Francia reconoce fracaso de la justicia tras ataque en una iglesia
Este viernes el primer ministro francés reconoció un «fracaso» del sistema judicial tras el asesinato de un cura en una iglesia y anunció que se planteaba prohibir temporalmente la financiación extranjera de mezquitas, tras los últimos atentados en el país.
A pesar de que la crítica de Manuel Valls no fuera dirigida directamente hacia el gobierno, su declaración contrasta con la reacción que tuvo el gabinete después de la matanza en Niza (sur) el 14 de julio, que dejó 84 muertos. En aquel momento, el gobierno rechazó reconocer la menor falla en el dispositivo de seguridad a pesar de las airadas críticas de la derecha.
El primer ministro admitió en una entrevista con el diario francés Le Monde que la decisión de la justicia antiterrorista de liberar en marzo a uno de los dos atacantes de la iglesia de Saint Etienne de Rouvray (noroeste) fue un «fracaso». «Hay que reconocerlo», dijo.
«Esto debe llevar a los jueces a un enfoque diferente, caso por caso, teniendo en cuenta las prácticas de disimulo de los yihadistas», subrayó.
Valls afirmó que no será él «quien, en menoscabo de todo equilibrio de poderes, caiga en la facilidad de señalar a los jueces como responsables del acto terrorista».
Después de los atentados yihadistas de julio, en un país que ya fue víctima de dos ataques en 2015 que causaron 147 muertos en enero y noviembre, el primer ministro se mostró favorable a prohibir la financiación extranjera de las mezquitas.
Además, afirmó desear «inventar una nueva relación» con el islam en Francia y que los imanes sean formados en Francia «y no en otro lado».
Tras una reunión esta semana entre el presidente, François Hollande, y los representantes de diferentes cultos, el rector de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, también sugirió «una cierta reforma en las instituciones» del islam.
Con el fin de atajar la propagación de ideas yihadistas, las autoridades cerraron en los últimos meses varias mezquitas consideradas salafistas.
Rédito político
Adel Kermiche, uno de los yihadistas que atacaron una iglesia el martes en Francia, estuvo en prisión durante 10 meses a la espera de juicio por haber intentado en dos ocasiones viajar a Siria.
Este joven de 19 años fue liberado en marzo de este año y puesto bajo arresto domiciliario con un brazalete electrónico. La fiscalía había apelado, en vano, la decisión de los jueces de ponerlo en libertad condicional.
Esto provocó una oleada de críticas desde la derecha y la ultraderecha y varios dirigentes políticos exigen la dimisión del primer ministro y del titular del Interior, Bernard Cazeneuve.
Abdel Malik Petitjean, el segundo autor del ataque en el que un cura fue degollado en plena misa, estaba fichado por radicalización desde el 29 de junio, tras haber intentado viajar a Siria.
Petitjean, de 19 años, apareció vertiendo amenazas contra Francia en un video difundido por un órgano de propaganda de la organización Estado Islámico (EI), la agencia Amaq, informó el jueves el centro estadounidense de vigilancia de sitios yihadistas (SITE).
Por otro lado, un solicitante de asilo sirio fue detenido provisionalmente en el marco de esta investigación, señaló una fuente cercana al caso. Otras dos personas seguían detenidas el viernes, mientras que dos fueron liberadas.
A unos meses de las primarias que se celebrarán antes de las elecciones presidenciales de abril de 2017, las acusaciones cruzadas entre los diferentes partidos a causa de los atentados han ido en aumento.
Florian Philippot, uno de los responsables del partido ultraderechista Frente Nacional, respondió a las declaraciones de Valls en Le Monde y consideró que «normalmente, cuando uno es un dirigente político, asume las consecuencias presentando su dimisión».
Por su parte, pidiendo a la oposición que sea «digna y respetuosa», el primer ministro acusó al jefe del partido conservador Los Republicanos (LR), el expresidente Nicolas Sarkozy, de «perder los nervios», después de que este hubiese dicho esta semana que la izquierda estaba «paralizada» por «la violencia y la barbarie».