Papa resalta la labor de los «kikos» pero en sintonía con los obispos
El Pontífice se reunió hoy en la basílica de San Pedro del Vaticano con unos 25.000 «kikos», como son conocidos, para celebrar el cuarenta aniversario de la presencia del Camino Neocatecumenal en Roma y para entregar a catorce comunidades del Camino -formada por unas 800 personas, que partirán en misión a las zonas más secularizadas y difíciles de la capital italiana- la «cruz de la misión».
La ceremonia se desarrolló en un ambiente típico de los «kikos», entre cantos guiados por Argüello, que tocó la guitarra y dirigió unas palabras al Papa, en las que resaltó que el Camino siempre ha obedecido la encíclica «Humanae Vitae», de Pablo VI, «y tenemos muchos hijos».
«Hay quienes tienen diez, otros doce. Era difícil seguir las indicaciones en esta época. Pero aquí estamos, con familias numerosas, con una media de 5,5 hijos por pareja, la más alta de Europa. Hoy los más grandes evangelizadores son nuestros hijos», afirmó Argüello.
En ese ambiente festivo, Benedicto XVI manifestó que el Camino Neocatecumenal es «una de las muchas vías promovidas por el Espíritu Santo con el Concilio Vaticano II para la nueva evangelización».
El Pontífice se refirió también a la reciente aprobación definitiva de los estatutos del Camino Neocatecumenal, señalando que supone «la estimación y la benevolencia con la que la Santa Sede sigue la obra que el Señor ha promovido a través de vosotros».
«El Papa, el Obispo de Roma, os agradece el generoso servicio que hacéis a la evangelización de esta ciudad y la dedicación con la que os prodigáis para llevar el anuncio cristiano a todos los ambientes», dijo.
Una vez más, el Papa les pidió que realicen su misión en sintonía «con las directivas» de los obispos, señalando que esa colaboración será en beneficio de todo el pueblo cristiano y hará más provechoso el esfuerzo de la diócesis para anunciar el Evangelio.
Tras las palabras de Papa y antes de que concluyera la ceremonia con la entonación de un Te Deum de acción de gracias, habló, improvisando, Carmen Hernández, que hizo sonreír al Pontífice y a los presentes cuando dirigiéndose a Argüello, que le pedía que fuera breve, le dijo en español que ella hablaba «todo lo que le daba la gana», ya que estaba delante de Benedicto XVI «y puedo hablar».
La fundadora resaltó que los «kikos» están comprometidos con el diálogo con otras religiones, entre ellas el Islam y dijo que los musulmanes «rezan mejor que Kiko Argüello».
En otro momento de su largo e improvisado discurso en el que mezcló el español y el italiano creando un perfecto «itañolo», Hernández volvió a decirle a Argüello que no se callaba «porque no le daba la gana» y pidió la beatificación de Pío XII y Juan Pablo I.