Oposición cierra filas para bloquear adelanto electoral de Boris Johnson
El jefe de Gobierno necesita el respaldo de dos tercios de la Cámara de los Comunes para avanzar unas elecciones
Los partidos de la oposición en el Reino Unido acordaron este viernes que continuarán bloqueando por ahora el adelanto electoral que reclama el primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, que partiría como favorito en unos comicios.
El jefe de Gobierno necesita el respaldo de dos tercios de la Cámara de los Comunes para avanzar unas elecciones, un beneplácito que ya le fue negado el pasado miércoles.
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, afirmó entonces que daría su visto bueno a unas elecciones una vez que la ley para impedir un «brexit» sin acuerdo recibiera la firma de la reina Isabel II.
Esa legislación fue ratificada este viernes por la Cámara de los Lores y quedó lista para entrar en vigor el lunes, pero los laboristas han decidido variar su estrategia y sumarse en cambio a una alianza con otras fuerzas opositoras para vetar unos comicios.
Laboristas, liberal demócratas, nacionalistas escoceses (SNP) y galeses (Plaid Cymru) coincidieron en que no respaldarán unas elecciones que se celebren antes de que se materialice la extensión del plazo de salida del país de la Unión Europea.
«Estamos de acuerdo en que el primer ministro ha emprendido una huida. Boris está roto. Tenemos la oportunidad de derribar a Boris», sostuvo la líder del Plaid Cymru en el Parlamento británico, Liz Saville.
El jefe de Gobierno considera que la amenaza de un «brexit» duro, un escenario que puede dañar tanto al Reino Unido como a la UE, es su principal baza negociadora para obtener mayores concesiones de los 27 socios comunitarios restantes.
Johnson ha asegurado esta semana que ha habido «progresos» en las negociaciones con Bruselas, donde el enviado del Gobierno británico para el «brexit», David Frost, ha continuado manteniendo contactos.
Manos atadas
Por el momento, sin embargo, no ha habido signos de que la UE esté dispuesta a suprimir del acuerdo de salida la cláusula para evitar una frontera en Irlanda del Norte, la principal exigencia del mandatario británico.
Con las manos atadas ahora por ley en la negociación y sin una mayoría parlamentaria, Johnson considera que el único camino viable para su Gobierno pasa por un adelanto electoral, que esperaba fijar para el 15 de octubre.
Con ese calendario, confiaba en recuperar la mayoría parlamentaria antes de la crucial cumbre europea del 17 de octubre, en la que espera sellar un nuevo acuerdo con Bruselas.
El primer ministro perdió esta semana la escasa mayoría de un diputado con la que contaba en los Comunes, tras fugarse uno de los suyos al Partido Liberal Demócrata.
Poco después, expulsó del grupo parlamentario conservador a los 21 diputados que se rebelaron contra él para frenar un «brexit» duro, por lo que su situación pasó a ser todavía más precaria y difícilmente podría aprobar cualquier iniciativa en el Parlamento.
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Tras unos comicios, sin embargo, Johnson podría recuperar el control de los Comunes y, potencialmente, tratar de deshacer el veto legal a un «brexit» sin acuerdo.
Una encuesta de la firma YouGov publicada esta semana sugiere que los conservadores obtendrían el 35 % de los votos en unas elecciones, mientras que los laboristas sumarían el 25 %, los liberal demócratas el 16 % y el Partido del Brexit el 11 %.
A partir del próximo lunes, cuando entre en vigor la ley aprobada hoy, el Gobierno contará con un plazo de hasta el 19 de octubre para llegar a un acuerdo sobre las condiciones de salida de la UE, o bien estará obligado a solicitar una prórroga.
El texto legislativo propone el 31 de enero de 2020 como la nueva fecha para la ruptura, si bien deja abierta la puerta a que sea la Unión Europea la que decida la longitud del nuevo plazo.
A pesar de esa legislación, Johnson ha asegurado esta semana que preferiría estar «muerto en una zanja» antes que retrasar la ruptura con la UE más allá de la fecha prevista hasta ahora, el 31 de octubre.
La aparente negativa de Johnson a pedir esa prórroga ha llevado a los analistas políticos en el Reino Unido a preguntarse si el primer ministro estará dispuesto a desafiar la ley, o bien tratará de buscar algún mecanismo que le permita esquivarla, o incluso si llegará a plantearse su dimisión antes que enviar esa carta a Bruselas.