Conoce al hombre que pide cadena perpetua para los sobrinos de Cilia Flores
Sin muchos miramientos y colocando una lupa bajo las reglas procesales, el fiscal que acusó a Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campos Flores de delitos de narcotráfico, cumple cada requisito para evitar sorpresas al culminar el proceso que llevaría a los dos familiares de la pareja presidencial venezolana a permanecer en una cárcel federal por años.
Muchos todavía se preguntan quién es el hombre que está detrás de la acusación de haber cometido delitos de narcotráfico y solicitud de cadena perpetua para los sobrinos de la pareja presidencia de Venezuela, quienes además viajaban con pasaportes diplomáticos y pretendieron apelar a la inmunidad diplomática para evitar ser arrestados por agentes de la Oficina Antinarcóticos de los Estados Unidos (DEA). Para sorpresa de muchos, el hombre que imputó a Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campos Flores de haber conspirado para exportar a los EEUU, vía Honduras, 800 kilos de cocaína de alta pureza, es uno de los hombres más respetados en el sistema judicial norteamericano y cuyo trabajo ha permitido poner tras las rejas a criminales de diversos ámbitos, desde banqueros del Wall Street hasta terroristas del Medio Oriente, pasando por traficantes de drogas de varios países de América Latina.
Gran parte del trabajo de Bharara ha sido cubierto ampliamente por los medios de comunicación, pero se ha prestado poca atención a su vida personal. A pesar de que se le conoce como Preet, su nombre es Preetinder, quien nació en la localidad de Ferozepur del Estado de Punjab, India.
Sus padres, Jagdish Bharara y Desh Sudha Sondhi Bharara, él un sij y ella una hindú, emigraron a Estados Unidos cuando nuestro personaje contaba tan sólo con 2 años de edad, en 1970. Jagdish era un ratón de biblioteca y el primero en su familia en asistir a la universidad. Su primera incursión fuera de la India fue en Inglaterra donde realizó su residencia médica. Una vez en Estados Unidos se convirtió en un pediatra de éxito, mientras que su esposa se dedicó al cuidado de los pequeños Preet y Vineet.
La crianza de Preet Bharara transcurrió en el condado de Monmouth, Nueva Jersey. A los 12 años Preet Bharara se naturalizó estadounidense.
Decidió convertirse en un abogado luego de leer Matar a un ruiseñor.
Se graduó de la Universidad de Harvard en 1990 y en la Escuela de Derecho de Columbia en 1993. Hoy día cuenta 47 años, está casado con Dalya Bharara, una mujer hija de padre musulmán y madre judía, tiene tres hijos y vive en un suburbio de la ciudad de Nueva York.
Trabajó para el senador Charles E. Schumer y jugó un papel importante en la investigación sobre las irregularidades en el Departamento de Justicia durante la administración de George W. Bush. Igualmente se desempeñó como asesor en la averiguación que condujo al despido de los fiscales federales de todo el país. Se ganó una reputación sólida por su elogiado enfoque imparcial y profesional en sus investigaciones y por no involucrar la política en los asuntos relacionados con el manejo de la justicia.
Entre los años 1993 y 2000, Bharara se dedicó al ejercicio privado del derecho y, eventualmente, fue contratado como fiscal asistente del distrito sur de Nueva York, por la titular de ese entonces, Mary Jo White. A partir de entonces Bharara empezó a crearse una reputación al aceptar casos de alto perfil.
Un reportaje publicado en The New York Time destaca que cuando Bharara se convirtió en el fiscal de Manhattan, en 2009, su profesora preferida de la escuela secundaria, Barbara Tomlinson, recibió una llamada telefónica de su madre para preguntarle si era la misma Tomlinson que había enseñado en Ranney. Al confirmar, Preet la invitó a su toma de posesión.
