Cedulación en Carabobo es un salto atrás
Cristhopher Borrero / Carabobo
@CristjopherB
Las ventajas del proceso de cedulación automático han desaparecido, Gloria Rivas lo sabe. Como cualquier otro ciudadano ella tuvo que madrugar para lanzarse a la contienda de sacarse la cédula.
Ya no se usan máquinas de escribir, ni se llenar libros o folios, sin embargo, tramitar documentaciones en el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) en Carabobo es un retroceso hasta sus inicios en junio de 2009.
El frío le hiela la venas, son las 4:15 a.m. y unas 60 personas ya se le habían adelantado. Rivas se desprendió de su abrigo para dárselo a su hijo de 9 años; quien faltó a la escuela para sacarse por primera vez su documento de identidad.
«Gabo espérame en el carro, mientras tu tía te guarda el puesto», le instó al pequeño que se acurrucaba entre unas defensas de concreto dispuestas en el perímetro de lo que sería una de las estaciones inconclusas del tan esperado Metro de Valencia.
El tumulto de ciudadanos están «protegidos» por una malla ciclón desvencijada. Nadie habla mucho, todos se ocupan de manterse en pie para la larga jornada. A menos de 60 metros se encuentra la Torre Principal, sede de la oficina del Saime en la avenida Bolívar de Valencia.
Madrugar es obligatorio. Un límite de 100 cupos al día se impone, por encima de ello uno de los empleados del Saime pasa revista a las cinco y cuarto. Con una actitud socarrona les arrebata de las manos algún documento de identidad, bajo el pretexto de usarlo como método de control anti-revendedores de cupos.
Lo único más atorrante que la actitud del funcionario es la humedad en el ambiente. Pasada la fiscalización solo queda aguardar.
«Hoy iniciaremos el proceso a las 8:30 a.m. El orden de la cedulación será el mismo que lleva la carpeta donde recogí sus documentos. Para los que se sacan la cédula por primera vez se los digo de una vez… todo va a depender si llega o no el fiscal. A veces llega entre ocho a nueve de la mañana. Pero no es seguro… ustedes saben como es todo», apuntó antes de retirarse.
Yamileth Prado apenas logró colarse al final. Nerviosa explicó al funcionario que venía desde la avenida las Ferias, al sur de Valencia.
«Estoy desde la una de la madrugrada despierta y en la parada estaba esperando desde las 3 a.m. pero no pasaban camionetas», resumió. Para llegar hasta su destino tuvo que abordar tres colectivos; en compañía de sus hijos pequeños de cuatro y tres años respectivamente.
Larga espera
Pasadas las 8 a.m. la demora continuaba. El sol carabobeño ya calentaba las calles y los ciudadanos en espera soportaban la resolana sin techo alguno sobre sus cabezas.
Sorpresivamente se hicieron tres llamados. Los presentes se sorprendieron por la presencia de «rezagados»; quienes ya figuraban en la lista de espera sin haber perdido ni un poco de sueño. Como puede intuirse los últimos fueron los primeros en pasar.
El último lote culminó el proceso pasado el medio día. Con media mañana pérdida y unas 10 horas luego desde su arribo los presentes recibieron otro aviso escandaloso. «Las cedulas se entregarán en unos 15 o 20 días hábiles. Tenemos que esperar a que nos las manden desde Caracas», acotó un personal de la oficina.
La actual modalidad se aplica desde finales de 2017, comentó uno de los funcionarios al el quipo de Analitica.com. La versión oficial explicaría que la medida se imputo tras intensificarse la escasez de material.
Marlon Brito, se saco la cédula a finales de enero. Y no fue hasta este viernes 23 de marzo que su identificación arribó a la oficina. «He venido unas siete veces. Hasta hoy aparecio la cédula. En mi experiencia ese lapso de 15 días es ficticio. Aunque una amiga se la sacó conmigo y le llegó la semana pasada», aseguró el declarante.
La prolongada demora rememora el compás de espera en los años 90, cuando el ente era conocido como Dirección de Identificación y Extranjería (DIEX). Para el momento se utilizaba un proceso manual y la recepción del documento de identidad tardaba un mes y medio en promedio.