Diputado boliviano: No se puede depositar la esperanza en una elección
Óscar Ortiz, expresidente de la Cámara de Senadores y diputado opositor en ejercicio de la Asamblea Plurinacional de la República de Bolivia, fue el invitado internacional al Foro de la organización Cedice titulado: «Desafíos Parlamentarios: Elecciones e Instituciones para fortalecer la Democracia», en el que aseguró que hacer y ser oposición sirve para evitar la radicalización de los regímenes no democráticos.
“Ustedes se preguntaban de qué sirve la Asamblea y yo haría una pregunta más grande, de qué sirve la oposición, de qué sirve la resistencia, y dedicar todos estos años de la vida a esta lucha. Yo creo que sí sirve. Una amiga me dijo una vez que nunca se debe uno cansar porque estos gobiernos no van más lejos, no porque no quieran, sino porque no pueden, y eso es fundamental porque si no hacemos nada se va radicalizando más el modelo. Quizás lo que hemos aprendido en todos estos años es que siempre se puede estar peor”, sostuvo el diputado boliviano.
Ortiz indicó que otro aprendizaje que ha conseguido a lo largo de la disidencia a la aplicación en Bolivia de una “copia” del modelo venezolano es que “no existe un momento mágico en el que se va a solucionar todo. No se tiene que tener toda la esperanza en una elección, hay que seguir con la lucha”, en alusión directa a las elecciones parlamentarias que se llevarán a cabo en Venezuela el próximo 6 de diciembre.
Cree que seguramente en la oposición boliviana, como en la de otras partes del mundo, ha habido miles de acciones que criticar sobre lo hecho o no hecho, no obstante, “estoy seguro que gracias a la resistencia hay mayor esperanza de conseguir una democracia”.
Pelear adentro, afuera y ocupar espacios
El diputado boliviano sostuvo que hay que utilizar las investiduras, “porque siempre los medios entrevistan a alguien porque representa algo”. Es de los que cree que está bien asumir una vocería dentro de un Parlamento, en un Consejo Municipal, sin embargo, el trabajo debe ser combinado.
La gente, dice, tiene su propia explicación del país y por eso es bueno defender la democracia o la libertad pero también los asuntos cotidianos del ciudadano: “los problemas son la seguridad ciudadana, la atención de enfermedades, la alimentación de la familia. Cuando uno es minoría la pelea no es adentro sino desde afuera, con la opinión pública, para influir y armar el debate”.
“Hay parlamentarios que tratan de concentrarse en dar lindos discursos, que también sirven, pero hay que salir a los medios, a las comunidades, en una especie de profetización”, añade.
El parlamentario recuerda que las soluciones sobre las formas de gobierno de una nación vienen siempre desde sus mismos ciudadanos. “Estamos solos en esto, no hay que esperar que lo solucionen los organismos internacionales”.
En este sentido, recuerda que las naciones para gobernarse necesitan de estructuras, de partidos. “La política ha sido despreciada, se piensa que todo lo pasado es corrupto, eso permite los vacíos en el poder y gobiernos populistas. Así como la sociedad civil es imprescindible, también tienen que haber políticos”.
Indicó que si no hay personas dispuestas a dedicarse enteramente a la política no habrá cambios, y que hay ciudadanos que aunque no quieran serlo pueden entender que hay otras opciones de participación. “Es fundamental que entendamos que aún desde una apreciación de minoría se puede influir en el curso de los acontecimientos”.
Venezuela y Bolivia, un espejo
Antes de hablar sobre la labor democrática de la oposición de los gobiernos del mundo y de las consideraciones sobre el perfil de un funcionario púbico, el diputado Óscar Ortiz explicó las analogías que existen entre el modelo político del chavismo venezolano y lo que Evo Morales también tiene implementando en más de una década en Bolivia.
“No es mucho lo que puedo hablar de mi experiencia porque tienen la desgracia de vivir el modelo original de lo que se está aplicando en muchos países entre ellos el mío, cada uno tiene su nombre como aquí el Socialismo del Siglo XXI, pero el modelo es el mismo».
El actual gobierno boliviano generó en sus inicios una real esperanza ofreciendo una combinación de nueva Constitución, de la nacionalización, de la inclusión indígena, con promesas como la de estar como Suiza en diez años y la reparación de la injusticia histórica contra el pueblo indígena. Todo esto acompañado a una mejoría económica dada por la apertura de países como China, la India y la globalización general. Pero es difícil explicar a una parte de la población que la mejora no tiene que ver con el Gobierno sino con el contexto mundial en que asumió el Gobierno.
Ha habido aumentos salariales todos los años, bonos para fines de año. La reforma de la Constitución tuvo mucho de bandera y poco de fondo. Lo que han hecho en todos estos años no es quitarle la libertad a los 10 millones de bolivianos pero aquellos que se atreven a disentir, criticar o competir por el poder se le adelantan juicios, en su mayoría por supuestos hechos de corrupción.
Por ejemplo, el gobernador opositor de Santa Cruz tiene más de 25 juicios, es para tenerlo presionado. Ochocientos bolivianos se han ido del país como refugiados a naciones como Brasil, hay unos 20 presos políticos, que son llamados de otra manera.
El mensaje siempre es que mientras no te metas con el gobierno no vas a tener problemas pero el que se atreva a oponerse los va a encontrar. A todas estas lo que se pide desde el poder es renunciar a ser ciudadano. Al sector privado, al empresario se le pide no meterse a opositores sino dedicarse a hacer dinero”.
El Foro de Cedice en el que el diputado dio las declaraciones se llevó a cabo este miércoles 14 de octubre en el Hotel Pestana. Participaron con ponencias Isabel Pereira, José Guerra, Eduardo Gómez Sigala, Ángel Medina Deivis, José Gregorio Contreras, Miguel Pizarro, Tamara Adrián, Cipriano Ramos, Froilán Barrios, Mercedes de Freitas, María Eugenia Morales, Alfredo Croes, Silvia Alegrett, Paola Bautista de Alemán y Víctor Maldonado.