Preet Bharara suele referirse al caso de esta profesora que en una ocasión protestó en exigencia de un mejor salario junto a otros maestros. Para ese entonces ya Preet había sido admitido en la Universidad de Harvard. Enojado por la injusticia situación de su maestra, organizó a un grupo de estudiantes para manifestar en contra la situación vivida por Tomlinson. No funcionó, pero la lucha contra las injusticias se quedó en él para siempre dice el prestigioso diario.
Cuando estudió en Columbia, Preet Bharara se alistó como voluntario en la campaña de verano de Mark Green, quien entonces era candidato a defensor de la ciudad de Nueva York.
Bharara combatió ardorosamente a las pandillas Gambino y Colombo. Igualmente encabezó una investigación del Senado que desembocó en la renuncia del fiscal general Alberto Gonzales en 2007. Así fue acumulando éxitos hasta que en 2009 el presidente Barack Obama lo nominó al cargo que hoy ostenta como fiscal del distrito sur de Nueva York, la cual fue aprobada unánimemente por el Senado.
En este despacho, ha enfocado su labor en la creación de unidades especiales que se dedican al combate de fraudes legales en hipotecas, bancos y seguros. El terrorismo y el narcotráfico también están entre sus fuertes de acción.
En su oficina en Nueva York, Bharara cuenta con un equipo de trabajo de más de 200 abogados que manejan algunos de los casos más prominentes del país, como el procesamiento de Bernard L. Madoff por su multimillonaria estafa piramidal.
Sus investigaciones sobre casos de corrupción y terrorismo han sido calificadas como justas, exhaustivas y profesionales. Se le conoce por no descansar en la búsqueda de los criminales, para lo que cuenta con todos los recursos a su disposición.
Bharara ha procesado a dos prominentes figuras del sur de Asia: Raj Rajaratnam, jefe del Galleon Group, quien cumple una condena de 11 años por recibir información privilegiada de Rajat K. Gupta, ex director de Goldman Sachs, quien recibió una sentencia de dos Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Anaños.
El periodista de The New York Time dice que cuando Bharara habla de su trabajo y de las fuerzas que lo impulsan a realizarlo, hace mención a la misión de su despacho desde 1789 cuando fue creado y que no es otra que la de hacer cada día del país algo mejor y más seguro.
Pero además, refiere que la propia naturaleza de su trabajo le imprime emoción en cada jornada y de por sí, eso es motivante. “Quiero servir y ayudar a la gente”.
Trabajo a tiempo completo
Para Preet Bharara no hay un horario establecido de trabajo. Su disponibilidad es a tiempo completo, las 24 horas del día, los siete días de la semana.
Así como al levantarse muy temprano envía un correo electrónico a su equipo, también suele hacerlo a altas horas de la noche.
Confiesa que es de poco dormir y refiere, a manera de anécdota, no haber dormido ocho horas seguidas desde hace mucho tiempo.
Y es que cuando se puede estar contando con una jornada tranquila y sin sobresaltos, de repente surge algo en la ciudad que hay que investigar profundamente por muy insignificante que parezca. “Ese día en que creía tener la noche libre, termina convirtiéndose en una jornada de trabajo continúo la próximas 36 horas” dijo el fiscal en una entrevista al NYT.
Y aunque reconoce que algunos casos son más mediáticos y destacan más, todos son importantes.
Esto no niega que algunos dejen huella en su vida por el dramatismo que conllevaron, tal como ocurrió con la causa contra Faisal Shahzad, un ciudadano paquistaní-estadounidense que fue detenido al intentar estallar un carro bomba en Times Square, el 1° de mayo de 2010.
Al respecto refiere que ese evento los mantuvo despiertos las siguientes 53 horas hasta que lograron capturarlo. Fue, como cuenta, un caso que le generó una gran angustia, pues Shahzad tenía la intención de acabar con tantos estadounidenses como le fuera posible.
Batalla contra el terrorismo
En el despacho de Preet Bharara la batalla contra el terrorismo es prioritaria, aunque los casos relacionados con la corrupción en Wall Street hayan tenido una mayor resonancia mediática.
