Trump aspira posicionar a China como el enemigo común
El desinfectante que Donald Trump instó a ingerir para prevenir la covid-19 no ha hecho mucho por contener en Estados Unidos al virus responsable de la pandemia, pero comentarios como ese sí están limitando sus posibilidades de reelección.
La situación generada por la extensión del coronavirus en EEUU tiene en aprietos al republicano Trump frente a su adversario demócrata Joe Biden, de cara a las elecciones presidenciales de noviembre próximo. Su errático manejo de la crisis lo está cobrando la ciudadanía y, ante esa realidad, el mandatario ha optado por la vieja estrategia del enemigo común, en un intento de unificar al electorado ante la amenaza externa, que según su retórica, representan el virus y China, el país donde se originó la pandemia.
El 29 de abril pasado Trump declaró a Reuters en una entrevista en el Despacho Oval, que la forma como China había gestionado la crisis de covid-19 era una prueba de que ese país “hará lo posible” para que pierda la elección. Sostuvo que China debió ser más activa e informar antes al mundo. De esta forma, el virus entra oficialmente en la campaña electoral.
Leopoldo Martínez, miembro de la dirección nacional del Partido Demócrata, expone para Analítica los giros de Trump frente la gestión china de la pandemia.
“Al principio –Trump- decía que los chinos hacían un excelente trabajo, pero la antesala es que la relación con China tiene casi 2 años en una tensión muy grande y se retiraron recursos humanos que estaban trabajando en EEUU y China el tema de las pandemias. Después, Trump se dio cuenta que el virus estaba aquí (en EEUU) y tenía que buscar un culpable y dijo que el culpable es China”.
Leopoldo Martínez.
El 7 de febrero en la cuenta de Twitter @realDonaldTrump el mandatario ensalzaba la labor del Gobierno chino en la materia: “Se está produciendo una gran disciplina en China, ya que el presidente Xi lidera fuertemente lo que será una operación muy exitosa. ¡Estamos trabajando estrechamente con China para ayudar!”, trinó desde la Casa Blanca.
El cambio en el discurso es analizado por la experta en comunicación política y profesora de la Universidad de Navarra, Carmen Beatriz Fernández: “a Trump lo que le queda es jugar al rol del comandante en jefe, en plan bélico, contra el enemigo covid en esa batalla por las narrativas” y acota: “Ningún presidente de Estados Unidos ha perdido la reelección cuando el país está en guerra”.
¿Podrá ser efectivo el intento de Trump de colocar su campaña electoral en un plano bélico? La teoría puede concederle sustento al comportamiento que está ahora asumiendo.
Paul Martín (2004) en su trabajo Inside the black box of negative campaign effects: Three reasons why negative campaigns mobilize. (Political Psychology, 545-562), señala que existen 3 razones por las cuales las campañas electorales negativas son efectivas: el compromiso republicano, la percepción de una amenaza y lo cerrado de la elección. De tal forma, si Trump convence al electorado de que el coronavirus es una suerte de arma empleada por los chinos contra el pueblo estadounidense y su Gobierno, podría activar ese compromiso del ciudadano con su país ante una amenaza externa, que es el segundo elemento expuesto por el autor.
Esa parece ser la estrategia que intenta el mandatario y habrá que ver si el electorado termina comprando la idea. Ya en la elección de 2016 vimos cómo usó elementos de fake news para activar los temores del electorado contra los emigrantes y que ese elemento fue decisivo en el triunfo sobre Hillary Clinton.
Cambio de viento
En diciembre de 2019 el presidente estadounidense parecía con viento a favor, impulsado por una opinión favorable sobre la situación económica (76% según una encuesta de CNN. El porcentaje más alto desde 2001), con un índice de popularidad -según el agregado de FiveThirtyEight- de 45%, el índice más alto desde marzo de 2017, y una reducción de la ventaja en intención de voto de Biden a apenas 5%.
Pero el coronavirus llegó a suelo estadounidense y Trump desestimó el impacto de la mortal enfermedad que provoca. En febrero, cuando la covid-19 ya había cobrado la vida de 900 personas en China, insistía que la pandemia desaparecería sola en abril gracias al cambio de estación climática: porque “el calor habitualmente mata a este tipo de virus”.
Carmen Beatriz Fernández explica que al inicio de la pandemia la aceptación de Trump subió hasta casi 50% por varios factores: en primer lugar “porque tuvo la oportunidad de monopolizar la atención pública, con ruedas de prensa todas las noches”. En paralelo, del lado demócrata, las elecciones primarias perdían interés, porque tuvieron que suspenderse los procesos pendientes y finalmente se fueron retirando los principales contendores de Joe Biden.
“Pero luego –argumenta Fernández- la realidad cambió, porque producto de sus errores volvió a bajar –su aceptación-, incluso debajo de su nivel histórico”. Añade que “por primera vez pareciera que la reelección de Trump estuviera en peligro, porque la gente siente que no ha manejado bien la situación”.
Lo que dicen las encuestas
Los más recientes sondeos de opinión pública nos dan una idea de la difícil situación política que atraviesa Trump y el Partido Republicano.
Un estudio de opinión pública nacional, cuyo trabajo de campo se realizó entre el 21 y el 25 de abril, desarrollado por la Suffolk University y por USA Today, con un margen de error de +-3%, indica que el 44% está dispuesto a votar en noviembre por Biden, 38% por Trump, por un tercer partido se inclina el 8% y están indecisos el 8%.
Fuente: Suffolk University y USA Today
Cuando se les interroga a los indecisos y a quienes son propensos de votar por un tercer partido, ¿por quién se inclinarían entre Trump y Biden? 64% prefiere al exvicepresidente de Barack Obama y 24% al actual mandatario. De tal, forma que si estos sectores llegaran a concretar sus votos, de acuerdo a la respuesta a esta pregunta polarizada, Biden le sacaría 10% de ventaja a Trump.
