Jóvenes del Táchira pidieron a la iglesia que interceda por la liberación de Requesens

Zulma López – Táchira 

@ZULOGO

A 100 días de la detención del diputado Juan Requesens, la dirigencia juvenil del partido Primero Justicia en Táchira, entregó un documento en la Diócesis de San Cristóbal para solicitar la intermediación del Obispo Mario del Valle Moronta en la liberación del parlamentario.

Jonathan Basto, secretario juvenil de la organización amarilla en compañía de un grupo de dirigentes de esta organización se trasladó hasta la sede del palacio el Palacio episcopal para hacer entrega del documento, «Hoy cuando se cumplen 100 días del secuestro de nuestro Diputado Juan Requesens por parte del régimen de Nicolás Maduro, los jóvenes y demás dirigentes del partido Primero Justicia hemos salido a la calle nuevamente a exigir su liberación»,

Los jóvenes no fueron recibidos por el Obispo porque no se encontraba en el lugar, sin embargo los manifestantes entregaron la comunicación en el despacho del representante de la iglesia católica, «hemos venido al palacio episcopal con la intención de solicitar los buenos oficios del obispo, Monseñor Mario Moronta quién además es vicepresidente de la Conferencia Episcopal, para que la iglesia interceda en favor de todos los presos políticos y de conciencia que hoy colman las cárceles de Venezuela, son más de 300 venezolanos los que hoy pagan injusta cárcel por el solo hecho de querer un país mejor”.

Bastos expresó que el proceso que se sigue en contra de Juan Requesens, atenta por completo contra la legalidad y el debido proceso, “a Juan lo secuestró el Gobierno violando de manera flagrante su inmunidad parlamentaria, que le fue otorgada por la voluntad del pueblo tachirense al elegirlo como su representante ante la Asamblea Nacional, luego de eso lo mantuvieron incomunicado por más de 50 días y le fue negado el acceso a su equipo de abogados”.

Enfatizó Basto que al cumplirse 100 días de tenerlo encerrado en un calabozo del Sebin, todavía no ha sido llevado a audiencia ante los tribunales penales, constituyendo esta situación una cadena de delitos.

“Sabemos bien, que la iglesia puede abogar por el cumplimiento de los derechos humanos, la defensa de la vida y sobretodo para lograr su liberación, allí hay hombres y mujeres de bien que no merecen perder su vida encerrados en un hueco oscuro y maloliente por el solo hecho de pensar distinto a quienes hoy detentan el poder en Venezuela, seguros estamos que más temprano que tarde las cosas van a cambiar y todos los violadores de los derechos humanos tendrán que rendir cuentas ante la justicia».