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Señal abierta mediatizada, por Aquilino José Mata

Como ya se ha hecho habitual cada vez que se realizan procesos electorales, los canales de televisión de señal abierta lubricaron sus maquinarias con miras a ofrecer “más y mejor información”. Así sucedió el domingo 6 de diciembre. Las pantallas chicas se vieron colmadas de periodistas, candidatos a diputados ganadores y perdedores, líderes de la victoriosa oposición y el derrotado oficialismo (aunque en VTV, fieles a su tónica de siempre, sólo se dedicaron a estos últimos), escasos analistas y los no pocos asomados que aprovechan estas oportunidades para tratar de figurar. En fin, todo un caleidoscopio de imágenes dignas de un videoclip.

Control remoto en mano, estuvimos desde la temprana tarde del domingo hasta bien entrada la noche, paseándonos por los diferentes canales nacionales, pero siempre terminábamos enganchados a CNN en Español, que despojado de la mordaza de la Ley Resorte, se alzó por encima de sus competidores, aún cuando su imagen no era todo lo nítida que suele ser siempre, producto del embargo de sus equipos técnicos por parte de funcionarios de inmigración debidamente instruidos por sus superiores, que los dejaron retenidos en el aeropuerto de Maiquetía hasta que Patricia Janiot y sus compañeros de labor se marcharon del país rumbo a Atlanta. Ocurre que tuvieron que alquilar a toda prisa otros equipos, como lo requería la ocasión, para transmitir las incidencias de la elección antes, durante y después de ocurrida.

Está claro que la televisión venezolana no vive su mejor momento, maniatada como está, no solamente por la censura oficial, sino también por algo mucho peor: la autocensura, cuya demostración más deleznable fue cuando después de que la abotagada señora Lucena nos mantuviera en vilo durante cinco horas para dar a conocer oficialmente unos resultados que desde las 7 de la noche ya se sabían, inmediatamente, como debería corresponder al buen periodismo, aquí y en cualquier lugar del mundo, en lugar de proceder a mostrar la reacción de los triunfadores, las televisoras de señal abierta, sin que hubiese cadena obligatoria de por medio, temerosamente se dedicaron a darle paso a la larguísima perorata del presidente Maduro desde Miraflores, que a duras penas reconocía la derrota, dejando paras después a los que desde ese momento se convirtieron en protagonistas de la jornada informativa, al ser los indiscutibles vencedores.

Es insólito que el único canal que, luego de emitir la reacción oficial presidencial durante el lapso de tiempo que era razonable, procedió a concentrar su señal en la sede de la MUD, haya sido CNN. Mientras Venevisión, Televen, y Globovisión continuaban aparcados en reseñar única y exclusivamente el despecho presidencial, CNN se les adelantó con los vencedores. El miedo es libre, pero se pasaron; o mejor dicho, se autocensuraron. Sobre todo porque, como ya apuntamos, no estaban obligados a hacerlo, pues no se trataba de una de las tantas cadenas que están obligados a transmitir diariamente.

Esto no quiere decir que la televisión venezolana, el pasado domingo 6 de diciembre, no haya hecho lo que mejor sabe: hacernos vivir desde nuestros hogares los acontecimientos en el momento en que se producen, aunque con las limitaciones de una reglamentación diseñada para tenerla convenientemente mediatizada, lo cual ha quedado más que manifiesto en los días posteriores a la elección, con porcentajes que se traducen en mucho oficialismo y escasa oposición.

Gracias a las redes sociales, a los medios independientes que todavía quedan, a la prensa on line, a CNN y otras fuentes de información que llegan a través de la televisión por suscripción, nos enteramos, cabalmente y sin mordaza, de todo cuanto está sucediendo como consecuencia de lo ocurrido el 6 de diciembre.

Mientras tanto, la vida sigue para nuestra televisión: VTV con su catálogo diario de propaganda oficial y el resto de los canales con su menú de refritos, culebras, enlatados, magazines de “variedades” y noticieros mediatizados. Allí todo permanece igual, controlado y sin sorpresas.

 

 

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