El gremio de enfermeros de Caracas rechazó el aumento del salario mínimo anunciado por el gobierno de Nicolás Maduro. Ana Rosario Contreras del Colegio de Enfermeros del Distrito Capital informó que «las enfermeras se unen al llamado de protesta y paro nacional convocado por el gremio de docentes» para seguir exigiendo una salida a la crisis humanitaria agravada que vive el país.
«Rechazamos el aumento de hambre anunciado prácticamente de manera anónima por el usurpador Nicolás Maduro, porque no satisface las necesidades básicas de los trabajadores», dijo la enfermera y reclamó que «así como somos obligados a pagar los productos y servicios en dólares, exigimos cobrar también en dólares«.
Dijo que el «irrito» aumento del salario mínimo lo ubica apenas en 19 dólares mensuales y «mantiene en pobreza extrema a los trabajadores» por lo que van a seguir reclamando sueldos acorde con la inflación, mientras que se exigen medidas que la detengan.
Cuando apenas resta dos meses para que termine 2019, Contreras recordó que fue su gremio el que inició un ciclo de protestas en 2018 y llamó a retomar las calles en reclamo por el deterioro de salud y de todos los ámbitos de la vida nacional producto de que los sueldos han perdido su poder adquisitivo.
En ese sentido anunció que «volvemos a tomar el camino de la protesta como lo hicimos en el 2018, porque estamos peor que el año pasado y los servicios están más deteriorados. Tenemos derecho a un salario digno, porque hemos demostrado que somos buenos profesionales que no nos rendimos y seguimos apostando por nuestro país», por lo que además llamó a la sociedad civil y otros gremios a sumarse a la manifestación.
«Hay que unir todas las luchas en una sola lucha, para lograr que nuestros derechos sean respetados», enfatizó y convocó «a todos los sectores laborales a unirse, porque no se trata de políticas partidistas, sino de la aplicación de políticas erráticas que están sumiendo a los venezolanos en más pobreza».
A pesar de ser la última opción, Contreras no descarta como la medida de máxima presión una renuncia masiva, como forma de paro técnico que «ya inició el usurpador», al pagar sueldos «de hambre» cuando la canasta básica pasa los 6 millones de bolívares y Nicolás Maduro pretende que uno resuelva con solo 150 mil».
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