Fuente: Suffolk University y USA Today
Real Clear Politics, un portal que toma en cuenta a las principales encuestas, entre ellas la de Suffolk University, indica que Biden tiene una ventaja de intención de voto de 48% a 42% sobre Trump de acuerdo al promedio de 10 estudios de investigación. Los independientes parecen tener la decisión en sus manos.
En el estudio de Suffolk University, al interrogar a los encuestados sobre la gestión de la crisis de la covid-19, 52% desaprueba lo que ha hecho el Gobierno de Trump sobre la materia y 45,2% lo aprueba.
Fuente: Suffolk University y USA Today
Otros elementos controversiales de la gestión de Trump sobre la pandemia también fueron consultados, como la decisión de su Gobierno de no aportar fondos a la Organización Mundial de la Salud. Casi 53% de los encuestados se oponen a la medida y 38% está a favor.
Los más vulnerables
Leopoldo Martínez, quien además integra el equipo de co-chairs del Consejo de Latinos con Biden, sostiene que en estos momentos de crisis los líderes deben demostrar su empatía y que en el tema de covid- 19 “uno de los aspectos que impacta más son las inequidades que con la pandemia son más visibles: ¿Cómo afecta esto al trabajador por horas, al del campo, al inmigrante que no tiene ciertas protecciones, a la comunidad afroamericana, cuál es el cuadro de salud previa de estos sectores? Te encuentras entonces a gente que está más vulnerable al virus”, comenta.
Agrega que en Estados Unidos hay más de 22 millones de personas solicitando ayudas por desempleo y que el Gobierno asistió primero a las grandes empresas, a los mercados de capital, antes que a los trabajadores. “Esa falta de empatía creo que está impactando lo electoral”, asevera.
Aquiles Esté es experto en semiótica y comunicación política, y profesor de la Universidad de Miami. Considera que Trump ha cometido muchos errores en la gerencia de la crisis. “El primero es justamente haber confundido el manejo de la crisis con una operación electoral”, señala.
Según Esté, el presidente de EEUU desechó la oportunidad de ser el líder del país frente a la crisis y “se puso en modo electoral, creyendo que le iba a dar dividendo, en vez de ser el factor unificador.”
“Él podría jugar un rol parecido al de Roosevelt o Reagan, que enfrentando amenazas externas, guerras, unifican al país detrás de ellos. Él tenía la oportunidad servida”, pero -acota el experto- el mandatario ha preferido la vía en la que parece sentirse mejor: la confrontación. Agrega que el magnate ha traído las técnicas del ámbito comercial al político, porque en el mercadeo comercial no se le habla a todo el mundo, sino al mercado al que está dirigido el producto.
En ese sentido, indica que Trump prefirió dirigirse a su base, “pero la situación requiere una aproximación totalmente distinta. Una política unificadora, pacificadora, consensual”.
Otros errores que considera Esté que ha cometido Trump en el manejo de la crisis es la sobreexposición.
“Se está sobrermercadeando. Las conferencias de prensa diarias han tenido un efecto perverso. Se han vuelto fastidiosas, regañonas, lo que hace es pelearse con los periodistas. Cuando sobremercadeas cualquier producto, servicio o persona, lo que sucede es que la gente se tapa los oídos, no te escucha. No le importa a la gente lo que digas o dejes de decir”.
Aquiles Esté.
¿Cambio de as?
Las esperanzas de Donald Trump, antes de la aparición de la pandemia, se centraban fundamentalmente en el manejo de la economía. Aquiles Esté piensa que la situación de salud ha ocasionado que el Presidente perdiera ese “as”.
En diciembre pasado, Trump podía jactarse de un crecimiento sostenido de la economía que promediaba 2,6% del PIB en todos los trimestres de su mandato y el crecimiento del empleo había sido sólido, aproximadamente 200.000 nuevos por mes. Pero, por un lado, la economía ha dejado de ser tan determinante en la valoración electoral y, ante la preocupación por la covid-19, la gente está asignando creciente importancia a los temas de salud. Por otro lado, la economía se está viniendo abajo producto de la paralización por la pandemia y ya a la fecha hay en EEUU más de 30 millones de desempleados.
En otro estudio cuantitativo de investigación, en este caso de la firma Ipsos en alianza con Reuters, con un margen de error de +-3%, cuando se preguntó a los entrevistados ¿Cuál consideraba el problema más importante en los EEUU?, 20% dijo que el tema de la salud, por 16% que indicó la economía y 14% el empleo.
Fuente: Ipsos – Reuters
Cuando se pide evaluar a Trump en esos temas, 50% aprueba su gestión en la economía y 44% lo desaprueba, pero sobre la covid-19 apenas 36% lo aprueba y 55% lo desaprueba. Al preguntar en forma general si aprueba o desaprueba la forma como Trump se maneja como Presidente, 40% lo aprueba y 55% lo desaprueba, y en el caso de los independientes, un factor que es vital en los comicios, solo 39% lo aprueba.
Fuente: Ipsos – Reuters
Así las cosas, el Presidente parece que requerirá un fuerte golpe de timón para enderezar su campaña, pero tiene una esperanza. De acuerdo al sondeo de Suffolk University, 65% cree que China ocultó deliberadamente información sobre el virus en Wuhan.
Pero si falla su intento de hacer ver al país asiático como un enemigo de la Patria y a la covid-19 como su arma, puede que el impredecible mandatario escoja otra opción, un enemigo fácil de vencer en el terreno militar y que movilice rápidamente a un sector vital como los hispanos de Florida: Venezuela.
El autor es Licenciado en Comunicación Social, especialista en Comunicación Política (USB).