Papa lamenta filtraciones de documentos del Vaticano
El Papa Francisco criticó este domingo la filtración de documentos confidenciales del Vaticano y consideró el hecho como un crimen deplorable, pero dijo que no lo distraería de sus esfuerzos por continuar con las reformas en la Santa Sede.
Las filtraciones son uno de los mayores escándalos internos que han sacudido al pontificado de Francisco y recuerdan al caso «Vatileaks» que ocurrió antes de la renuncia del Papa Benedicto XVI en el 2013. Los medios italianos han llamado al más reciente episodio «Vatileaks II».
En sus primeros comentarios públicos sobre las filtraciones desde el arresto la semana pasada de dos personas que se presume que entregaron los documentos a periodistas italianos, el Santo Padre pidió a los fieles que sigan orando por el bien de la Iglesia.
«Quiero decirles que este triste hecho no me distrae de la labor de reforma que estamos llevando a cabo con el apoyo de mis colaboradores y de todos ustedes», dijo a decenas de miles de personas en la Plaza San Pedro durante su bendición del domingo.
La semana pasada, el Vaticano arrestó a dos personas, un funcionario de alto rango de la Santa Sede y a una mujer italiana que trabaja en el sector de las relaciones públicas, por presuntamente filtrar los documentos a los autores de dos nuevos libros.
Ambos eran miembros de una comisión que Francisco creó varios meses después de su elección en marzo del 2013 para asesorarlo sobre las reformas administrativas y financieras en la Santa Sede.
«Robar esos documentos es un delito. Es un acto deplorable que no ayuda», sostuvo, agregando que no hay necesidad de filtrarlos debido a que los cambios se están realizando.
«Yo mismo encargué ese estudio y junto a mis asesores ya conocemos bien todos esos documentos, y se tomaron medidas que han comenzado a dar sus frutos», agregó.
La comisión completó su trabajo el año pasado y entregó su reporte al Papa, quien posteriormente hizo cambios a la administración del Vaticano, incluida la creación de un nuevo ministerio de economía y la entrega de un mayor poder a los reguladores financieros del Vaticano.
El Vaticano dijo cuando se anunciaron los arrestos que las filtraciones representaban una «grave traición a la confianza otorgada por el Papa» a los miembros de la comisión.