Conseguir una bombona de gas se convirtió en una travesía para el venezolano
Más de tres semanas habían pasado desde la última vez que vieron un camión transportando gas en la Zona 2 de José Félix Ribas en Petare. Gustavo Hernández, vecino del lugar, decidió caminar desde temprano para poder conseguir como diera lugar una bombona para poder cocinar en su hogar.
“Si no consigo no sé cómo voy a hacer. En mi casa no tenemos cocina eléctrica o algo con qué resolver. Voy a ver qué consigo”, fueron las palabras del venezolano de 35 años antes de comenzar su búsqueda y aseguró que no es la primera vez que ocurre esta situación en el lugar donde reside.
A su juicio, las dificultades con los servicios públicos cada vez son más fuertes, puesto que en el callejón El Sabor también han podido estar más de un mes sin tener distribución de agua potable y cuando llega, solo logran surtirse por pocas horas mediante una red de mangueras que los mismos habitantes construyeron o asistiendo a un llenado que se encuentra cerca de la estación del Metro de Caracas en Palo Verde.
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Sin mucho ánimo, Hernández caminó a un establecimiento cercano a su vivienda donde ha podido comprar gas en otras oportunidades, pero esta vez no consiguió. Ante esto, caminó de nuevo a su casa para pensar mejor qué podía hacer y preguntarle a sus vecinos si conocían algún lugar donde pudiera ir.
«Vivo con mis hijos. No sé qué les puedo hacer para cenar esta noche. Será unos panes y mañana resolveré, aunque mejor camino a Palo Verde un momento a ver si consigo por allá, un pan me sale demasiado caro».
Así como fue, regresó. Sin bombona y cabizbajo. Esperando que el día siguiente tuviera un poco más de suerte y algún camión surtiera. Sin embargo, ese día llegó tres semanas después, y fue el 2 de junio cuando por fin llegó a José Félix Ribas un vehículo que ofrecía la bombona presuntamente en Bs.S. 1.000 con vecinos en los alrededores rogando que alcanzara para todos.
No obstante, según denuncias de los vecinos los «bachaqueros» de gas cobran 25 mil bolívares por 10 kg, 50 mil bolívares por 18 kg y más de 100 mil bolívares por un cilindro de 43 kg que deben pagarse en efectivo.
Según documenta el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), en abril se registraron 1.963 protestas, de las cuales 506 manifestaciones fueron por el colapso de los servicios públicos.
Asimismo, el experto de gas licuado propano y director regional de la firma Gas Energy Latin América, Antero Alvarado, aseguró que 89% de la población venezolana necesita gas para cocinar, pero solo 7% se beneficia del servicio directo domiciliario.
Igualmente, el informe presentado por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) para el año 2018 indicó que Valencia, San Cristóbal y Maracaibo poseen la peor valoración del servicio y 56% de los encuestados en ocho ciudades del país afirmaron no contar con suministro constante.
Aunque la empresa Pdvsa Gas Comunal aseguró que en el estado Vargas cerca de 2.796 familias reciben gas directo por tubería sin necesidad de usar cilindros «gracias a la labor» que han implementado en el Plan de Gasificación Nacional, usuarios de la red social Twitter se han expresado que en Catia La Mar tienen más de un mes que no pasa un camión y los que distribuyen la venden hasta en 8.000 bolívares.
La historia de Gustavo Hernández se repite en otros hogares que viven la misma realidad, quienes además de enfrentar a una crisis humanitaria y económica, buscan «resolver» su día a día en Venezuela.