Caracas volvió a marchar tras dos meses y cuatro días de descanso
Sesenta y cinco días pasaron desde la última vez que la oposición venezolana, de agitado primer semestre en el año, había marchado en Caracas. Tras el 1 de mayo, un día después del fallido levantamiento militar del 30 de abril en La Carlota, ninguna movilización multitudinaria se había dado en la ciudad.
Tras la visita de la Alta Comisionada de la ONU para los DDHH, Michelle Bachelet, el asesinato del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo y el ataque al joven tachirense Rufo Chacón en una protesta por gas hasta dejarlo sin visión, el presidente encargado Juan Guaidó y los referentes políticos nacionales decidieron volver a las calles.
La convocatoria fue para este viernes 5 de julio, a 208 años de la firma del Acta de la Independencia, día en el que también se dio una sesión solemne por parte de la Asamblea Nacional y la Asamblea Nacional Constituyente.
Distintas organizaciones no gubernamentales, partidos políticos, representantes estudiantiles y ciudadanos aceptaron la cita llamada para la sede del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Los Palos Grandes. Allí, familiares de presos políticos y perseguidos por el régimen dieron inicio a las actividades, así como respaldaron el informe presentado por Bachelet ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la situación en el país.
Antes de las 11 de la mañana ya estaban presentes en el lugar las ONG y parte de los manifestantes, que gritaban consignas contra los funcionarios de seguridad del estado. «No más muerte, no más tortura», decían, mientras las inmediaciones de la Avenida Francisco de Miranda comenzaban a llenarse.
La Juventud del partido Voluntad Popular hizo acto de presencia para solidarizarse con Rufo Chacón, quien perdió la vista producto de perdigonazos en Táchira. Con cintas rojas tapando sus ojos, los representantes estudiantiles aseguraron que «aunque quieran quitarnos la vista, los jóvenes vamos a estar vigilando» cada paso del Gobierno.
Poco después, cerca de la una de la tarde, apareció el presidente encargado Juan Guaidó, dirigiendo la marcha y marcando la ruta hacia el punto final de la movilización: la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). Junto a él llegaron los diputados de la Asamblea, entre los que destacó Carlos Paparoni, quien salió de la clandestinidad para apoyar la actividad.
Antes de emprender el camino, el también presidente del Parlamento se subió a la estatua del Generalísimo Francisco de Miranda frente a Parque Cristal para hablarle a sus seguidores y pedirles evitar la «confrontación» con los funcionarios al cierre de la marcha.
Sin embargo, el pedido de Guaidó no fue suficiente. Un piquete de la Policía Nacional Bolivariana esperaba en la calle que conduce al Dgcim, por lo que el líder opositor volvió a dirigirse a los presentes antes de terminar su jornada. «Les pido confianza y respeto en la ruta», expresó, ante los cuestionamientos hacia sus métodos para lograr el cese de la usurpación.
#AHORA @jguaido desde la sede del Dgcim en Boleita: Pido confianza en lo que estamos haciendo. Estamos en todos los espacios. ¿Ustedes piensan que yo soy pendejo? No vamos a ir a ningún espacio para darle tiempo a la dictadura #5Jul | vía @AlexaanderN pic.twitter.com/3VidOUnyy1
— Analítica (@Analitica) July 5, 2019
«Vamos a seguir en las calles agitando a toda Venezuela», anunció Guaidó, quien recibió el respaldo inmediato del Movimiento Estudiantil, comandado por el nuevo presidente de la FCU-UCV, David Sosa. «Estaremos en las calles en los momentos que sean necesarios», precisó Sosa justo a su lado y de su esposa, Fabiana Rosales.
Luego de una oración, el «Gloria al Bravo Pueblo» sonó en la avenida Rómulo Gallegos y pocos minutos después el presidente interino se marchó junto al grueso de manifestantes, mientras un foco se acercó al piquete para intentar seguir su ruta, recibiendo una negativa como respuesta.
Más allá del impedimento de alcanzar la sede de contrainteligencia, la marcha de este viernes fue un termómetro para medir el respaldo a Guaidó en la capital. Su mensaje a la Fuerza Armada Nacional fue nuevamente de acercamiento, así como insistió en ocupar “todos los espacios”. Uno de ellos es la calle, a la que volvió de forma masiva 65 días después.