Kamala Harris dice que Donald Trump «degrada» la presidencia de EE.UU
A poco más de dos semanas para la jornada electoral, las encuestas muestran que Harris y Trump están empatados en la carrera por la presidencia
El expresidente Donald Trump se ha salido cada vez más del guión durante los actos de campaña, utilizando un lenguaje grosero y a veces estrambótico. La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, dijo el domingo que su rival electoral «degrada» el cargo de presidente con su uso de lenguaje grosero, un día después de que el republicano la insultara utilizando un improperio.
El sábado, Trump dijo en un mitin en Latrobe (Pensilvania) -uno de los siete estados clave en las próximas elecciones- que Harris es una «vicepresidenta de mierda», un comentario que fue recibido con vítores por sus seguidores.
«Lo que se ve en mi oponente, un ex presidente de los Estados Unidos, realmente degrada el cargo», dijo, en respuesta a una pregunta sobre los comentarios.
«El pueblo estadounidense se merece algo mucho mejor. Donald Trump no debería volver a ponerse detrás del sello de presidente de Estados Unidos. No se ha ganado el derecho y por eso va a perder», expresó la demócrata en una entrevista con el activista Al Sharpton en MSNBC.
Harris opinó que Trump debería fijar un estándar no solo nacionalmente, sino a nivel internacional, y aseguró que su comportamiento «degrada la oficina» de la Presidencia del país.
A poco más de dos semanas para la jornada electoral, las encuestas muestran que Harris y Trump están empatados en la carrera por la presidencia, incluso en los estados indecisos clave que deciden las elecciones estadounidenses.
Harris dijo a MSNBC que no debería permitirse al expresidente volver a dirigir el país.
La campaña de Trump, de 78 años, se ha caracterizado por el uso de un lenguaje contundente y afirmaciones a menudo alejadas de la realidad, especialmente en el tema electoral clave de la inmigración.
El candidato Trump habla con vulgaridades y palabrotas porque es un demagogo y considera que el pueblo tiene ese nivel y por tanto así logra conectarse más. Ésta es una visión peyorativa del pueblo muy común entre los demagogos.
El limitado y vulgar vocabulario de Donald Trump es otra causa por la que rechazó un segundo debate con Kamala Harris. Claro, después de la paliza que le dió Kamala Harris en el debate en televisión Trump no quiere que lo azoten de nuevo, ni que fuera masoquista. Y sabe que jamás pudo, puede ni podrá ganarle un debate a la brillante Kamala Harris, una exitosa abogada que fue Fiscal General del Estado de California y antes Fiscal de Distrito y como acusadora de tantos delincuentes sabe como ganar juicios y debates en los estrados judiciales. Trump, en contraste, es un «hijo de papá» que heredó una fortuna construida por otros y vivió su juventud y madurez con futilidad y narcisismo para cansado de ser un gran financista del Partido Republicano, buscando proteger sus inversiones, decidió «meterse en política» y con un discurso anti-político y exacerbando como demagogo los peores temores y taras del pueblo norteamericano logró ganar la Presidencia de Estados Unidos probando su enorme incapacidad para efectuar una gestión exitosa, por eso, por su fracaso como gobernante, el pueblo norteamericano votó contra él y perdió la reelección y ahora Kamala Harris, una mujer brillante, preparada, acostumbrada a combatir delincuentes en protección de la sociedad, le dará otra paliza en las elecciones presidenciales, como le dió una paliza en el debate, que Trump rehuye asustado como un vampiro ante un crucifijo en las películas de Hollywood, porque en verdad Donald Trump es un mal actor metido a la política en un tiempo de decadencia en Estados Unidos. Afortunadamente el pueblo norteamericano se cansó de improvisados, de disparatados demagogos, de empresarios de dudosa honestidad y carentes de ética disfrazados de estadistas, de vulgares racistas y prejuiciosos clasistas que consideran a los inmigrantes y pobres como «gente fracasada» («perdedor» es la palabra que usan como arma y estigma), porque Trump es ejemplo del político que gobierna para los intereses de la minoría de millonarios de la que forma parte, que siempre busca reducir los impuestos a los ricos y aumentarlos a los trabajadores.