Morales y Torres, conozca a los candidatos de Guatemala
Este domingo Guatemala celebrará la segunda ronda de sus elecciones presidenciales en medio de una profunda purga anticorrupción que llevó el mes pasado a la renuncia del presidente Otto Pérez Molina.
Después ganar la primera vuelta en septiembre impulsado por el voto castigo a la clase política tradicional, Jimmy Morales, un humorista conservador sin experiencia en administración pública, pasó de ser prácticamente un desconocido a liderar el pelotón de 14 candidatos que se presentaron a la primera vuelta en septiembre y ahora es el favorito en la contienda contra la ex primera dama izquierdista Sandra Torres.
Conozca a profundidad quiénes son Morales y Torres, los candidatos a la presidencia de Guatemala:
Jimmy Morales, humorista cristiano
A Jimmy Morales le gusta contar un chiste en sus mítines para explicar cómo un humorista, sin experiencia política ni plan de gobierno claro, es el favorito para ganar la presidencia de Guatemala, impulsado por un partido de origen militar.
«Te quiero tanto que por ti cruzaría el océano nadando, atravesaría el desierto sin agua y me enfrentaría al Ejército con un cortaúñas», le dice un chico su novia. «¿Y vendrás a verme esta noche?», pregunta la muchacha, encandilada. «Bueno, si no llueve, voy».
El actor acalla las risas de la concurrencia con calculada indignación: «esa mujer engañada es nuestro país», clama desde la tarima, «y el galán mentiroso son los políticos que engatusan al pueblo una y otra vez con falsas promesas».
Con un programa de gobierno de apenas seis páginas, muchos temen que la posible victoria de un hombre que hasta hace un año se ganaba la vida haciendo bromas sobre comer condones como fallido método anticonceptivo, acabe siendo una farsa.
La caída en desgracia de los políticos tradicionales hizo de la falta de experiencia un punto fuerte de Morales, cuyas prioridades son salud, educación y el combate a la corrupción.
El candidato, que en sus discursos cuenta su historia niño humilde con madre viuda, se ha comprometido a reforzar la Fiscalía y renovar a la CICIG, la comisión internacional que lideró las investigaciones contra Pérez Molina.
Sandra Torres, ex primera dama
Se divorció de su esposo, el expresidente Álvaro Colom (2008-2012); cambió de apariencia y se dedicó a estudiar. Sandra Torres ha hecho todo lo que está en sus manos para convertirse este domingo en presidenta de Guatemala, pero su pasado como ex primera dama le resulta un pesado lastre.
Con la clase política bajo sospecha tras los escándalos de corrupción que llevaron a la renuncia y arresto del ex presidente Otto Pérez Molina por un masivo fraude aduanero, Torres quedó rezagada en los sondeos frente a su rival, Morales.
Pero ella confía en dar la sorpresa como hizo en la primera vuelta, cuando contra todo pronóstico logró pasar al balotaje por unos miles de votos sobre el empresario Manuel Baldizón. Y busca convencer a los electores de que el candidato independiente es un «salto al vacío».
«Guatemala no está para principiantes. Necesita un equipo formado como plan de gobierno con seriedad y responsabilidad», dijo recientemente en un debate con Morales la licenciada en comunicación, de 60 años, madre de cuatro hijos que ya la hicieron abuela.
Hace un lustro, la empresaria textil parecía encaminada a suceder a su entonces esposo Colom, durante cuyo mandato cultivó una imagen de mujer trabajadora y eficiente, impulsando una serie de programas sociales inspirados en los del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil.
Pero el Tribunal Supremo Electoral entonces la descalificó para ser candidata amparado en una ley que no permite a familiares de mandatarios aspirar al cargo, meses después de que se había divorciado de Colom.
Sin embargo, siguió influenciando la vida nacional al frente del partido socialdemócrata Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), con un poder parlamentario.
Desde entonces, Torres se volcó en una carrera para diseñar el que sería su asalto definitivo a la jefatura de Estado, que incluyó un radical cambio de imagen y una preparación intensiva en temas de política nacional, diplomacia y finanzas.
