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Educación universitaria, un sector en crisis y pocos recursos

Aunque la educación figura como un punto de desarrollo social, en Venezuela se trata de un sector en crisis cuyas etapas no escapan de una actualidad marcada por la falta de recursos por parte del Ejecutivo, especialmente la universitaria.

En el más reciente discurso de Memoria y Cuenta, Nicolás Maduro anunció que la educación recibirá un 10.25% del presupuesto nacional, un total de 2 mil 101 millones de dólares; sin embargo, desde el sector universitario no se hicieron esperar las quejas, pues dicha área contará con 533 millones de dólares, cifra que, de acuerdo con expertos, no es capaz de cubrir las necesidades.

Infraestructura, sueldos y servicios son algunos de los puntos que se deben atacar con urgencia, mientras la baja de profesionales en el área es notable.

Para José Luis Teixeira, miembro de la ONG Gritemos con Brío, la designación económica por parte de la administración de Maduro es insuficiente ante el problema y no se puede ver en términos nominales.

“Es difícil determinar cómo debería estar distribuido el presupuesto, más aún si consideramos que la información pública que tenemos acerca de las estadísticas nacionales referentes a los sectores en crisis, que son todos), son nulas”, comentó en entrevista a Analítica.

Para el especialista, el presupuesto es mínimo y la desconfianza en la administración de Maduro es grande: “Prácticamente no hay un control posible en el manejo discrecional de dichos fondos. Eso es extremadamente preocupante, injusto y profundamente triste”.

Un gremio olvidado

En 2023, el Ministerio de Educación Universitaria recibió 837 millones de dólares proveniente del presupuesto nacional, un monto mucho mayor al anunciado este año. La situación pone en entredicho las peticiones de numerosos profesionales del sector, quienes en repetidas oportunidades han salido a las calles exigiendo reivindicaciones salariales.

El panorama, al menos hasta la fecha, no luce brillante para el personal universitario. Así lo aseguró el economista Leonardo Vera, quien en diciembre del año pasado se quejó al revelar, según sus estimaciones, el gasto de personal en las universidades públicas del país será 33.3% menor al de 2023.

El resultado es claro: profesionales cuyo descontento no solo se ve marcado en las constantes protestas hechas en los últimos años, también su salud refleja lo que viven.

Según la última encuesta del Observatorio de Universidades sobre las Condiciones de Vida de la Población Universitaria de Venezuela (Enobu 2023), el 61% de los docentes universitarios tienen tres o más síntomas de depresión, mientras que el 31% presentan síntomas de ansiedad.

Menos ingresos, menos ingesta

El estudio encendió las alarmas al dar a conocer cómo los bajos ingresos del sector docente universitario –el cual lleva más de 700 días sin incremento salarial- tiene incidencia directa en su alimentación.

Poco menos de un tercio del grupo de profesional, traducido en el 32% comen menos de tres veces al día.

Casi el universo de docentes universitarios de Venezuela, 94% come igual o peor que en el año 2022, siguió el estudio.

De acuerdo con Vera, los ingresos de los profesionales de la educación universitaria son tan bajos que no tiene cómo cubrir siquiera una parte de la canasta básica alimentaria. Según sus cálculos, un profesor titular a dedicación exclusiva obtiene 14.6 dólares al mes, mientras que un docente titular a tiempo completo suma 12.4 dólares en el mismo lapso.

Apostando a lo mejor

A pesar de que la educación universitaria transita un camino irregular en el que la falta de recursos pasó a ser una constante, los profesionales siguen apuntando a dar lo mejor de sí para el desarrollo de futuras generaciones.

Eso se ve reflejado en el más recientes ranking de universidades elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el cual mostró su lista con las mejores instituciones universitarias del mundo, conteo en el que figuran 71 casas de estudio venezolanas.

El grupo está encabezado por la Universidad Central de Venezuela, que ocupa la casilla 1957, seguida por la Universidad de Los Andes (lugar 3277) y la Universidad Simón Bolívar (4012). Respecto a instituciones privadas, la venezolana con mejor ubicación fue la Universidad Católica Andrés Bello, en el puesto 4919.

“El principal reto es ser resilientes”, explicó Teixeira. “Mantener la universidad funcionando es una tarea de altruismo total para los profesores, y un reto lleno de dificultades, miedos e incertidumbre para los estudiantes”.

No obstante, el experto alertó que lo que más le preocupa es que “en unos años la universidad pierda la capacidad de renovar el sector profesoral, porque por distintas razones son cada vez menos y quienes se interesan por la académica solo reciben desincentivos, y eso puede llevarnos a una crisis profesoral que haga de la falta de profesores el reto más grande a superar; sin dejar de lado que esta situación produce una desmejora significativa en la calidad educativa que ya se ha evidenciado en el sector escolar”.

La prioridad, concluyó el miembro de Gritemos con Brío, es atacarla desigualdad. “Hay un grupo, una élite política y económica estrechamente relacionada; un sistema organizado en función de la perpetuidad. Siendo así, no se puede esperar que la disposición y los llamados a la conciencia acerca de la imperiosa necesidad de satisfacer las necesidades de los sectores sociales sea una preocupación demasiado importante para este régimen”.

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