Daniel Queliz: asesinado por protestar donde “nació” Venezuela
Por Jesús Barreto – @alavistadetodos
A Daniel Queliz lo mataron por protestar, de eso no hay duda. El veredicto fue unánime entre los vecinos del Conjunto Residencial Los Parques, parroquia Miguel Peña de Valencia, estado Carabobo, lugar donde Queliz y un grupo de personas protagonizaron hace un año, la noche del 10 de abril de 2017, una de las muchas manifestaciones contra las sentencias N° 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), con las que se le delegaron a Nicolás Madurofacultades para dictar leyes, sin apropación de la Asamblea Naciona, de mayoría opositora.
Queliz fue herido en el cuello por un impacto de bala, en medio de una protesta en la que vecinos, que quemaron algunos cauchos y golpeaban cacerolas a la entrada de la urbanización, fueron fuertemente reprimidos con bombas lacrimógenas y, al menos, un arma de fuego por funcionarios de la Policía de Carabobo (PoliCarabobo), instalados en un punto de control aledaño al lugar.
El joven ensangrentado fue trasladado a la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera, luego de un forcejeo con miembros de PoliCarabobo que impedían la salida. Al centro de salud ingresó sin signos vitales, tal como quedó asentado en nota publicada por el Ministerio Público. Así se convirtió en la segunda víctima mortal del total de 163 fallecidos en medio de las protestas ocurridas entre abril y julio de 2017, contabilizadas por la ONG Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
Queliz, de 20 años de edad, resistió junto a sus vecinos de cuadra, por más de dos horas, la progresiva arremetida de gases lacrimógenos, después se escucharon varias detonaciones, que transformaron las consignas en gritos y lamentos. La angustia se apoderó del lugar. Había un herido, pero aún no determinaban de quién se trataba, el nombre de Daniel Queliz se coló y el lamento fue al unísono.
A diferencia de las muertes ocurridas en circunstancias similares, es decir, durante las protestas que se desarrollaron en más de catorce estados de Venezuela entre abril y julio de 2017, la de Queliz tenía unos aspectos diferenciadores. Los manifestantes fueron asediados en un lugar cerrado y controlado, la protesta no era de dimensiones considerables, por momentos no pasaba de ser un tumulto vecinal, lo que dejó aún más en evidencia el uso desproporcionado de la fuerza, según el relato de varios de los presentes, días posteriores al suceso.
Daniel Queliz era estudiante de tercer año de derecho en la Universidad Arturo Michelena. Cuando su cuerpo cayó en el asfalto la película de su vida empezó a ser narrada por los testigos de forma espontánea. Era trabajador, colaborador, dicharachero, querido y admirado. Un miembro cabal de la comunidad en la se había criado y donde perdió la vida. “No fue un enfrentamiento y él no era un delincuente, ni mala conducta”, repetían incesantemente sus compañeros de manifestación al día siguiente a las afueras Hospital Central.
Una lucha desigual
“Fue una lucha desigual. Aquí todos nos estábamos defendiendo, lanzamos piedras pero recibimos bombas y tiros”, relató Alexander Queliz, padre de la víctima, frente a la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalística (Cicpc), en Los Caobos, sector de la capital carabobeña, localizado a poca más de un kilómetro del lugar de los hechos.
Mientras esperaba a ser atendido en la comisaría el padre solo pedía a las autoridades que determinaran el origen de la bala con la que asesinaron a su hijo. “No se puede criminalizar la protesta porque es un derecho constitucional”, repetía con una ecuanimidad admirable.
Francisco Ameliach, quien era gobernador del estado Carabobo para el momento, exigió una investigación una vez conocido el saldo de muerte del suceso. Sin embargo afirmó que una investigación preliminar había determinado que el módulo de PoliCarabobo había sido atacado con armas de fuego, versión negada por los habitantes de Los Parques.
Horas después Ameliach reconoció que el joven había fallecido por impacto de un proyectil de un arma asignada a un PoliCarabobo. El Ministerio Público imputó a Marcos Ojeda, supervisor jefe y Edwin Romero, oficial del organismo policial por el asesinato de Daniel Queliz. Ambos ya están detenidos.
Cuando Daniel Queliz salió a protestar aquella noche no lo hizo para exhibir dotes de heroicidad. Su única intención era unirse al coro de voces que pedían un cambio y el retorno a la constitucionalidad que permitiera una solución pacífica a la profunda crisis política, económica y social que se vive en el país. Nunca imaginó que su urbanización se iba a convertir en un campo de batalla, como el escenificado hace dos siglos atrás a unos kilómetros de su casa, donde “nació” Venezuela.