Milosevic, el ex hombre fuerte yugoslavo, a un paso del arresto
Las horas están contadas para el ex dictador yugoslavo Slobodan Milosevic. La policía ha reforzado la vigilancia en torno a la villa con un alto muro protector en la colina nevada donde residían los ricos y los poderosos del régimen. De la residencia de la calle Tolstoi, «Slobo» sería transferido dentro de unos días a la «suite» carcelaria que le están preparando en la cárcel central de Belgrado, la capital de Serbia y de la Yugoslavia que se ha prácticamente desintegrado.
El inminente arresto de Milosevic está en la boca de todos, en los anuncios de la prensa, en las afirmaciones del nuevo jefe del gobierno de Serbia, el democrático Zoran Djinjic, y en la simple lógica de los acontecimientos.
La oposición democrática ha ido afianzándose en el poder y el presidente Vojislav Koustunica decidió pasar a la ofensiva contra el núcleo central del poder del régimen que ha llevado a Yugoslavia y a Serbia al desastre. Koustunica ha aprobado el arresto de Milosevic, pero ayer ratificó que no lo consignará al Tribunal Penal Internacional de La Haya que juzga los crímenes de guerra perpetrados en estos años en los Balcanes. Koustunica quiere seguir la única alternativa, que es procesar al ex dictador en su patria. Es lo menos que exigen EE.UU. y sus aliados para ayudar al flamante gobierno democrático.
Durante el fin de semana fue arrestado Rade Markovic, el jefe de la policía secreta, estrecho colaborador de «Slobo» y el hombre encargado de hacer los trabajos más sucios por cuenta del jefe. También investigan a Milosevic por declaraciones falsas de sus bienes.
El comandante de la policía secreta está acusado de haber ordenado, por ejemplo, el atentado contra el voluble político monárquico Vuk Draskovic, que se salvó por milagro cuando se le tiró encima un enorme camión cargado de arena, el 3 de octubre de 1999. Vuk se salvó pero su cuñado y otros tres amigos de su partido murieron. Al parecer el chofer del camion es ahora el testigo contra Markovic.
