Se cumplen 6 años del terremoto de Japón que generó emergencia nuclear
Japón, el país más preparado frente a los temblores de tierra, tiene todavía una asignatura pendiente. El gran terremoto del que se cumplen hoy seis años sacó a la luz un riesgo oculto: la vulnerabilidad de las centrales nucleares, ejemplificada en el grave accidente de Fukushima.
Un desastre de estas características “no ocurre muy a menudo, pero una vez que golpea, daña a toda la sociedad”, explica Yasushi Ikebe, investigador principal del departamento de comunicación de la ciencia del Miraikan (Museo de la Ciencia Emergente y la Innovación) de Tokio.
El 11 de marzo de 2011, un devastador terremoto de una magnitud de casi 9 en la escala Richter, a 130 kilómetros de las costas niponas, y un posterior tsunami acabaron con la vida de más de 18.000 personas y fueron el origen de la todavía preocupante crisis nuclear de Fukushima.
A pesar de esta altísima cifra de víctimas, “Japón es el país más preparado del mundo para la gestión de desastres naturales” debido a que la frecuencia con la que estos ocurren “han hecho a la sociedad japonesa consciente de la necesidad de invertir en mitigar sus efectos”, argumenta Francisco Javier Jiménez-Espejo, geólogo español residente en Japón.
Menos de un 10 % de los fallecidos en 2011 lo hicieron a causa del terremoto -el resto murió por ahogamiento-, una proporción muy inferior a la del gran terremoto de Kobe -ciudad costera al oeste de Japón- en 1995, cuando un 80 % de las víctimas fallecieron bajo los escombros.
Con la lección de construir edificaciones a prueba de terremotos bien aprendida, la clave está ahora en plantear nuevas medidas que traten de mitigar otro tipo de riesgos, como la vulnerabilidad de las centrales nucleares.
Coincidiendo con el aniversario del terremoto de 2011, el museo Miraikan pone en marcha cada marzo la exhibición “Lección #3.11 – Lecciones aprendidas”, que busca mantener vivo el desastre en la memoria de los japoneses.