Tras anular a la oposición, Ortega se encamina hacia la reelección, por Reyes Theis
Reyes Theis / @reyestheis
La historia política nicaragüense de las dos últimas décadas es tan truculenta como la venezolana.
Con excepción de la diferencia en la aceptable gestión económica nicaragüense, basada en gran parte en la ayuda financiera de Caracas, en las dos naciones latinoamericanas las trampas, los negocios oscuros y las decisiones amañadas de sus instituciones, constituyen un kit que les ha permitido vivir al chavismo y al sandinismo las mieles del poder durante largos períodos de tiempo.
Dentro de 3 semanas (el 6 de noviembre) están convocadas elecciones en Nicaragua, se escogerá el Presidente de la República, el Vicepresidente y 90 diputados a la Asamblea Nacional. Las encuestas dicen que Ortega saldrá reelecto, para de esta forma haber ocupado la Presidencia durante 20 años de los últimos 37. Su Vicepresidenta será nada más y nada menos que su esposa Rosa Murillo ¿Cómo es esto posible? Aquí va parte de esta historia.
Golpe a la oposición
A principios de 2016 hubo algunos intentos de la oposición de concurrir unida a los comicios en Nicaragua.
«Hay que juntarnos todos y dejar de criticarnos», decía en abril Luis Callejas, un dirigente del Partido Liberal Independiente (PLI) organización que encabeza la Coalición Nacional por la Democracia.
El riesgo de perder el poder movió los resortes de las instituciones del Estado sumisas a Ortega y la Corte Suprema decidió, en primer lugar dejar sin la representación del PLI al dirigente Eduardo Montealegre y en julio entregó esa representación a un dirigente poco conocido: Pedro Reyes y se destituyó a los 20 diputados que tenía esa organización en el Parlamento.
De esta forma se anuló la candidatura del contendiente más fuerte: Luis Callejas, quien fue seleccionado como el aspirante del PLI y además se le despojó a la oposición de la tarjeta electoral de mayor peso.
“Hoy Daniel Ortega está cerrando las puertas de la vía electoral en Nicaragua. Hoy le ha robado al pueblo de Nicaragua su derecho a votar libremente, así como antes le robó su voto mediante los fraudes electorales”, expresó en ese momento Montealegre. La oposición ha señalado que los comicios de noviembre próximo serán una farsa.
Pero Ortega no participará solo en los comicios. El exguerrillero Maximino Rodríguez es candidato del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) que dirige Arnoldo Alemán. Un veterano dirigente político, expresidente, sentenciado por corrupción y luego sobreseído, que en otras ocasiones ha negociado con Ortega respaldo político.
Otro aspirante en contienda será el abanderado del PLI, bajo la dirección impuesta por el alto tribunal nicaragüense. Ya que Pedro Reyes no levantó en las encuestas, este le cedió el paso a José del Carmen Alvarado Ruíz, un odontólogo de 66 años desconocido en el país.
Según la agencia Reuters, Ortega, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), obtuvo en un sondeo reciente de M&R Consultores un 64,2 por ciento de las preferencias frente al 8,3 por ciento de Maximino Rodríguez. La encuesta tiene un margen de error del 2,24 por ciento y se realizó entre el 11 y el 15 de octubre mediante 2.000 entrevistas.
Un 23,2 por ciento de los encuestados prefirió ocultar su intención de voto para los comicios del 6 de noviembre y se estima una abstención en torno al 25 por ciento.
La esperanza de la suspensión
A pesar que el Gobierno nicaragüense ha atacado en reiteradas oportunidades al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, de repente se han dado señales de un acercamiento.
El diplomático uruguayo informó que ha enviado un informe sobre los venideros comicios nicaragüenses al Gobierno de ese país.
La OEA informó el 16 de octubre pasado, a través de un comunicado de prensa, que “en relación al proceso político electoral de la República de Nicaragua, el secretario General de la OEA, Luis Almagro, envió un informe al Gobierno de Nicaragua ponderando los hechos”.
Añadió que “el Gobierno de Nicaragua recibió el informe con disposición a trabajar en una Mesa de conversación e intercambio constructivo con la Secretaría General de la OEA para analizar en forma conjunta los temas relacionados” y que “En función de lo anterior, el Secretario General de la OEA y el Gobierno de Nicaragua implementaran un mecanismo de conversación e intercambio a tales efectos”.
Rosario Murillo, esposa de Ortega y aspirante a Vicepresidente, anunció que “el Gobierno de reconciliación y unidad nacional de Nicaragua confirma la implementación de un mecanismo de conversación e intercambio con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en respeto y comunicación constructiva”, citó La Prensa.
El presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas, dijo al respecto al Nuevo Diario de Nicaragua: “En lo personal y como autoridad electoral me alegran mucho las declaraciones y el comunicado de la Secretaría General (de la OEA), pero más me alegra la respuesta que el Estado de Nicaragua ha dado a la propuesta de este organismo”.
Pero algunos analistas de ese país consideran que con el acercamiento con la OEA, el Gobierno busca ganar tiempo y mejorar su imagen desacreditada, el mismo señalamiento que le ha hecho la oposición venezolana a los intentos infructuosos de diálogo encomendados por Nicolás Maduro al expresidente del Gobierno Español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Entretanto, la oposición nicaragüense aspira que producto de las conversaciones con la OEA se puedan suspender los comicios y permitir una participación amplia, así como una observación internacional adecuada, que ha sido proscrita en Nicaragua, al igual que en Venezuela.
“La Coalición Nacional por la Democracia, como la verdadera fuerza de oposición en Nicaragua, considera que estas conversaciones (con la OEA) constituyen una gran oportunidad para que Ortega rectifique, suspenda la farsa electoral e inicie el camino para reabrir la vía cívica”, declaró el bloque en un pronunciamiento leído esta semana por el exdiputado Pedro Joaquín Chamorro Barrios.
Por los momentos, la familia Ortega luce sólida en el poder, a pesar de los intentos de último momento del secretario Almagro.