En Curazao ya no ven con buenos ojos al venezolano
Por Albermary Aponte, especial desde Curazao
«Los venezolanos vienen a hacer desastres aquí», «antes venían de turistas, ahora se prostituyen y atracan»; «es por la crisis que vienen para acá, pero los aprecio». Estos son solo algunos de los comentarios que hacen los habitantes de Curazao cuando se les pregunta por los venezolanos. Sin embargo, una cantidad considerable de pobladores aseguran mantener su estima por los inmigrantes, a pesar de lo que, a algunos, les ha obligado hacer la crisis en Venezuela.
Durante un recorrido por el centro de Willemstad, en Punda, las opiniones, tal como la variedad de colores de piel y contexturas que se aprecian en la isla, contrastan entre sí.
Ola migratoria
La carencia de información migratoria de los venezolanos (en ambos países) es abrumadora. Cifras no oficiales obtenidas durante la investigación indican que para 2012 el número de venezolanos inmigrantes en Curazao se aproximaba a 4000 personas. Por pura aproximación, se estima que para este momento (diciembre 2016), la cantidad se haya, incluso, triplicado, tomando en cuenta la creciente cantidad de expatriados que ha llegado a territorio curazoleño, desde que se evidenciara un progresivo empeoramiento de las condiciones socioeconómicas de Venezuela.
Reportes de distintos medios holandeses y curazoleños apuntan que las autoridades no cuentan con cifras oficiales del número de venezolanos que llegan a la isla, pero «se sabe que existen más prostitutas venezolanas ofreciendo sus servicios en los vecindarios de Curazao,” publicó el diario De Telegraaf, citado por Curacao Chronicle.
Transeúntes en el centro de la capital aseguran que desde la ola migratoria de venezolanos se han incrementado los índices delictivos. Sin embargo, no se sabe a ciencia cierta si los atracos son cometidos por venezolanos. «Eso es por moda», dice convencido el propietario de un kiosco de batidos en el área de Otrobanda, refiriéndose a que hay «temporadas» en las que hacen acusaciones según la nacionalidad.
El encargado, de origen colombiano, indicó que varios de los que atracan son curazoleños, «pero el gobierno y la gente culpa a los latinos, porque a ellos nunca les gusta echarles la culpa a los de aquí».
«Ahorita son los venezolanos, antes eran los dominicanos y haitianos, durante una época fueron los colombianos, y hasta hubo un época de jamaiquinos», complementa Miguel González, un venezolano residente en Curazao desde hace más de 15 años.
No obstante, la gobernadora Lucille George-Wout, en un discurso ofrecido en el Parlamento curazoleño el 13 de septiembre de 2016, aseguró que la entrada de venezolanos a la isla ha traído delincuencia, trabajo ilegal y prostitución.
Toda la comunidad puede sentir los efectos de los problemas en nuestro país vecino. El equipo de monitoreo en esta materia, ha constatado que la entrada de personas es casi exclusivamente en las áreas de delincuencia, trabajo ilegal y prostitución
En ese sentido, una de las recomendaciones más «fuertes » que realizó para solucionar ese problema «es que a nivel del Reino lleguemos a tratados de extradición entre Venezuela y Curazao y de esta manera combatir la semilla de criminalidad entre estos dos países con más efectividad”.
Se intentó contactar con autoridades de la Gobernación de Curazao, así como funcionarios de la oficina del Servicio de Admisión, anteriormente llamado “Departamento de Migración” (aún conocido así popularmente) y el Consulado de Venezuela en el lugar, pero no se obtuvo respuesta.
Las medidas de ingreso siguen siendo las mismas
El representante de mercadeo del Ministerio de Turismo de Curazao, Muryad De Bruin, aseguró a Analítica que no ha habido cambios recientes en los requisitos de ingreso a la isla, ni de venezolanos ni de ninguna otra nacionalidad: «Solamente en los aeropuertos se han puesto mucho más estrictos con las reglas, pero no hay ninguna regla adicional, o medida gubernamental».
De Bruin manifiesta que, de hecho, el «reforzamiento» de las medidas para venezolanos establecidas por las aerolíneas no es una cuestión venezolana, «es una regla curazoleña».
«No es algo nuevo, es algo que estaba claro en la ley desde hace años», enfatiza, y explica que para ingresar al país es menester demostrar cómo la persona va a cubrir sus vacaciones: presentar la reserva de hotel, o carta de invitación, y una cantidad de dinero en efectivo (florines o dólares) como respaldo.
La ley estrictamente indica que «cualquier persona de cualquier nacionalidad» debe tener 150$ por día, puntualiza De Bruin.
«Crea fama y acuéstate a dormir»
La otra cara de la moneda muestra a venezolanos que trabajan de manera honrada, como expresa José Bustillos, vendedor de frutas en el extremo de Punda, un lugar que es reconocido por los locales como colonia venezolana.
Muchos llevan décadas viajando a Curazao y, aunque deben salir cada dos meses de la isla, aseguran que su situación es legal, avalada además por credenciales emitidas por el Consulado venezolano y permisos de Inmigración de Curazao.
En fluido papiamento, una de las clientas del kiosco de batidos explica su opinión sobre los venezolanos con evidente resentimiento, y tras intercambiar unas palabras con González, quien le explicó la situación política y económica en el país, admitió que, de ponerse en los zapatos de los inmigrantes, «también buscaría la forma de escapar».
Otro de los vendedores de la zona, quien se presentó como José Gregorio, dice que es mejor hacer lo bueno, «aunque por uno pagan todos. Hay veces que los colombianos o dominicanos hacen algo y culpan es a los venezolanos. Ya sabes lo que dicen: ‘crea fama y acuéstate a dormir».
