La obsesión dron, por Javier Ignacio Mayorca

Por Javier Ignacio Mayorca

El 1 de septiembre comandos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) detuvieron en Caracas a Alejandro Puglia, un empleado de la Asamblea Nacional señalado de haber manejado ese mismo día un vehículo aéreo no tripulado o “piloteado a distancia», mejor conocido como dron.

Según el director de ese cuerpo y ex ministro de Relaciones Interiores, mayor general (Ejército) Gustavo González, Puglia actuó en contravención a una “resolución administrativa” emanada en forma conjunta del MRI y del Ministerio de la Defensa, que prohibía la utilización de tales aparatos “hasta tanto sean dictadas por la autoridad competente las normas que regirán su operación y empleo”.

Esta decisión fue publicada en la Gaceta Oficial el 29 de agosto, es decir, tres días antes de la concentración opositora denominada La Toma de Caracas, en la que serían utilizados varios drones para documentar la magnitud de la protesta, según lo adelantó el presidente de la Asamblea Nacional Henry Ramos.

Anteriormente, las tomas se hacían con camarógrafos transportados en helicópteros. Pero el Gobierno desde hace tiempo asumió la línea de prohibir los sobrevuelos en la capital en vísperas de eventos de este tipo. Por lo que un dron provisto con cámara resultaba una alternativa mucho más eficiente y económica.

Es principio de derecho que violentar una resolución administrativa no constituye delito. En todo caso sería una falta. Pero eso es discutible también. Lo que no admite dudas es que con Puglia se ha cometido una injusticia, tal y como lo señala el catedrático de derecho penal Alberto Arteaga Sánchez.

Puglia, además, no fue capturado in fraganti mientras conducía la aeronave. En realidad, lo detuvieron con posterioridad a la marcha. Por lo tanto, habría que comprobar que este dron y su piloto eran los mismos que sobrevolaron la multitud.

Los drones fueron llamados desde un principio con el acrónimo UAV o vehículos aéreos no tripulados (unmanned aerial vehicles). Desde finales del siglo pasado tienen un uso bélico. Recuérdese aquél anuncio hecho por el entonces presidente Hugo Chávez sobre la firma de un acuerdo con Irán para la fabricación de drones de uso militar.

Pero pronto estos aparatos extendieron su utilidad a otros campos. Por ejemplo, pueden ser destinados a la vigilancia de amplios sectores a menudo despoblados o de difícil acceso como carreteras, zonas selváticas o líneas fronterizas. En seguridad también pueden ser usados como “avanzada” de vigilancia, según lo expuesto por expertos en la materia durante una conferencia de la Sociedad Americana de Seguridad Industrial (Asis) llevada a cabo en Caracas durante el mes de julio.

En la agroindustria los drones han sido configurados para hacer la aspersión de fungicidas. En el ámbito publicitario ya se ven cuñas hechas con cámaras instaladas en estas pequeñas aeronaves.

Según el experto en aeronáutica civil Enrique Martín, la resolución conjunta del MRI-MinDefensa fue hecha de manera tan improvisada que le privará al país los usos beneficiosos que pueden tener los drones. Sólo el Gobierno los utilizará a discreción.

“Al final si llegas a cumplir con todos los requisitos que te piden, el Gobierno puede negarte el permiso para operarlos, simplemente porque les da la gana”, advirtió.

Los cambios apresurados del Ejecutivo con respecto a estos aparatos pueden apreciarse cuando analizamos decisiones previas. En diciembre de 2014, el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil, por intermedio de la Registradora Aeronáutica Nacional Marisela Estrada, sostuvo ante una petición del abogado Franco Pupio Pérez que el dron “pudiera agruparse dentro de los aeromodelos que emplean aficionados como hobby o para la distracción y el esparcimiento”. Por lo tanto, eran vistos como simples juguetes.

Y se trata de una tecnología relativamente barata. Hay locales en el Centro Comercial San Ignacio (jugueterías, por cierto) que los vendían a precios entre los Bs 120.000 y Bs 200.000. Desde luego, ante la imputación hecha a Puglia de “favorecimiento bélico”, los drones han entrado de la noche a la mañana en la categoría de armas de guerra.