Al respecto, confiesa comprender muy poco las razones de los medios de comunicación para centrar su atención en unos casos por encima de otros, pero sostiene que el combate al terrorismo es prioritario para él y su oficina.
“No me importa mucho cómo la prensa trata los casos, excepto que creo que es lamentable que algunos casos no reciben la atención que merecen. No puedo explicar cómo funciona la prensa, y no van a tomar cualquier consejo de mi parte, pero pasa a ser el caso de que la lucha contra el terrorismo es la prioridad más importante de la oficina porque el daño más significativo puede venir de terrorismo. Esta ciudad es un objetivo y siempre será un objetivo y ha sido un objetivo en el pasado, y no hay mayor prioridad que la lucha contra la devastación que puede ser causada por los terroristas.
Y sí, los casos relacionados con el mundo financiero ocupan buena parte del tiempo de la Fiscalía a su cargo con gran éxito al haber desmantelado un buen número de bandas y redes que se ocupan de perpetrar este tipo de delitos y que causan gran interés en la prensa.
La fama
Trata de negarlo, pero el nombre de Preet Bharara ha alcanzado gran renombre por su trabajo. Incluso la revista Time lo incluyó en una de sus portadas y el mismísimo Bruce Springsteen ha hecho referencia a su labor.
Insiste en carecer de fama y por tanto puede caminar tranquilamente por las calles sin que nadie lo reconozca. Sí, admite que sus hijos lo consideran una persona importante pero no trasciende las paredes de su casa. Para ejemplificarlo, dice que ni siquiera en las otras fiscalías del país, saben quién es él y a menudo tiene que deletrear su nombre para identificarse.
Lo que sí aspira, es que una vez ya no esté al frente de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York se le reconozca por tratar de hacer de Estados Unidos un lugar mejor para vivir y más seguro en el que la justicia ocupe un lugar preponderante. Así, quiere entregar a su sucesor un despacho a cuyo frente trató de hacer bien su trabajo.
Obviamente, su labor tiene que generar descontento en algunos, aquellos hacia quienes van dirigidas sus acciones al momento de aplicar justicia. Si todos estuvieran contentos con su trabajo, refiere que entonces habría que preocuparse por ello.
No todo es admiración
Pero no todos admiran al Fiscal de Nueva York.
En su India natal ha encontrado duros críticos por sus acciones en contra de personeros y empresarios de la India a quienes ha enviado a la cárcel.
«Quiere demostrar que es más americano que cualquier otro indio de los que viven y trabajan en los EE.UU.», ha dicho sobre él un diplomático indio.
El caso que la Fiscalía siguió en contra de la vicecónsul general de la India en Nueva York, Devyani Khobragade, desató toda una controversia y un escándalo a nivel diplomático.
Preet Bharara acusó a Khobragade de haber cometido “fraude” al presentar documentación falsa para conseguir el visado de su niñera india, un castigo penalizado en Estados Unidos con hasta 10 años de prisión. Además, la criada acusa a la diplomática de subpagarla y de maltratarla.
El gobierno de la India exige la detención de la ama de casa, también de nacionalidad india, pero la respuesta de Estados Unidos fue ofrecer a la familia de la ama de llaves, Sangeeta Richard, un vuelo para abandonar India. Preet Bharara dijo que se han hecho intentos en India para «silenciar» a Richard y obligarla a volver a casa.
Lo cierto que este caso mantiene una fuerte tensión en las relaciones de Estados Unidos y la India.
Pero a pesar de las protestas masivas en la India, Bharara permanece imperturbable.
Sostiene que su trabajo consiste en acusar y procurar castigo a cualquier persona que viole la ley, «no importa lo poderoso, rico o conectadas que sean”.
Pero el gobierno indio acusa violación de la Convención de Viena en el arresto de Devyani Khobragade, así como discriminación racial.
También Bharara ordenó la detención de otro indio, un químico de Nueva York llamado Purna Chandra Aramalla, por la presunta ejecución de una estafa en Medicaid y Medicare.
