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La odisea de ir a trabajar en Caracas

En medio de un ambiente tenso y personas haciendo un esfuerzo sobrehumano para montarse en un autobús que ya estaba lleno de gente, en Catia lograron algunos salir con rumbo a su trabajo, este miércoles tras confirmarse el cierre de todas las estaciones del sistema subterráneo, así como las rutas del Metrobús y BusCaracas.

Luego de tres intentos para montarse en un autobús en Catia, el señor Pedro Moreno, colgado en la puerta de una camioneta que tenía como destino final Chacaíto, escuchó cuando los usuarios comenzaron a gritar “esto no tiene un segundo piso”. Los gestos en las caras se fueron tensando cuando el conductor dijo: “Llego hasta El Silencio, todo está trancado”.

El chofer pedía con frecuencia “échense para atrás por favor”, y ya no había un más “para atrás” en la unidad, pues ya se encontraba abarrotada.  Las adyacencias de las estaciones del Metro de Caracas se encontraban igual de llenas de caraqueños que se hacían la misma pregunta: ¿Cómo llegó a trabajar hoy?

Tras un desembarque forzado en El Silencio, con un fondo musical vallenatero, la odisea de llegar al trabajo continuaba para Moreno. Las calles de Puente Llaguno se encontraban totalmente militarizadas por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) «con un armamento de guerra y una expresión de autosuficiencia. Las camionetas ya no querían cargar más gente» con destino hacía el este de la ciudad, sin embargo unos pocos “osados” lo intentaban, relató el sujeto.

Allí se plantó a esperar otro transporte que lo llevara a Chacao, donde trabaja, y en su cuarto intento, lo logró: «me monté por la puerta de atrás de mi segundo autobús. Este tenía la intención de cruzar toda la avenida Andrés Bello hasta llegar a Chacaíto», pero no fue así. A medida que la unidad avanzaba «la presencia de funcionarios aumentaba», lo que «asustó al chofer», que decidió bajar a todo el mundo en la Hermandad Gallega.

Ya se hacía tarde para los que tenían compromisos laborales. El mal humor se iba acentuando. “Esto no es posible, ellos cierran las estaciones cuando hay marchas opositoras y nosotros que tenemos que trabajar para comer, pasamos roncha”, fue, según Moreno, el reclamo de una señora que iba en la misma unidad de transporte, quien hacía de compañera en la nueva parada en la que se encontraban a escasas dos cuadras de la estación de metro Colegio de Ingenieros.

«Me monté en mi tercera camioneta del día, también con destino a Chacaito. Ya tenía una hora y media de trayecto para llegar a mi trabajo, cuando en el metro, me podría tardar una hora. Esta sí llegó a al destino y todos nos bajamos al comienzo de la avenida Francisco de Miranda», relató el hombre de edad mediana.

Luego de bajarse en Chacaíto, manifestantes convocados por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se comenzaban a concentrar. Los vio porque todavía le tocó recorrer un trayecto a pie hasta su lugar de trabajo.  Pudo ver que la escasez de camionetas aumentó. ya que los manifestantes estaban comenzando a trancar las calles.

Sin embargo, vio venir un cuarto carro y decidió subir para no seguir caminando. En esa unidad escuchó a un mujer decir: “¡4 camionetas tuve que agarrar y todavía no he llegado al trabajo, este Gobierno le hace la vida imposible al pueblo!”. Esta camioneta tardó apenas 5 minutos en dejarlo en su sitio de trabajo.

Moreno salió de Catia a las 7:40 de la mañana, como todos los días. Logró llegar a su trabajo a las 10:25 minutos. Lo que  sería para él la hora «normal” de llegar a su sitio de trabajo cuando  hay marchas: «La odisea de ir a trabajar en Caracas».

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