En Táchira realizaron procesión por la fe y la esperanza de los venezolanos
Una procesión por la fe, la esperanza y la vida organizó este viernes la Diócesis de San Cristóbal para enviar un mensaje a todos los venezolanos que en estos momentos creen que no hay salida a la crisis económica, social y política que vive el país.
La actividad estuvo encabezada por el obispo de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta, quien acompañó a los feligreses que salieron desde distintos lugar de la ciudad de San Cristóbal y se concentraron en la avenida Antonio José de Sucre, adonde trasladaron la imagen del Santo Cristo de La Grita y de la Virgen de la Consolación de Táriba y del Santísimo Sacramento.
Al lugar llegaron dos procesiones, una desde San Cristóbal y la otra desde Táriba, para reencontrarse y realizar esta jornada de fe en donde el obispo Moronta con el Santísimo Sacramento en su mano envió la bendición a quienes se encuentran en los cuatro puntos cardinales.
“Somos gente de paz, los violentos son otros. Los violentos no son tachirenses. Los violentos son los que no quieren al pueblo, aquí estamos demostrando que la fe y la esperanza construyen la paz. No todo termina aquí, nos llenamos de fe y de esperanza para transmitirla a toda la gente de Venezuela y de Colombia, yo creo que el mensaje es claro, los tachirenses somos gente de paz “, manifestó Mario Moronta.
El representante de la iglesia católica clamó por la liberación de todas las cadenas que atan al país, entre las que destacó el cese del hostigamiento, la represión y el asesinato del pueblo Pemón y la liberación de presos políticos. Así como por la claridad y el entendimiento para quienes hoy cierran la frontera del Táchira con Colombia, sin reconocer las necesidades de los ciudadanos que cruzan la línea limítrofe para comprar medicamentos y alimentos.
El obispo hizo referencia al desalentado pueblo que no ha recibido la ayuda humanitaria, sin embargo, insistió en “que la verdadera ayuda humanitaria, que no puede ser frenada ni destruida con incendios ni detenida por nadie, es la nuestra. Señor ayúdanos a hacer sentir que somos nosotros la ayuda humanitaria, necesitada de otros tantos auxilios, es verdad: pero nuestro amor, nuestra solidaridad, lo que hacemos los unos por los otros y la tarea y lucha por la libertad y dignificación es la auténtica ayuda humanitaria que tiene Venezuela”.
“En ti ponemos nuestra esperanza”, dijo el obispo. Pidiendo a Jesús sacramentado que “toques el corazón de quienes tienen la responsabilidad de los cambios que se necesitan en nuestra nación. Ellos necesitan tu luz. Que se aleje la maldad y la prepotencia Que quienes buscan los cambios no se dejen llevar por las ansias de poder y de riqueza. Que todos se sientan pueblo y se solidaricen con él”, clamó.