Para su descargo, el fiscal advierte que sus acciones no conllevan discriminación de ninguna manera hacia los de su raza y refiere que 49 diplomáticos rusos también han sido acusados por su despacho por fraude médico. Vladimir Putin firmó un decreto presidencial que prohíbe la entrada de Bharara a Rusia.
Sheriff de Wall Street
Desde que Preet Bharara fue nombrado por el presidente Barack Obama como fiscal federal en el año 2009, el fiscal del distrito sur de Nueva York ha cobrado fama como el “Sheriff de Wall Street”, pues es el funcionario desde su posición que más banqueros ha procesado en los Estados Unidos. También algunos lo llaman “la plaga de Wall Street». La revista Worth lo incluyó en la lista de las 100 personas más influyentes en el ámbito de las finanzas.
Y es que Bharara conmocionó los círculos de inversión, al enfilarse en contra de los gestores de fondos de cobertura y los banqueros que han acumulado miles de millones mientras otros miles de estadounidenses perdieron sus hogares y puestos de trabajo durante la crisis de 2008.
Bharara se hizo famoso con la frase “la codicia no es buena» de Gordon Gekko, que pronunció cuando su despacho procesó 46 acusaciones por delitos de información privilegiada y obtuvo 30 declaraciones de culpabilidad.
Entre 2009 y 2012, dirigió la investigación en contra de la estafa de información privilegiada de Galleon Group que involucró a los gestores de fondos multimillonarios como Raj Rajaratnam, Rajat Gupta y otros 60.
Rajaratnam fue enviado a la cárcel, condenado por 14 cargos relacionados con el tráfico de información privilegiada. El propio Rajaratnam, arrepentido de sus acciones, alabó el sistema judicial de Estados Unidos. «Si esto hubiera ocurrido en Sri Lanka, yo estaría sentado en casa con el juez compartiendo una cena”.
Por su parte, Rajat Gupta, exdirector de Goldman Sachs, fue acusado y condenado por utilizar información privilegiada para la gestión de Galleon, un fondo de inversión de alto riesgo.
De héroe a malvado
Los golpes asestados por Preet Bharara contra los criminales de cuello blanco, le valieron en los medios de comunicación de la India el calificativo de héroe.
Pero la luna de miel duró muy poco, y el otrora fiscal elogiado se ha convertido en una figura odiada en su India natal, luego del episodio con Devyani Khobragade.
Tanto el gobierno de la India como los medios de comunicación han arremetido contra él por la estrategia llevada a cabo en favor de Sangeeta Richard y su familia. Con el amparo brindado a estos por el programa de protección de testigos, la familia de Richard fue trasladada a los Estados Unidos.
Algunos en los círculos diplomáticos lo acusan de un «exceso de celo en un oficial de origen indio», cuyas acciones apuntan precisamente hacia naturales de la India, solamente, dicen, para “embellecer” sus credenciales profesionales con un cariz de justicia impoluta que no se detiene en factores de raza a la hora de llevar sus acusaciones.
Incluso, el ministro de Asuntos Exteriores de la India, Salman Khurshid, criticó fuertemente Preet Bharara, por el incidente con Devyani Khobragade, y dijo que no debe ser tomado en serio, al tiempo que calificó el proceder de Estados Unidos como inaceptable.
El caso es que todo el haber de lucha contra la corrupción de Preet Bharara se ha visto enturbiado con el incidente con la vicecónsul Khobragade.
Un episodio en el que ha tenido que intervenir el propio secretario de estado, John Kerry, para tratar de calmar las aguas alebrestadas, las cuales vuelven a revolverse cuando el jefe de la diplomacia estadounidense dice lamentar lo ocurrido y el Fiscal de Nueva York ratifica la legalidad del procedimiento.
Lo cierto es que hará falta mucha diplomacia para poder superar este escollo que ha dejado una marca al parecer indeleble en la hoja profesional del Fiscal de Nueva York, empeñado en hacer justicia por encima de cualquier privilegio.