En 2018 EEUU declaró una guerra comercial a China que amenaza al mundo
Cuando en 2016, el entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump lanzaba sus arengas contra el comercio mundial, hablaba contra los acuerdos internacionales que dominan las transacciones de bienes a escala planetaria y de tomar medidas para proteger a la economía de su país, muchos quizás pensaban que se trataba de promesas electorales para ganar votos.
Pocos imaginaban que el magnate de la televisión y la construcción se iba a lanzar de frente en 2018 en una guerra comercial con China que ha abarcado a sus aliados de la Unión Europea, la cual puede arrastrar a toda la economía mundial.
EEUU y China, primera y segunda economías del mundo, respectivamente, se han enzarzado en una guerra de aranceles a gran escala en los últimos meses después de que Trump anunció en junio pasado que productos chinos por 50.000 millones de dólares estarían sujetos a aranceles del 25 por ciento en un intento por arreglar el déficit comercial entre ambos países, estimado en 350 mil millones de dólares a favor del gigante asiático.
Desde entonces, las dos naciones han intercambiado varias rondas de aumentos de aranceles comerciales entre sí.
En julio pasado, establecieron un arancel recíproco del 25 por ciento a productos por valor de 50.000 millones de dólares.
El 24 de septiembre EEUU puso en marcha una tarifa del 10 por ciento a las importaciones chinas por 200.000 millones de dólares, a lo que China respondió con un arancel del 10 y el 5 por ciento sobre importaciones estadounidenses por 60.000 millones de dólares.
Estados Unidos exige a su rival asiático reciprocidad en la apertura de su mercado interno, el respeto a la propiedad intelectual y el cese del intervencionismo estatal y el fin de la exigencia de transferir tecnología a su territorio. La Unión Europea coincide con Washington en estos puntos, indicó Sputnik, pero no se atreve a decirlo tan alto y claro como su aliado del otro lado del Atlántico.
Luego, Trump amenazó con aumentar los aranceles para productos chinos por un valor de 200.000 millones de dólares del 10 al 25 por ciento.
El ministro de Economía y Finanzas francés, Bruno Le Maire, aseguró que todo el mundo perdería en la «guerra fría comercial» entre China y Estados Unidos y urgió a encontrar una solución.
«Corremos el riesgo de entrar en una guerra fría comercial entre China y Estados Unidos, todos saldremos perdedores, es urgente encontrar soluciones», escribió el ministro francés en su cuenta de Twitter.
Así como EEUU está introduciendo medidas proteccionistas para su economía, otros países harían lo mismo, se establecería una escalada proteccionista y se encarecerían todos los productos transados a escala mundial.
Pero, más allá de las represalias contra China, Donald Trump tiene duras críticas contra los tratados y acuerdos que regulan el comercio mundial, regidos por la Organización Mundial del Comercio (OMC), y contra otros tratados que se han gestados a lo largo de décadas en el marco del multilateralismo.
La postura de Trump, proteccionista y nacionalista, es rechazada en distintos escenarios a lo largo del planeta.
Europa también está involucrada en la misma guerra, porque, sin la agresividad mostrada por EEUU hacia China, Washington elevó los aranceles al acero y eso involucra a la industria automotriz europea, lo cual ha obligado a la Unión Europea a avanzar en medidas que las protejan de las sanciones impositivas estadounidenses.
Alivio de tensiones
Así estaba la situación el 1º de diciembre en Buenos Aires cuando las principales naciones industrializadas se reunieron a propósito de la Cumbre del G-20, las 20 economías más industrializadas y emergentes del mundo.
Europa y China, así como Rusia, la India, Japón y otros, buscaban reforzar las relaciones y acuerdos multilaterales, principalmente lo concerniente a la OMC, y frente al proteccionismo estadounidense.
El G-20 logró consensos, aunque tibios por parte de EEUU, en cuanto al respeto a las reglas de la OMC, pero prometieron modernizar la organización para mejorar el comercio mundial.
Pero la verdadera noticia del G-20 era el encuentro bilateral entre Trump y su homólogo chino Xi Jinping, principalmente por la última amenaza de Trump de volver a elevar los aranceles de 10 a 25%, esta vez por 20 mil millones de dólares en productos del país asiático.
Para alivio mundial Trump y Xi acordaron que no intercambiarán aranceles adicionales después del 1 de enero de 2019 y procurarán conseguir la anulación de los aranceles adicionales en tres meses, informó el portavoz del Ministerio de Comercio del gigante asiático Gao Feng, citado por Sputnik.
Durante la reunión, Trump acordó posponer el nuevo aumento de aranceles, pero advirtió que si las negociaciones no tienen éxito dentro de tres meses, los aranceles seguirán su camino según lo planeado.
China, a su vez, acordó comprar una «cantidad sustancial» de productos agrícolas, energéticos e industriales de EEUU para reducir el desequilibrio comercial entre los dos países, según la Casa Blanca.
Ambos países ya iniciaron las rondas de negociaciones y están satisfechas con los acuerdos parciales en los que han avanzado.
Las consultas se centran en primer lugar en los productos agrícolas, la energía y el sector automotor.
Los negociadores de ambas naciones abordarán también el tema de la protección de la propiedad intelectual, la cooperación tecnológica, el libre acceso a los mercados y el equilibrio comercial.
China busca nuevos aliados
La agencia EFE analizó que la guerra comercial y las tensiones con EEUU llevaron a China en 2018 a dulcificar sus lazos con países como Japón o Australia e intensificarlos con regiones como Latinoamérica, donde la presencia del gigante asiático es cada vez mayor
Paradójicamente, afirma a agencia española, que el aumento arancelario de EEUU contribuyó a que China se acercara a rivales históricos como Japón, con la primera visita de un primer ministro nipón a Beijing en siete años, o a competidores regionales como Australia, pese a las turbulencias vividas con este país durante el año, marcado por las tensiones marítimas y acusaciones de espionaje.
También Latinoamérica ha sido testigo de la intensificación de los planes de búsqueda de nuevos aliados chinos, cristalizados bien mediante su ambiciosa iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda o a través de eventos como la primera Expo Internacional de Importaciones de Shanghái, que contó con una amplia presencia de países de esta región.