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La Tragedia de Vargas más viva que nunca

Unos jadeaban, otros no pudieron gritar “auxilio”, el agua los ahogaba. Algunas víctimas de la Tragedia de Vargas en 1999 se fueron, quizás, con la idea de que «el mundo se acabaría» antes de la llegada de nuevo milenio.

El olor era particular, tierra mojada acompañada de ausencia y llanto. La necesidad de encontrar al familiar desaparecido se convertiría en una actividad común en los habitantes del Litoral Central, donde se imponían las grandes quintas en Los Corales donde 16 años después hay rastros de la tragedia que se contrastan con la construcción de apartamentos de la Misión Vivienda Venezuela.

Los hoteles lujosos como Melia Caribe y Macuto Sheraton eran puntos de referencia turística. Hoy día contrasta  con los 800 extranjeros que han optado por los paquetes ofrecidos a través de la empresa socialista Promovargas durante 2015.

El diciembre de 1999 fue tan lluvioso que cayó tres veces más que el histórico en esa región, sobre todo el día 6.

Maritza Costun está por salir de su casa en El Rincón, parroquia Maiquetía. Sale acompañada de su hijo Alfonso Erazo y le toca dejar a su muchacho más pequeño con una hermana. Era la noche del 14 de diciembre de 1999 y ya  los bomberos del estado Vargas consideran decretar la alarma en la zona. Las precipitaciones alcanzaban  los 400 mm de agua y Maritza se dirigía a su residencia en Carmen de Uria, zona más afectada por la Tragedia.

Ella pasó el miércoles 15 en su apartamento, y al ver que la lluvia se hacía más fuerte, un acto de cobardía la hizo tomar unas pastillas de valium. Los vecinos empezaron a refugiarse en el edificio la Peñagosa en la parte de alta de Carmen de Uria.  Atendió las advertencias y decidió seguir a sus cercanos.

Las piedras y el agua buscaron su cause original, se desbordó el río. Empezó el suplicio. Al amanecer, cruzando las fuertes aguas, llegaron a una edificación construida en la época del expresidente Marcos Pérez Jímenez. «Los malandros tomaron la zona y nos dejaron entrar hasta que el agua calmara». Un señor se acercó a Maritza y le dijo que su esposo Eliserio Erazo estaba vivo,  lo había visto y preguntó por ella.

Pocas horas después celebraron la vida con un fuerte abrazo. Se llenaron de valor para emprender una caminata hasta Maiquetía -24,6 kilómetros de distancia-. Llegaron en la noche, pensando en lo peor. No sabían si su hijo y demás familiares estaban vivos. Ver a Alfonso era prioridad. Cristina, su hija mayor, pensó que Maritza había muerto. Era viernes y no tenía información de ella desde el martes 14 de diciembre.

El sábado Maritza y Eliserio cruzaron ríos amarrados por la cintura y caminaban por encima de postes de luz. El lodo tenía hasta tres metros de altura. Mientras andaban escuchó hablar a un señor que contaba que lo sucedido en Carmen de Uria también pasó en Caraballeda, Macuto y La Guaira, y que lamentablemente el Río de Piedra Azul acabó con Maiquetía.

El golpe en el pecho fue indescriptible -cuenta-. Las pastillas de valium no le hicieron efecto. La supervivencia le era insignificante si su familia estaba muerta.

Pero en ciernes tenía otras preocupaciones. Debía sortear a los violadores y asaltantes de viviendas. Maritza y su esposo llegaron a Maiquetía luego de usar como atajo el Puerto de La Guaira, la vía principal era intransitable. Atrás dejaron urnas de muertos que se desbordaron en la entrada del cementerio de la localidad.

Todo en Maiquetía estaba diferente, pero no había desaparecido como le dijeron. Respiró aliviada. Al subir por la Iglesia San Sebastian para llegar a El Rincón vio que el lodo húmedo, ya era de noche.

Un guardia les recomienda buscar refugio. Les quedaba recurrir a lo más cercano, a la iglesia, que estaba habitada únicamente por el cura. Tocaban la puerta y nada que abría. Después de tanto insistir el militar gritó al sacerdote que la suerte de estos dos era su responsabilidad.

Aquellas palabras estremecieron al sacerdote que de inmediato abrió las puertas del templo y los hizo pasar con la única advertencia. «Escuchen lo escuchen no hay que abrirle la puerta a nadie». La noche transcurrió lenta y los ruidos Maritza los describe como de terror, gritos y disparos iban y venían esa noche.

Maritza y Eliserio agradecieron al cura que los dejara dormir, al menos en el piso frío de la Iglesia. Caminaron poco. Al llegar a El Rincón la emoción fue infinita. Todos estaban a salvo.

Una recuperación que no llega

Se hablaban de proyectos para recuperar la insfraestructura del estado Vargas luego del desastre natural. Un perro raza Rottweiler llamado Orión fue reconocido por «Honor al Valor» al salvar la vida de al menos 37 personas, sacándolas del agua.

En el año 2000 crean la Corporación para la Recuperación y Desarrollo del estado Vargas (Corpovargas) para desarrollar obras de minimización de riesgos y amenazas a través del control de torrentes y canalizaciones.

En las 25 cuencas intervenidas de Vargas se instalaron 33 estaciones pluviométricas y nueve estaciones hidrométricas repartidas en diferentes cuencas. Desde 2011 el sistema no recauda datos en tiempo real.

En diciembre de 2009, Jorge Giordani, entonces titular del Ministerio de Planificación y Desarrollo, anunció la supresión de Corpovargas, pero la naturaleza para el 2010 les recordó a los ciudadanos que la acumulación  de desechos sólidos en los caudales puede generar el colapso de estos, mientras que los gobernantes quedaron expuestos ante la falta de mantenimiento en el sistema de drenaje, especialmente en Camuri Chico y Calle Los Baños.

En Gaceta Oficial número 39.760, con fecha del lunes 19 de septiembre de 2011, se dio por concluido el proceso de liquidación y el cierre definitivo de Corpovargas, según lo reseñó El Universal.

El Río de Marapa Piache en Catia la Mar, 16 años después de la tragedia,  no ha sido embaulado en su totalidad. Para agosto de este año todavía desmalezaban el caudal para remover tierra e iniciar con la obra.

El Río de Piedra Azul solo está embaulado unos 800 metros aproximadamente, desde la altura de Manoa -edificio administrativo de la gobernación del estado- hasta la desembocadura con el mar. De Carmen de Uria solo queda un comando de la Guardia Nacional en la entrada y signos de lo que fue una escuela.

El número de personas fallecidas en la Tragedia de Vargas  ha sido una incógnita, las listas no estaban centralizadas y se conocen casos de personas que aparecieron luego de haberseles considerado muertas. Para el 2015 Ultimas Noticias reseñó que se hablaba de 10.000, 25.000 o 50.000 muertos.

Sin embargo, una investigación de campo efectuada por Defensa Civil sostiene que murieron cerca de 7.400 personas. Otros estudios señalan que la cifra de fallecidos no superó el millar de personas.

Hoy 15 de diciembre en la conmemoración de este desastre natural, el gentilicio varguense continúa construyendo casas cerca de los ríos, no hay planes de contingencia por parte de las autoridades del estado aún cuando hace cinco años una vaguada incrementó el número de damnificados que hasta 2014 ocuparon los refugios.

 

Orion, un perro que salvó la vida de 37 personas
Orion, un perro que salvó la vida de 37 personas

 

Maritza Costun, residía en Carmen de Uria y sobrevivió a la tragedia
Maritza Costun, residía en Carmen de Uria y sobrevivió a la tragedia
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