvanse, no hay que retroceder. Ustedes están jóvenes. Yo, que soy una vieja, estoy dispuesta a seguir a pesar de todo ese humo», fueron las palabras de una señora de aproximadamente 50 años a un grupo de muchachos que corrían y querían retirarse de la autopista Francisco Fajardo en Caracas porque «el gas está muy fuerte».
Desde las 12:50 del mediodía de este jueves 6 de abril, la movilización convocada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que tendría como punto de encuentro el distribuidor Altamira, cambió su rumbo hacia la Defensoría del Pueblo.
Sin embargo, antes de que la marcha opositora caminara las primeras cuadras, ya se encontraban dos piquetes de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en posición para impedir que alcanzaran su objetivo.
A la altura de El Rosal estaba el primer piquete de efectivos militares con escudos y equipo antimotín. El segundo, con las tanquetas y mallas metálicas, estaba a la altura del Centro Comercial El Recreo.
Los motorizados que acompañaban a la oposición fueron los primeros en llegar al piquete de El Rosal e hicieron correr a los guardias, ya que los superaban en número. Algunos llevaban palos, sillas y escritorios para defenderse de la represión con la que se encontraban, así como cada vez que salen a tomar las calles.
Abarcando los cuatro canales que conforman la Fajardo, con banderas y gritos avanzaron los manifestantes, decididos a superar el obstáculo que representaba la GNB en su camino, pero cuando solamente les faltaban unos metros para acercarse a la barra metálica, los uniformados comenzaron a lanzar las bombas lacrimógenas.
Muchos corrieron, otros se tiraron al piso para evitar el humo o porque ya habían sido alcanzados por este y no podían respirar. A pesar de esto, no se detuvieron y buscaron la manera de continuar, aunque esto significara desviarse. «El aire está a nuestro favor, el humo se les está devolviendo», les gritaba un señor a todos los presentes para animarlos.
Los diputados José Manuel Olivares y Carlos Paparoni llamaban a las personas que se desviaban por la calle que lleva al bulevar de Sabana Grande, les pedían quedarse en la autopista y seguir con su lucha.
A las 2:00 de la tarde, el sol estaba más fuerte, la brisa había cambiado su curso, los guardias y la policía arrojaban más bombas y piedras a los manifestantes, al mismo tiempo que la ballena ya había mojado a todos los que se encontraban en las primeras filas.
Henrique Capriles, gobernador de Miranda y dirigente de la Unidad, decidió subir a la avenida Libertador, pero al no conseguir acceso para continuar su camino a la Defensoría del Pueblo volvió a la autopista Francisco Fajardo. Cuando se acercaba a la barrera metálica de la GNB fue alcanzado por una bomba lacrimógena que también afectó a los periodistas y manifestantes que estaban a su alrededor.
GNB: Un león tras su presa
Luego de resistir durante dos horas nubes de gas lacrimógeno y baños de agua provenientes de la GNB, bajo los gritos “somos más” y “sí se puede”, los caraqueños fueron obligados a retroceder. Los efectivos, con ballenas, rinocerontes y convoyes antimotín, intensificaron el uso de bombas lacrimógenas y gas pimienta e iniciaron una persecución contra los manifestantes, que corrían en dirección contraria para no asfixiarse.
Desde las «Nalgas de Rómulo» hasta el Distribuidor Ciempiés, la Guardia Nacional Bolivariana reprimió a los marchistas, quienes se dispersaron hacia Sabana Grande, Las Mercedes, Chacaíto y El Rosal. Algunos llegaron hasta la avenida Francisco de Miranda con calle Élice de Chacao, donde detuvieron el tráfico. Al lugar acudieron nuevamente los funcionarios de la GNB, por lo que los protestantes corrieron hasta el metro de Chacao, que cerró sus accesos. “Sólo pueden abandonar la estación en los trenes. No vamos a abrir”, dijo un trabajador de la estación a las 4:15 pm.
Más adelante, y diez minutos después, cerca de 50 funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana que se trasladaban en moto atravesaron la avenida Francisco de Miranda en Altamira, con dirección Chacao, e intentaron llevarse detenido a un transeúnte y quitarle los equipos a un reportero gráfico frente a la Torre Cavendes y Pdvsa La Estancia. “Suéltenlos”, exclamaban las personas al tiempo que los kioscos y estacionamientos cerraban sus rejas. Varios individuos lograron bajarlo de la moto de los policías.
“Yo solo me acerqué a ver si estaba abierta la estación y me persiguieron sin razón”, dijo luego el joven, de apellido Oliveros. “Él es menor de edad”, expresó una de sus acompañantes. Después de esta escena, los caraqueños siguieron protestando frente a la plaza Francia hasta aproximadamente las siete de la noche. Mientras, los vecinos de Altamira caceroleaban y el presidente Nicolás Maduro aseguraba en cadena nacional que, hoy, Venezuela “estuvo en paz”.